La cuarentena impuesta por el Reino Unido ha sido determinante. Numerosos establecimientos no han abierto y la ocupación media es inferior al 50%.

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Todo el mundo sabía que la temporada turística sería atípica, que estaría marcada por la evolución de la pandemia. Y así ha sido. Ha experimentado severos contrastes desde que se permitió la apertura de los hoteles a finales de junio, que han llevado a empresarios y trabajadores a transitar entre la euforia y la desesperación.

Ahora, iniciado ya el mes de agosto, hay coincidencia en señalar que la temporada ha sido peor de lo que se esperaba en los primeros días de julio, cuando tras la prueba piloto realizada con éxito, el optimismo se apoderó del sector. Un buen número de establecimientos no ha llegado a abrir sus puertas y los que se lanzaron a la aventura han conseguido ocupaciones diversas, pero en general por debajo del 50%.

La puntilla a la temporada fue la cuarentena ordenada por Gran Bretaña para los viajeros procedentes de España. De esta manera, el mercado británico ha sido el que más se ha resentido respecto a años anteriores, pese a que su inicio fue esperanzador. Los alemanes no han dejado de llegar a Mallorca, aunque lo han hecho en mucho menor medida que otros años, como también ha sucedido con mercados emisores tan potentes como el francés, el italiano o el escandinavo. Suiza, además, fijó una cuarentena para los viajeros procedentes de España, aunque dejó fuera a los que lleguen de Baleares y Canarias.

En todo caso, es evidente que no es una buena noticia. Y en este mismo sentido, Alemania vigila con atención la situación de España, al tiempo que comprueba cómo aumentan sus casos. Queda aún temporada por delante, pero hoy nadie espera ya un repunte significativo de las reservas. La posibilidad de prolongar la temporada es una quimera, si bien el fin de actividad dependerá de la evolución del mercado en las próximas semanas. En todo caso, es significativo que durante el primer fin de semana de agosto ya cerraran algunos hoteles que habían abierto a principios de julio. Los hoteleros ponen ya la vista y buena parte de sus esfuerzos en 2021. Son conscientes de que la temporada próxima dependerá también en gran medida de la evolución de la pandemia, del descubrimiento de la vacuna y de la existencia de un tratamiento eficaz.

Los hoteleros de Baleares son conscientes de que poco o nada pueden hacer en las cuestiones médica, pero quieren estar perfectamente preparados para que Baleares sea un destino seguro. Además, en el escenario más optimista -con vacuna es evidente que la reconquista de los mercados no será fácil y que las ofertas serán numerosas y cuantiosas.

El confinamiento

El confinamiento cogió por sorpresa a todos los hoteleros, que se vieron obligados a cerrar sus establecimientos tan pronto como se repatrió a todos los turistas. Entonces, la esperanza era poder abrir en Semana Santa del 15 al 21 de abril-, aunque pronto quedó claro que sería imposible. El inicio de la temporada había quedado en blanco y los esfuerzos se centraron entonces en el comienzo del verano.

La situación turística ha sufrido multitud de vaivenes durante los últimos meses, siempre a expensas de la pandemia. A principios de junio ya se confiaba en poder abrir en los primeros días de julio unos 300 hoteles, alrededor del 25% de la planta, al tiempo que se centraban los esfuerzos en convertir Mallorca en un destino seguro.

Fue el lunes 8 de junio cuando Balears recuperó la movilidad entre islas sin restricciones. El inicio fue desastroso, aunque aerolíneas y navieras anunciaron entonces que pensaban aumentar los trayectos a partir del 15 de junio. El Real Mallorca quiso realizar su pequeña contribución a la reactivación económica y anunció que Son Moix pasaría a denominarse Visit Mallorca Estadi para promocionar la isla. El Consell de Mallorca anunció también en la primera semana de junio que pondría en marcha un plan estratégico para reactivar el turismo con una dotación presupuestaria inicial de 7,5 millones de euros.

El Gobierno de Pedro Sánchez autorizó la apertura de discotecas y bares de ocio nocturno desde el lunes día 8 de junio, aunque solo con un tercio del aforo. El Govern balear fue mucho más restrictivo y prohibió la apertura de las discotecas, aunque decidió ampliar el aforo de los restaurantes.

