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El ensayista surcoreano B.C. Han dijo en La sociedad de la Transparencia que «si no estás en internet no existes», porque la información es una parte integral de toda actividad humana y nosotros podemos añadir que el futuro será digital o no será, ya que el proceso de digitalización empresarial, con toda su carga disruptiva, será testigo de la inteligencia artificial (IA) que se multiplicará exponencialmente.

Miles de millones de dispositivos se conectarán a internet y esta preocupación se transmite en las prioridades del nuevo gobierno de la Unión Europea presidido por Ursula von der Leyen para conseguir una Europa más fuerte en el mundo, digitalizada y conectada potenciando los desafíos tecnológicos que están transformando la sociedad, como el blockchain y el resto de tecnologías de registro distribuido (DLT) que están en una primera fase de adopción pero que serán clave para una economía de datos y para una economía productiva eficiente.

La economía blockchain presenta nuevos problemas tecnológicos y legales que obligarán a reinventarlo todo, labor que en estos momentos está trabajando la European Blockchain Services Infraestructure (EBSI) para la creación de una 'identidad soberana', es decir, un tipo de identidad digital habilitada por blockchain que permita que el ciudadano controle su información y elija en cada momento qué dato concreto comparte y sabiendo quién lo tiene.

Uno de los protocolos de consenso que permite el compromiso de forma segura y que está más avanzado en sus aplicaciones empresariales es el mal llamado smart contract, que parodiando a Santillana del Mar, la ciudad de las tres mentiras, el «contrato inteligente» ni es contrato ni es inteligente, ya que se trata de un código que no se puede aplicar cuando hay pactos o cláusulas particulares, pero que es una solución eficaz, rápida y económica en los «contratos multilaterales» o de adhesión, en que las reglas de negocio afectan a varios interesados, se programan una vez y todos aceptan lo que dice el blockchain.

Cadenas de restauración y de hostelería empiezan ya a implementar aplicaciones de IA y blockchain en sus enfoques de gestión: la trazabilidad como medida de control atribuyendo la responsabilidades a las personas implicadas; procesos de certificación y validación de proveedores, y gestión de pagos utilizando los instrumentos de la economía real adaptados al blockchain como primer paso a la tokenización del dinero digital.

Será tal el impacto a largo plazo de la criptografía de las 'cadenas de valor' que los expertos aseguran superará a la invención original de internet, favorecidos por la simbiosis que nos adelantan las teorías del posthumanismo y transhumanismo, entre el ser humano y/o las máquinas, afectarán nuestras vidas y en especial en el ámbito empresarial en el que las 'cadenas de valor' serán indispensables para autentificar y garantizar el normal funcionamiento de la economía en general y de las empresas en particular.

El factor digital ya ha entrado en la gestión de las empresas, que tendrán que desaprender lo que saben y funcionar de manera diferente, porque en las empresas del siglo XXI se acortan las distancias entre las ideas y su realización digital y el blockchain será el eslabón de la ciberseguridad para intercambiar datos, firmar contratos, mandar transferencias... y muchas más aplicaciones aparte de aquellas que dieron luz a las monedas virtuales bitcóin, ethereum, etc.