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La explosión del volcán Cumbre Vieja, en la zona de la isla de La Palma conocida como Cabeza de Vaca, ha obligado hasta el momento de escribir este artículo a evacuar a más de 6.000 personas de las zonas afectadas y ha calcinado más de 200 edificios.

Meliá Hotels International tiene un hotel muy querido en la isla de La Palma, situado en una antigua lengua de lava solidificada sobre el mar, junto a la tranquila playa de Puerto Naos. El único gran establecimiento turístico de esa parte de la isla consta del hotel Sol La Palma y de los Apartamentos Sol La Palma (casi 500 unidades en total). Aunque fuera, afortunadamente, de la trayectoria prevista para las coladas de lava, el hotel se encuentra tan solo a algo más de un kilómetro de la playa de Tazacorte, por donde previsiblemente verterán al mar.

Tras múltiples reuniones de coordinación en las que participó nuestro equipo del hotel, ante los avisos de los vulcanólogos y los continuos movimientos sísmicos, la explosión del volcán en la tarde del domingo precipitó las cosas, y el director del hotel recibió la orden de evacuación inmediata y total. ¡En muchos casos nuestros clientes y empleados ni siquiera pudieron recoger sus pertenencias! Tras localizar a todos los huéspedes, reagruparlos y trasladarlos en autobuses al punto seguro, les ofrecimos alojamiento en varios de nuestros hoteles al sur de Tenerife, propuesta que la mayoría –más de 350 personas- aceptaron.

Es justo reconocer la excelente coordinación llevada a cabo por las autoridades y la gran colaboración público-privada con unas mismas prioridades: en primer lugar, la seguridad y la salud de las personas afectadas por esta tragedia; en segundo lugar, la atención a aquellos residentes que hayan perdido sus propiedades y pertenencias y, en tercer lugar, apoyar la recuperación de la normalidad social y económica en la isla lo antes posible, impulsando un plan específico de promoción para La Palma. Un aplauso por ello a los gobiernos de Canarias y de España, y espero que las ayudas que con tanta rapidez han anunciado lleguen con la rapidez y entidad necesarias para paliar los daños.

Por último, quiero reconocer el impresionante trabajo del equipo de Meliá en Canarias en general, porque no solo priorizaron la seguridad y el bienestar de las personas y llevaron a cabo una impecable operación de evacuación, sino que han tratado además, de preservar al máximo la experiencia de unos huéspedes que vieron interrumpidas sus vacaciones en el paraíso palmero. Hoy, muchos de nuestros colaboradores llevan más de 40 horas sin dormir, y no por ello han perdido la sonrisa y la disposición para ayudar a los clientes a realizar todas sus gestiones y disfrutar de sus vacaciones, ofreciéndoles bonos de “todo incluido” (algo importante si pensamos que muchos clientes ni siquiera llegaron a coger sus carteras ni sus tarjetas de crédito).

A todos ellos mi enhorabuena, y a los residentes de La Palma, mi afecto y mi compromiso de que haremos todo lo posible para devolver cuanto antes la normalidad a la isla. Es nuestra vocación y nuestra responsabilidad.