Fue también en los primeros días de junio cuando el Gobierno autorizó que se presentaran los ERTE parciales por centros de trabajo y no por empresa. La medida era imprescindible para incentivar la apertura de establecimientos, ya que de esta manera las compañías no perdían la bonificación de los trabajadores de un centro de trabajo -hotel que continuara cerrado.

La Federación Empresarial Hotelera de Mallorca y la Asociación de Cadenas Hoteleras obtuvieron la autorización de Madrid para realizar un plan piloto turístico en Mallorca a partir del lunes 15 de junio, que afectaba a hoteles de Iberostar, Riu, Garden y Viva Hotels.

La playa de Magaluf, casi desierta a finales de julio.

La autorización del plan piloto propició un aluvión de reservas desde Alemania. Fue un momento de euforia, puesto que, aún antes de realizarse, el plan piloto ya daba sus frutos y Mallorca se presentaba así como un destino seguro.

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El Gobierno anunció el domingo 14 de junio que España abriría sus fronteras con la UE el 21 de junio, pero Baleares acogió a los primeros turistas del plan piloto el 15 de junio. Las imágenes de los trabajadores de uno de los hoteles del plan piloto aplaudiendo la llegada de los visitantes que inauguraban la temporada recorrieron Europa. Las reservas continuaron al alza y la temporada se preveía ya mejor de lo que se se esperaba inicialmente. De hecho, el número de hoteles que decidió en estos días abrir sus puertas se multiplicó. Además, los mejores pronósticos contaban con alargar la temporada con cifras más que aceptables hasta finales de octubre. En este sentido, Sebastian Ebel, CEO del grupo Tui, aseguraba en Palma que se programarían más vuelos hacia Mallorca hasta el primero de noviembre.

El martes 16 de junio, un grupo de turistas del plan piloto se quedó en tierra puesto que sus vuelos a Palma no habían sido autorizados. Fue la anécdota negativa de un plan piloto que situó a Mallorca en la primera página de todos los medios alemanes y convirtió la isla en un destino seguro. Los locales de ocio nocturno pudieron abrir desde el lunes 21 de junio, aunque solo los que tienen una capacidad inferior a las 300 personas. Además, quedaron excluidos los locales ubicados en las zonas reguladas por el decreto del turismo de excesos. La apertura de fronteras acabó con el plan piloto, pero disparó el número de reservas. En todo caso, las previsiones situaban la ocupación en julio en torno al 40%, si bien se esperaba alcanzar más del 60% en agosto. La promoción turística recibió un nuevo espaldarazo al saberse que el tenista Rafael Nadal promocionaría Mallorca. Ha cedido gratuitamente su imagen como reclamo para un anuncio televisivo que se ha emitido en los principales mercados emisores.

A finales de junio se supo que la crisis sanitaria ha supuesto la pérdida de más de 80.000 congresistas y que Meliá había recolocado en 2021 más de 60 eventos programados para este año.

Antes de que acabara junio se hizo público que Gran Bretaña levantaría la cuarentena, hasta entonces obligatoria, para los turistas que se desplacen a Baleares. El número de reservas de británicos, hasta entonces escasas, se disparó. El mes de julio comenzó con un buen número de aperturas, que se vieron ampliadas cuando se abrió el mercado británico a partir de día 10. Los rebrotes son el gran peligro. Catalunya, inicialmente Lleida y después Barcelona y su cinturón industrial, Galicia o Aragón protagonizaron rebrotes peligrosos. El alquiler vacacional inició julio con buenas ocupaciones, superiores a las hoteleras, puesto que el riesgo de contagio parece menor.

El Govern de Francina Armengol anunció el miércoles ocho de julio su intención de hacer obligatorio el uso de la mascarilla, también si puede mantenerse la distancia de seguridad. Todavía no había llegado la obligatoriedad de usar mascarillas cuando los hoteleros hicieron saber que las cancelaciones de reservas iban en aumento. La obligación se hizo efectiva el lunes 13 de julio, con el consiguiente disgusto de los hoteleros, si bien el Govern rebajó la norma con prontitud. De esta manera, el uso de la mascarilla dejó de ser obligatorio en los paseos marítimos y por la naturaleza.

