Águeda Pons junto a sus hijos, Joan y Magdalena Villalonga, en la fábrica Llonga’s de abarcas de Ciutadella. | Josep Bagur Gomla

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Menorca ha presumido siempre de ser tierra de emprendedores y uno de sus ejemplos está en la familia Villalonga de Ciutadella, cuyo ADN empresarial ha marcado a las distintas generaciones.

Joan Villalonga Llorenç abrió en 1920 su primera fábrica de hormas para la creación artesanal de abarcas. Su hijo Joan Villalonga Llabrés industrializó el proceso introduciendo nuevos tornos. Su nieto Joan Villalonga Barceló innovó con la fabricación de la abarca de fantasía. Y su biznieto, Joan Villalonga Pons, optó por diversificar el negocio con la apertura de un negocio inmobiliario. Ahora la marca Llonga’s sumará otro eslabón en dos años con la apertura de un hotel de lujo en el casco antiguo de Ciutadella. El grupo emplea actualmente a 30 personas y el año que viene celebrará su centenario.

ABARCAS. La historia de las abarcas menorquinas se remonta al siglo XIX, cuando los payeses de la isla empezaron a elaborar un calzado tipo sandalia partiendo de un trozo de piel y cuero de buey cosidos a mano. Fue en 1920 cuando Joan Villalonga Llorenç abrió su primera fábrica de hormas, donde la totalidad del proceso de fabricación de las abarcas era artesanal.

En aquella época llegó a crear una docena de pares de hormas de las tallas 35 a 46, usando trozos de madera de haya para hacer las hormas que daban forma a estas las primeras abarcas de color natural y que bautizaron como abarcas rústicas.

“Se considera a mi bisabuelo y al señor Carmelo de es Mercadal los pioneros en el proceso de fabricar abarcas a medida”, explica Joan Villalonga Pons, gerente actual del grupo junto a su hermana Magdalena. “Era todo a mano. Empezaban su trabajo dibujando con lápiz y papel el pie del cliente y en un par de semanas le confeccionaban un par de abarcas”, añade.

Precisamente esta búsqueda de la ergonomía y la calidad fueron el origen de la fabricación en serie de las abarcas, que fueron introduciendo las siguientes generaciones de la familia. “Mi abuelo Joan Villalonga Llabrés siguió elaborando las hormas, pero implementando tornos americanos más modernos. Más adelante se modernizó el proceso con tornos alemanes que eran capaces de fabricar dos hormas simultáneas, y finalmente, con la llegada de los tornos italianos, se añadió precisión, rapidez y calidad”, afirma el gerente.

Pero el despegue de la marca a nivel local se produjo en 1987 cuando Joan Villalonga Barceló innovó y logró un gran éxito con la fabricación de la llamada abarca de fantasía, diseñada en más de treinta colores y tipos diferentes de piel y nubuk.

Este crecimiento llevaría a la apertura de la primera tienda de abarcas de la ciudad junto a la fábrica original de hormas Llonga’s, en el polígono industrial de Ciutadella, y muy pronto abrirían otras dos más en el puerto. La marca se expandía y crecían sus ventas, aupada por el turismo que año tras año visitaba la isla.

“Mi padre fue pionero en la creación del famoso llavero de abarca, que regalaba a los clientes como detalle. Pese a ser una fábrica no muy grande, también contribuyó a preservar la singularidad de este calzado tan menorquín para evitar que empresarios de fuera se adueñaran de sus orígenes hasta que el Consell Insular de Menorca asumió este rol y también se creó la Asociación de Fabricantes de Calzado o la marca Abarca de Menorca, de la que formamos parte”, comenta su hijo.

Actualmente fabrican 40.000 pares al año para comercializar en sus seis tiendas de Ciutadella y Maó. Además, fabrican otros 20.000 que exportan a través de distribuidores multimarca.

INMOBILIARIA. La visión empresarial de Joan Villalonga Barceló junto a su mujer Águeda Pons Moll propició que animase a sus hijos a diversificar el negocio de calzado con la apertura de Fincas Llonga’s en 1999.

“Fuimos la primera inmobiliaria en el carrer Major del Born de Ciutadella, compartiendo local con la tienda de abarcas. El objetivo era aprovechar el interés que la isla despertaba entre el turismo para intermediar en operaciones de compraventa, pero también dirigirnos al público local del municipio”, explica Joan Villalonga Pons.

Al cabo de poco tiempo, se trasladaron a un local más adecuado y fueron creciendo en la captación de viviendas. “Acuñamos el concepto de Menorca como la perla del Mediterráneo y reserva de biosfera. Con esta idea decidimos salir al extranjero para captar clientes y establecer relaciones con otras agencias inmobiliarias”, detalla el gerente.

En este sentido, durante los años de la crisis inmobiliaria aprovecharon para participar en salones inmobiliarios internacionales como París, Rusia o incluso China, donde montaron estand propio para vender las bondades de ser propietario en Menorca. “Siempre he tenido una vocación viajera y esto me animó a estar en contacto con otros mercados y tejer relaciones de confianza que nos han servido para crecer”, añade.

En 2004 se incorporó su hermana Magdalena al negocio y compraron un local de 100 metros cuadrados en la Avinguda Conqueridor, abriendo una segunda oficina en la céntrica zona de Ses Voltes. “Decidimos especializar una oficina en fincas y propiedades de lujo y grandes fincas rústicas o llocs. La otra en todo tipo de viviendas. Apostamos por hacer un gran esfuerzo de promoción en medios de comunicación y portales inmobiliarios para que Fincas Llonga’s pudiera formar parte del paisaje inmobiliario de la ciudad”, reitera.

HOTEL. Siguiendo esta voluntad de diversificar, en 2016 decidieron invertir en la compra de tres inmuebles en el casco antiguo de Ciutadella, con la idea de abrir hoteles de interior.
El primero de ellos, bautizado como Llonga’s Born Suites & Spa tiene previsto abrir en 2021 y está situado en la calle Arguimbau, esquina Joan Benejam Vives.

“Se trata de un proyecto nuevo que nos ilusiona mucho porque hemos pensado en un concepto de establecimiento de lujo de cinco estrellas que no existe en la ciudad, con la creación de habitaciones suites de 45 metros cuadrados, que en vez de tener una persona en recepción, dispondrán cada una de un mayordomo privado a su servicio las 24 horas para atender las necesidades de los huéspedes. Es una idea que había visto en mis viajes y estamos convencidos de que atraerá un público de poder adquisitivo alto”, explica Joan Villalonga Pons.

La inversión prevista supera el millón de euros, entre compra y reforma del inmueble. Contarán también con un centro de wellness, spa, masajes y tratamientos. Para su decoración tendrán la dirección de la interiorista menorquina Carmen Carretero.

“Ya hemos pasado el periodo de exposición pública y estamos pendientes de la licencia urbanística, que solicitamos hace un año”, comenta. “Queremos que sea un hotel con un marcado ADN menorquín”, concluye.