MENORCA - XVIII EDICION DEL CONCURSO DE QUESO ARTESANO DE LA DENOMINACION DE ORIGEN PROTEGIDA MAO - MENORCA. | Joan Socies

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En la sede del Consejo Regulador de la Denominació de Origen Protegida Queso Mahón-Menorca respiran aliviados tras conocerse los datos de comercialización a 31 de agosto. No es la cifra que les hubiera gustado alcanzar, pero teniendo en cuenta las funestas previsiones iniciales provocadas por la pandemia, están moderadamente satisfechos. Si tenemos en cuenta que de marzo a mayo, las ventas de la Denominación de Origen del Queso Mahón-Menorca habían caído más de un 80 por ciento y las piezas se amontonaban en los almacenes sin salida alguna, el 30 por ciento menos anual que tienen ahora de venta se considera positivo. En este sentido, la temporada turística y el aprecio que tiene el consumidor nacional por el producto han servido de contrapeso a la parálisis del turismo, el comercio y la hostelería.

Como recuerda el presidente de la CRDO, Bosco Triay, una bajada en abril no tiene el mismo efecto que lo que representa en agosto, ya que en verano, es cuando realmente la comercialización se dispara.

Otra de las cuestiones con las que se ha tenido que lidiar durante la pandemia ha sido con el excedente de la leche y sus efectos sobre el campo menorquín. Un acuerdo histórico con la implicación de la administración pública y el sector láctico ha permitido solucionar el problema, como mínimo hasta final de este año.

VENTAS. Los efectos de la COVID-19 sobre la comercialización del queso Mahón-Menorca tendrán presumiblemente a final de año un impacto negativo de cinco millones de euros, lo que supondrá un retroceso en el histórico de cifra de negocio que no se veía desde el año 1996, cuando la CRDO comercializó 1.787 toneladas. Hay que tener en cuenta que las 48 queserías menorquinas generaron el año pasado un volumen de negocio de 16,6 millones, al que este ejercicio insólito habrá que restar el 30 por ciento de disminución en las ventas que están teniendo. De enero a setiembre de 2019 se habían comercializado 1.7318 kilos y este 2020, se ha llegado a los 1.210, 525.450 kilos menos. El mercado principal sigue siendo Mallorca y Eivissa (47% en 2019), que absorbe la mayoría de las compras, seguido de Menorca. En la península, Catalunya lidera el ranking como principal mercado. Respecto a la exportación, también se ha visto afectada por la pandemia con una reducción de la cifra de negocio a la mínima expresión. En 2019 la cuestión de los aranceles con Estados Unidos, su primer mercado, ya afectó a las ventas con un retroceso de 22.115 kilos comercializados, pasando de 177.608 en 2018 a 155.493 en 2019. La única nota positiva es que aumentaron el número de países a los que llegó el queso menorquín, pasando de 45 a 49 destinos, con respecto al año anterior. Estados Unidos acaparó el 54,78% de las ventas, Alemania el 8,36% y República Dominicana el 8,07%.

PERSPECTIVAS. Las fincas han vuelto a reanudar la producción desde este mes de setiembre, pero con la mirada puesta en 2021. El presidente de la CRDO confía que el próximo verano sea más normal y que el turismo regrese nuevamente a Balears. “Por suerte, en Menorca el turismo nacional solo se ha resentido un 50 por ciento y a partir del año que viene, esperamos que todo vuelva a ser como antes en la medida de lo posible. Este año 2020 acabaremos todos con pérdidas en nuestros balances pero, como mínimo, no tendremos que cerrar”, añade Bosco Triay.
Desde el Consell Insular de Menorca y el Govern balear se han implementando medidas de reactivación en el sector, entre ellas la tramitación por vía ministerial de una convocatoria de ayudas europeas para el almacenamiento de queso Mahón-Menorca. “Siete empresas queseras de Menorca y una de Mallorca ya han recibido ayudas de la Comisión Europea para almacenar un total de 481 toneladas de producto durante la pandemia en sus respectivas instalaciones”, detalla Bosco.
Sin embargo, no existe demasiado optimismo ante la situación vivida. “Veo complicado compensar las ventas y espero que la vacuna pueda llegar más pronto que tarde. Abrir nuevos mercados es costoso y nos resulta difícil penetrar en nuevos países, pero está claro que podemos mejorar. Los recursos de promoción de ferias y campañas este año los hemos tenido que dedicar íntegramente a incentivar el mercado local y nacional”, comenta Triay. La incertidumbre pesa sobre el futuro pero se confía en las fortalezas de un producto con tanta tradición como es el queso mahón-menorca.

EFECTO SOBRE LA LECHE. Uno de los efectos colaterales a la paralización de las ventas de queso, ha sido el excedente de leche generado. A las dos semanas de iniciarse el confinamiento, las queserías detectaron que la comercialización se había frenado en seco y consecuentemente paralizaron la producción porque en 15 días, no hubiera habído espacio suficiente para almacenar todo el stock. Pero lo que no se podía frenar era el ciclo natural de generación de la leche por parte de las fincas ganaderas y por ello, desde el Consejo Regulador se pusieron en contacto con las administraciones públicas para encontrar una solución conjunta al problema que amenazaba gravemente al sector primario de la isla.
En este sentido, como explica Bosco Triay, la iniciativa que surgió de las diversas reuniones que se mantuvieron con la presidenta del Consell Insular de Menorca, Susana Mora y el Conseller de Economia, Miquel Company les llevó a conseguir un acuerdo histórico para el campo de Menorca. El acuerdo consistíria en que las queserías con más capacidad, COINGA, La Payesa y Sa Canova, absorberían toda la leche de las fincas menorquinas, llevando a cabo una producción de un queso fresco pasteurizado que se suministraría a Queseria Industrial Menorquina (antigua El Caserio). A cambio, tanto el Govern Balear a través del Fondo de Garantía Agraria y Pesquera de Baleares (Fogaiba), como del Consell Insular, compensarían el coste derivado de esta operación.

Los resultados, tras dos meses y medio de operativa desde finales de abril hasta junio, permitieron dar salida a un excedente de más de 2,5 millones de litros de leche, que se transformaron en 330 toneladas de queso industrial, tal como explicaba el director de Queseria Industrial Menorquina, Jesús Esparza. “Estamos contentos de haber formado parte de la solución y haber podido funcionar como válvula de escape para todo este excedente. Esta situación de emergencia nos ha confirmado lo que venimos pensando estratégicamente como empresa, en el sentido que podríamos absorber gran parte de la producción lechera que tiene Menorca. Es verdad que como cliente tenemos el handicap de la presión en precio de compra, porque solo podemos pagar el equivalente a la tarifa internacional de mercado, pero tenemos la enorme ventaja del volumen” detalla el directivo.
Este mes de octubre el Consell Insular ya ha tomado la decisión de prorrogar la ayuda hasta final de año hasta un 75 por ciento para que se puedan seguir asumiendo los excedentes lácteos mediante un nuevo convenio que todavía se está preparando, para respaldar de nuevo al sector.