La conservación marina y la eliminación de plásticos ha sido uno de sus proyectos principales, financiando incluso la compra de una barca.

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Declarada oficialmente por la UNESCO como Reserva de la Biosfera en 1993, Menorca lleva prácticamente treinta años concienciada en materia de sostenibilidad y conservación de un patrimonio y de un paisaje natural y cultural, que ha sabido mantener y mantiene. Lo que ahora es una tendencia global lleva tiempo incorporado al ADN de la isla, si bien queda todavía mucho trabajo por hacer. En este sentido, la fundación Menorca Preservation Fund es una entidad sin ánimo de lucro creada en 2017 que se dedica a recaudar fondos a nivel local e internacional de personas y empresas que tienen un estrecho vínculo con la isla con el objetivo de contribuir a impulsar proyectos mediomabientales, un trabajo que ya ha empezado a dar sus primeros frutos.

ORIGEN. Menorca Preservation Fund (MEPF) forma parte de Conservative Collective, una importante red internacional de once fundaciones de preservación locales, cada una de las cuales fue creada por el filántropo británico y empresario ecologista Ben Goldsmith con el objetivo común de trabajar en los mismos objetivos medioambientales de forma independiente entre ellas y según el contexto local de cada entidad. En cada una de las fundaciones se crea un comité directivo compuesto por los donantes más activos, que se reúnen periódicamente para supervisar el proceso de subvenciones y ayudas a dirigir la estrategia en una colaboración completamente altruista. En el caso de MEPF, la preservación de la isla de Menorca se ha convertido en el objetivo esencial de la entidad, centrándose en distintas áreas como la conservación marina, la conservación de la producción de alimentos locales y del paisaje, la gestión responsable de los residuos, el agua potable y las energías renovables. “Nosotros creemos que si apoyamos iniciativas locales, tendremos un impacto positivo tangible y contribuiremos a la implantación del cambio duradero que Menorca necesita para preservar su entorno y prosperar de manera sostenible”, explica Rebecca Morris, directora de MEPF desde su inicio.

Entre 2018 y 2019 la entidad ha conseguido recaudar más de 300.000 euros, de los cuales ya se han beneficiado 28 proyectos por un valor de 217.407 euros.

CONSERVACIÓN. La actividad de conservación marina ha sido uno de los ejes prioritarios desde el inicio de singladura de la MEPF porque se ha considerado vital para apoyar la recuperación de los ecosistemas marinos y la vida silvestre de Menorca. Su preocupación se centró en paliar los efectos perjudiciales de la pesca intensiva, los anclajes en áreas especialmente sensibles, el turismo masivo y la contaminación marina provocada por la creciente aparición de basura en forma de plásticos.

Entre 2018 y 2019 y gracias a la MEPF, el Observatorio Socioambiental de Menorca pudo retomar sus investigaciones en el medio marino que no habían sido financiadas desde 2011. Con ello se pudieron llevar a cabo las dos primeras fases de sus dos proyectos de conservación marina que involucraban estudios biológicos de las áreas de protección marina nuevas y existentes así como el monitoreo de zonas de posidonia. Asimismo, fruto de otro estudio de OBSAM financiado por la MEPF, se comprobó que se había producido una disminución de especies marinas en Menorca de hasta un 80%, unos datos preocupantes que motivaron la voluntad de impulsar proyectos de recuperación.

Fruto de todo ello y en colaboración con la Asociación Leader, se dotó de una embarcación destinada a vigilancia en el área protegida marina del sur de Menorca con la que además de realizar una tarea informativa, se utilizó para eliminar desechos plásticos, monitorizar pesca recreativa, recoger redes fantasma o incluso para limpieza de playas. “Los resultados tangibles de esta acción ayudaron a incrementar la vigilancia. Hasta 189 embarcaciones fueron informadas y dejaron de pescar en la zona”, detalla Morris.

Otro proyecto relacionado titulado “Más peces, menos plástico” contribuyó a que 16 puntos de venta de pescado local de Menorca participaran en un proyecto piloto para disponer de envases compostables en la venta. Con ello repartieron 80.000 bolsas alternativas al plástico y se consiguió que en el Mercat del Peix de Ciutadella se implementase como requisito que todos los puestos usaran bolsas compostables como norma. “Hemos conseguido que una pequeña iniciativa haya tenido un cambio a largo plazo”, añade la directora. También se ha apadrinado el movimiento ‘Menorca sin plástico’ que pretende que en 2023 se haya eliminado el plástico de un solo uso, creando un proceso de certificación anual para aquellas empresas y enclaves locales que lo promuevan.

PAISAJE. Siguiendo con sus objetivos marcados, la MEPF ha apoyado al GOB de Menorca en su trabajo para mejorar los recursos y la gestión de agua dulce en nueve fincas del proyecto Custòdia Agrària. “Hemos aportado recursos para contribuir a actualizar y restaurar las instalaciones de recolección de aguas pluviales con los que los agricultores puedan enfrentarse mejor a los problemas derivados del cambio climático”, detalla Rebecca Morris. “El agua dulce es el mayor reto de Menorca en lo que respecta a la sostenibilidad, tanto en la mejora de la cantidad como de la calidad y por ello estamos comprometidos en ayudar”, explica.

Desde la MEPF también van a colaborar con organizaciones locales que trabajen en el desarrollo y mejora de trabajos de regeneración de suelo agrícola sostenible y producción local de alimentos orgánicos así como la diversificación del sector económico, ofreciendo un fuerte soporte a la alimentación local como elemento clave para Menorca. “Creemos en la economía circular, la importancia de un producto sano y de proximidad, por eso impulsamos estas iniciativas que al mismo tiempo evitarán la generación de toneladas de emisiones de carbono que provienen de la importación de productos foráneos de la isla”, comenta la directora.

COVID-19. La emergencia de la COVID-19 ha visibilizado todavía más la labor que la MEPF quiere llevar a cabo en Menorca con el ejemplo del apoyo reciente a un proyecto de ayuda alimentaria protagonizado por Sa Cooperativa del Camp, Cruz Roja y Artiem Hotels, para evitar que se desperdiciara producto local debido al cierre de hoteles y restaurantes, canalizándolo hacia familias vulnerables. “Nuestra ayuda sirvió para que Cruz Roja pudiera tener acceso a una parte de estos excedentes de agricultores locales, que posteriormente fueron entregados a las familias durante 3 meses. El valor de este proyecto permitió adquirir 20 toneladas de excedente, dando apoyo a un sector muy perjudicado. De algún modo conseguimos cerrar el círculo”, concluye Morris.