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A medida que tomamos conciencia de los grandes cambios que ha acelerado la COVID-19 y de las nuevas ventanas de oportunidad que ha abierto –especialmente, a través de la tecnología–, la gran pregunta que surge, a escala regional, es si es posible dar con una ‘nueva apuesta de desarrollo’ ganadora que venga, una vez más, de la mano del turismo. Esto es si, desde el turismo, Balears puede dar respuesta a los grandes desafíos que nos impone el contexto actual en materia de competitividad, sostenibilidad y cohesión social.

A pesar de estar convencido de la que la respuesta a esta gran pregunta es afirmativa, no cabe ignorar el hecho de que cualquier intento de materializar con éxito esta ‘nueva apuesta desarrollo’ obliga a los actores, públicos y privados, ya sea desde una concepción individual o colectiva, a abrir un proceso de reformulación turística. Esto es así por varios motivos, pero principalmente por uno.

Y es que, según se desprende del índice de competitividad turística (i|ICT) que elabora la Fundación Impulsa Balears, nuestras islas atesoran un potencial turístico ‘muy alto’, pues se sitúan entre las 10 regiones (concretamente, en el 6º lugar) con más capacidad para favorecer el desarrollo del turismo e impulsar, de vuelta, la capacidad de este conglomerado de actividad y conocimiento para contribuir a la prosperidad regional. Sin embargo, este buen resultado esconde una elevada dispersión de puntuaciones en los 12 pilares que lo sustentan. Una dispersión que impide, en estos momentos, que podamos traducir nuestra madurez en sofisticación. De hecho, entre las 20 regiones con más potencial turístico del ranking, somos la 3ª región con el desequilibrio de puntuaciones más acentuado.

Este hecho, abre y, a la vez, guía una ardua, pero positiva, labor de reformulación. Una reformulación de amplio calado que se apoya en un elevado potencial turístico y que, afortunadamente, cuenta, hoy, con la economía circular como un gran aliado. Y es que, la economía circular es una vía de progreso que:
• Abre nuevas fuentes de valor desde la tecnología, contribuyendo, así, a optimizar y alargar la vida de los materiales y recursos que se utilizan en las actividades de la cadena de valor turística.
• Afronta la advertida insostenibilidad del modelo lineal que caracteriza los actuales patrones de producción y consumo turístico, provocando la aparición de nuevos modelos de negocio.
• Activa palancas de eficiencia e innovación que son clave para impulsar la competitividad de nuestro territorio, como región y como destino.

De este modo, el tránsito hacia un sistema turístico circular permitiría urdir en Balears una ‘nueva apuesta desarrollo’ orientada en positivo a reintepretar la posición de liderazgo turístico de las islas en el mundo y diseñar desde el archipiélago una posición nueva y pionera a nivel internacional que apunta, con importantes expectativas, a un ‘turismo regenerativo’.

Un salto en toda regla que aspira a reparar las externalidades negativas acumuladas hasta el día de hoy y que abre la vía para que el turismo coevolucione junto al ecosistema, el sistema cultural… a través de la activación de nuevas palancas de creación y captación de más valor.

Se trata de una apuesta, sin duda, ambiciosa tanto a nivel regional como turístico que, en Impulsa Balears, suscribimos totalmente. Porque estamos convencidos de que el turismo es, hoy, la gran baza activable a favor de la reformulación de Balears.