José Luis Valls, a la izquierda, junto a sus hermanos Gaspar, a la derecha, y delante Alberto, responsable informático. | Gemma Andreu

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Empezaron a alquilar coches en la urbanización de Punta Prima, junto al Hotel Pueblo, con una sombrilla, una mesa y un bloc. Menorca estaba despertando turísticamente a finales de los años setenta y en la costa sur, José Luis Valls Fortuny decidió instalarse por su cuenta. Tenía un Seat 600, un 850, dos vespas y un vespino. Hoy Autos Valls es una empresa familiar con una flota de 520 vehículos y 18 sucursales abiertas por toda la isla. Compite para sobrevivir en el exigente negocio del rent a car turístico, reivindicando su vocación de servicio plasmada en su extensa red de oficinas y su contribución directa a la sociedad menorquina con el mantenimiento de una plantilla de 60 personas en temporada alta y el pago de impuestos de su flota íntegramente en la isla. Al frente del negocio están los tres hermanos Valls Fortuny: José Luis, Gaspar y Alberto.

ORÍGENES. El nacimiento de Autos Valls tiene dos momentos en el tiempo. El primero se produjo a finales de los años setenta, cuando José Luis Valls Fortuny, nacido en el seno de una familia de comerciantes (su abuelo ostentó la Farmacia Valls, su padre tenía una tienda de fotografía y su madre provenía de los conocidos Almacenes Fortuny de Maó), decide iniciar la actividad de alquiler de vehículos por su cuenta, después de haber estado trabajando un tiempo para Autos Domingo. «Llegaban los primeros turistas y necesitaban algún tipo de transporte para poder visitar la isla. Me instalé con una mesa y una sombrilla en la urbanización de Punta Prima, donde mi familia tenía un chalet que habíamos transformado en tienda de productos para playa. Alquilaba coches propios que había comprado gracias a la ayuda familiar y algunos otros en comisión de Autos Domingo», explica el gerente de Autos Valls.

Al verano siguiente su padre le cedió la tienda de fotografía que tenía en la plaza Colón de Maó para abrir una oficina en la ciudad y poder atender los turistas que visitaban Menorca. «Era un trabajo de seis meses que combinaba con otro negocio de compraventa de vehículos, que también abrí para poder dar salida a la pequeña flota de coches y motos que se alquilaban en verano», explica José Luis Valls.

Poco a poco fue ganando la confianza del visitante de la isla y decidió invertir más capital para hacer crecer Autos Valls, en un momento que ya había unas cincuenta empresas locales operando y necesitaba diferenciarse. «Mi objetivo era comprar locales en lugares estratégicos para abrir sucursales del negocio. A principios de los años 90 fui instalando puntos de atención en Son Bou, en Binibeca Vell, en Sant Climent, es Castell y Ciutadella», añade Valls, que empezaba a tener los primeros empleados. Pero cuando parecía que el negocio podía coger velocidad, llegó la crisis económica de 1993 y ahogó financieramente toda su expansión, obligando a tener que desprenderse de todos los vehículos para poder hacer frente a las deudas.

RESURGIMIENTO. La implicación de dos hermanos de José Luis Valls -Gaspar y Alberto-, así como la ayuda de la familia y el asesoramiento de una empresa de servicios profesionales integrales de consultoría como Cecome, refundaron la compañía con un nuevo planteamiento más riguroso y estructurado, que ayudó a consolidar lo que hoy se ha convertido Autos Valls. «La suerte que tuvimos es que los locales que habíamos abierto eran en propiedad y pudimos volver a retomar nuestra voluntad de estar presentes en todos los rincones turísticos de Menorca», explica Gaspar Valls, responsable financiero de la compañía.

El progresivo crecimiento del turismo y la ausencia de las grandes multinacionales del rent a car que estaban por llegar, facilitaron poder tener esta segunda oportunidad empresarial en la que apostaron por una vocación de servicio que trasladaron a una política de apertura de todas las sucursales, sin cerrar ningún día durante los 180 días que tenía la temporada para atender a los turistas que llegaban. «Al mismo tiempo empezamos a establecer nuevas relaciones con touroperadores y agencias de viajes, así como algunos hoteles en los que pudimos abrir oficinas como por ejemplo el Hotel Sur Menorca y el Hotel Cala Galdana», explica Albert Valls, responsable informático y de relaciones con touroperadores y agencias de viajes.

Posteriormente, José Luis Valls fue nombrado presidente de la Agrupación Empresarial de Alquiler de Vehículos con y sin Conductor (Aevab) en 2002, una circunstancia que aprovechó para defender los intereses del colectivo y aprender de lo que estaban haciendo los rent a car a nivel nacional e internacional. «Me sirvió para abrir los ojos, asistir a ferias de turismo y tener mucho contacto con el sector y los distintos países», explica José Luis Valls.

En 2014 se trasladaron al polígono industrial de Maó, donde establecieron la sede central en la calle Bajolí, en unas naves de 2.700 metros cuadrados. Al mismo tiempo, habilitaron dos parcelas de 2.500 y 2.000 metros cuadrados respectivamente en el propio polígono para poder guardar los coches durante el invierno. «Ahora recogemos al cliente en el aeropuerto y lo trasladamos hasta nuestras oficinas para entregarle el vehículo, a no ser que acuda a alguna de nuestras sedes que tenemos repartidas por toda la isla. Este año hemos ampliado en Cala’n Blanes, Son Parc y el dique de Son Blanc, y en breve esperamos abrir también en Fornells», detalla José Luis Valls. En esta expansión, el año pasado abrieron su primera delegación en la Platja de Palma con una voluntad de poder dar servicio más allá de Menorca.

EVENTOS. Otra de las líneas de negocio de Autos Valls ha sido el alquiler de vehículos para bodas y celebraciones, además de su vinculación con el desarrollo de eventos deportivos como la Copa del Rey de Vela Clásica o la TP52, que organiza el Club Marítimo de Maó, así como las dos ediciones de Hat & Horses en la que han estado presentes con su flota de vehículos premium. «Disponemos de vehículos de alta gama que en este tipo de citas tienen más demanda», explica José Luis.

También han diversificado a nivel de negocio con la explotación de un tren turístico que opera en Cala’n Porter, Son Bou y Maó. «Somos una empresa abierta a nuevas oportunidades y que está muy implicada con Menorca. Esto se traduce en nuestra colaboración con diversas entidades a las que ayudamos, como el Club Alcázar, la Asociación del Cáncer o el Club Tenis de Maó, entre otros. Es lo que criticamos de estas grandes multinacionales, que solo están aquí para llevarse el negocio y no nos dejan nada, mientras que las locales estamos comprometidas con la isla empresarial y socialmente», concluye.