Francisco Albertí, socio responsable de la oficina de KPMG en Balears, recuerda que el precio de la vivienda es más barato aquí que en Centroeuropa

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Francisco Albertí dirige la oficina de KPMG en Palma, que cuenta con unos 30 profesionales. Recientemente ha sido nombrado socio Corporate Finance de Transacciones Hoteleras en KPMG España. La firma de servicios globales está presente en más de 160 países y cuenta con 200.000 trabajadores. Los servicios más importantes son auditoría, servicio legal y fiscal, advisory o consultoría, y deal advisory, que es el departamento de transacciones.

¿Cuál es la situación general del mercado immobiliario residencial?
Balears es un gran destino a nivel mundial. Las nuevas posibilidades que dan las empresas a sus ejecutivos de poder trabajar desde casa, incluso algunos siempre en remoto, ha hecho que sean muchos los que quieren pasar más tiempo en España, donde el clima es mejor, la seguridad es muy buena, la oferta sanitaria y las infraestucturas son excelentes... La demanda se ha multiplicado. Además, el precio del metro cuadrado en Mallorca, incluso en unifamiliar de lujo, es mucho más bajo aquí que en Centroeuropa, por lo que son muchos los que buscan una residencia para vivir.

No solo para vivir, sino que también como inversión.
Mallorca ofrece buenas oportunidades de inversión, pero la mayoría de los extranjeros que compra una casa aquí es para vivir.

¿Cómo está el mercado hotelero? ¿No ha habido tantas transacciones como se esperaba?
Durante la pandemia se pensaba que habría grandes movimientos porque el sector se paralizó. Gracias a las ayudas y movimientos de contención del Gobierno de España con ERTE y la financiación ICO han conseguido que el sector demostrara que es más resiliente de lo que se pensaba. El número de transacciones hoteleras realizadas en 2021 ha sido parejo al de 2019, cuando tampoco fueron tantas. Han sido operaciones puntuales, aunque en algunas se han pagado precios récord, como en el caso del Formentor o el Punta Negra.

Lo normal sería que empresas hoteleras compraran hoteles, pero habitualmente son fondos de inversión. ¿Estamos ante casos evidentes de especulación?
No es especulación en el sentido negativo. La especulación tiene un sentido positivo. La especulación en sentido positivo es invertir en un sector que es una oportunidad y sacar un rendimiento. El hecho de que se hable tanto de los fondos de inversión responde a que hay mucho capital disponible, que acude al sector turístico como uno de los que más crecerá y de los más sólidos. España es un centro de referencia de la industria turística. Quieren invertir en España y en uno de los sectores más prominentes en los próximos diez años.

El modelo de los hoteleros mallorquines de ostentar la ‘piedra’ de los hoteles, ¿va a menos?
No es que vaya a menos. En Mallorca se han vendido pocos hoteles y por circunstancias de transición generacional. La mayoría de las cadenas medianas son propietarias. Y dentro de las grandes cadenas hay de todo. Riu tiene la inmensa mayoría de sus establecimientos en propiedad, mientras que otras van cada vez más hacia un modelo asset light aunque mantienen un peso importante de propiedad.

¿Los fondos Next Generation tendrán capacidad transformadora? ¿Llegarán a tiempo?
Son una gran oportunidad, no solo para reactivar la economía, sino para avanzar en asignaturas pendientes como la digitalización y la sostenibilidad, tanto para el sector público como el privado. Hay un PERTE de regeneración urbana para transformación energética, rehabilitaciones, etc. Y se están retrasando porque la administración no tiene recursos humanos suficientes para administrar la aplicación y distribución de fondos.

¿Los sabremos aprovechar?
Mejor o peor, los aprovecharemos. Porque todo lo que no se aplique se tendrá que devolver.

¿Cómo ve el debate generado sobre la limitación de plazas y el decrecimiento turístico?
El número de turistas se ha incrementado de forma exponencial en los últimos 15 años. Hace veinte años ya había empresarios y empresarios hoteleros que decían que en Mallorca no nos podíamos permitir el lujo de recibir más turistas. El gran incremento ha llegado de la mano del alquiler vacacional. La necesidad de limitar el número de turistas es un debate legítimo del que se habla desde hace muchos años. La ley turística es una oportunidad. Independientemente del resultado final, es una buena decisión que los consells insulars puedan repensar los PIAT para hacer planificación urbanística.

Y con los cruceros, ¿Qué hay que hacer?
Me parece adecuada la limitación. Uno puede pensar que limitar es negativo porque va contra la libertad de mercado, pero somos una isla querida y en el ranking de destinos más buscados, y hemos de conseguir que lo siga siendo.