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Los indicadores de miedo están disparados: VIX por encima de 30; porcentaje de bajistas según la encuesta de sentimiento del inversor minorista de la AAII en máximos históricos, y el índice Fear & Greed de CNN Business, que se calcula en función de siete indicadores, marcando «miedo extremo».
El mercado no deja de ser un conjunto de personas y como seres humanos lo normal es dejarse llevar por emociones, especialmente cuando hay movimientos de masas. Está claro que las caídas de bolsa de estos meses y los ruidos de inflación, tipos de interés, guerra o confinamientos en China marcan los ánimos de los inversores, especialmente de los más pequeños y con menos visión largoplacista. Aunque, generalmente, tras picos de indicadores de miedo suben las bolsas, muchos inversores venden para invertir en otros activos.

Los dos «valores refugio» por excelencia son el franco suizo y el oro, aunque realmente el concepto más acertado sería el de «valor poco correlacionado». No se trata simplemente de un matiz: si por refugio se entiende «no riesgo», es un grave error. Tanto uno como otro han sufrido descensos, en ocasiones muy bruscos. A eso hay que añadir que esas bajadas, en muchas ocasiones, han coincidido con subidas de bolsa, de ahí el concepto de «valor poco correlacionado», lo que provoca más desasosiego entre estos inversores: pierden dinero mientras las bolsas suben.

Teniendo claro que el riesgo es real, hay que valorar pros y contras de ambos. En el caso de la divisa helvética, tiene un histórico tranquilo, pero no siempre: en 2015 un movimiento del Banco Nacional de Suiza provocó la quiebra de brokers y de fondos de inversión. Otro inconveniente es su falta de rentabilidad extra: una forma de comprar divisa es invertir en bonos públicos del país; la rentabilidad de los suizos es negativa.

De momento está plano en 2022: no ofrece rentabilidad a los inversores, pero tampoco pérdidas (si se ha comprado antes de marzo), más allá de comisiones, tipos negativos e inflación.

ORO. Respecto al oro, hay que partir de la base que es más volátil que el franco suizo y tampoco es garantía de éxito, de hecho está muy alejado de sus máximos históricos. Aparte de este componente, muchos inversores no saben cómo acceder a él. Hay cuatro opciones: (i) oro físico con problemas de seguridad, almacenamiento, precio y liquidez; (ii) vía futuros, que sería la forma más exacta en cuanto a precio se refiere pero con el riesgo del fuerte apalancamiento de este mercado; (iii) vía ETC, tal vez la forma que mejor replica sin riesgo de los derivados y (iv) vía fondo de acciones mineras; en este caso el precio no es exacto y es más volátil al incorporar el factor «bolsa» de las empresas cotizadas.

Éste sí está en positivo en 2022 pero la rentabilidad es escasa, si lo comparamos con otros momentos históricos en los que las bolsas han sufrido. De hecho, también está lejos de sus máximos anuales.
En cualquier caso, son dos opciones válidas para profundizar en la diversificación de una cartera de inversión, pero, contrariamente a lo que se piensa, es muy arriesgado derivar todo el patrimonio a estos activos.