Las grandes multinacionales de alquiler de coches comenzaron a traer vehículos a Mallorca. Arribaron hasta 30.000 en un inicio de temporada que era prometedor.

Ocio descontrolado

La lucha contra los botellones y el ocio descontrolado comenzó a ser protagonista en la segunda semana de julio. Govern, consells, ayuntamientos y delegación de Gobierno decidieron coordinar sus actuaciones. El sábado once de julio se produjo la primera noche de desfases en la playa de Palma y Punta Ballena. Pudieron verse cientos de turistas alemanes y británicos sin mascarillas ni distancia social que, además, provocaron diferentes incidentes de madrugada, tanto en Palma como en Calvià. Las imágenes provocaron la protesta del gobierno alemán y el Govern de Armengol hizo saber que estudiaba la mejor fórmula para cerrar calles y locales. El Govern anunció el miércoles 15 de julio que había decidido cerrar desde día 16 Punta Ballena y las calles del Jamón y la Cerveza en la playa de Palma. La prensa alemana y británica siguió con detenimiento la noticia y dio por buena la decisión del Govern. En Mallorca, CAEB y hoteleros apoyaron la medida, mientras que Pimem y Acotur alertaron de las consecuencias. Los turoperadores, tanto los británicos como los alemanes, apoyaron los cierres. Fue también el 15 de julio cuando medio millar de empresarios y empleados del ocio nocturno se manifestó en el Parc de la Mar y delante del Consolat para poder reabrir sus locales. Un día después, el Govern amplió la medida a dos calles más, General García Ruiz y Federico García Lorca, ambas en Magaluf.

Los rebrotes se convirtieron en la principal preocupación de las autoridades políticas de Balears y de los empresarios. En este sentido, el Govern seguía con especial preocupación la evolución de la pandemia en Catalunya y Aragón. Salut solicitó que se tomara la temperatura a todos los viajeros y que tuvieran la obligación de rellenar un cuestionario. Las noticias sobre rebrotes en diferentes comunidades no pararon y las cancelaciones de reservas se dispararon. El 70% de las reservas hoteleras fueron canceladas por temor a la COVID-19. El sábado 25 de julio fue un día especialmente intenso. El Reino Unido decidió poner en cuarentena a todos los que lleguen a su país procedentes de España. El Gobierno solicitó a Londres que Baleares quede fuera de la cuarentena para lo que propugnó crear un corredor sanitario seguro. La presión del Gobierno no funcionó y se mantuvo la cuarentena para Baleares. Además, Londres, que inicialmente no había desaconsejado viajar a Baleares y Canarias, rectificó y ‘hundió’ también a los archipiélagos. Tui y Jet2, que pese a la cuarentena decretada por el gobierno de Boris Johnson habían decidido mantener sus vuelos entre Gran Bretaña y Baleares, cambiaron de parecer cuando se desaconsejó viajar a las islas.

Gabriel Escarrer, CEO y vicepresidente ejecutivo de Meliá Hotels International, también presidente de la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), criticó la decisión de Londres y pidió al Gobierno español esfuerzos diplomáticos para evitar las cuarentenas de turistas, que tachó de «desproporcionadas» dados los datos epidemiológicos actuales. Indicó que las consecuencias económicas serían importantes y que se suspendería la apertura prevista para algunos hoteles.

Muy criticadas fueron también las declaraciones del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, quien dijo el 27 de julio que la cuarentena obligatoria «en cierto modo nos favorece porque desincentiva que venga gente del Reino Unido». También Escarrer calificó la opinión de Simón de «frívola sin fundamento científico alguno».

Tui anunció el 29 de julio que suspendía sus paquetes a Baleares y Canarias al menos hasta el 4 de agosto. El turoperador, así como también Jet2 y EasyJet Holidays, empezaron a desviar los grupos con reservas en Mallorca a Grecia y Turquía.

El 30 de julio se confirmó la aparición del primer brote de COVID-19 en un hotel, en concreto en seis trabajadores de un establecimiento de Santanyí, que acabaría cerrando sus puertas unos días después.

La situación de la pandemia marcará el final de la temporada, aunque parece claro que en agosto no habrá una avalancha de reservas y que llegar hasta finales de octubre abiertos será complicado.