Una foto de la fiesta que celebraron con motivo del 50 aniversario del Hotel Rosales.

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El turismo se estaba abriendo paso en los años 60 en las Pitiüses y fue entonces cuando el Hotel Rosales de Formentera empezó en la zona de es Pujols siendo un kiosco de playa, luego un restaurante y, posteriormente, se construyeron las habitaciones.

Se abrió en 1966 como muchos otros establecimientos de la época ya que el mundo turístico estaba empezando a abrirse paso. Un tío nuestro tuvo la iniciativa de empezar el negocio. En aquella época había problemas de luz, de agua, de urbanización... los servicios eran mínimos ya que Formentera era prácticamente agrícola”, recuerda Joan Serra Mayans, que está al frente del Hotel Rosales junto con sus hermanos y, además de este hotel de Formentera, también explotan una agencia de viajes y el Hotel Puchet de Sant Antoni, que igual que el Rosales abre todo el año.

Los inicios del Hotel Rosales en la Formentera de principios de 1960 no fueron fáciles, entre otros factores, por la limitación del transporte y la escasez de infraestructuras. “Las embarcaciones han ido mejorando a partir de los años 60, pero antes las posibilidades eran las que eran. Antes había problemas de luz, de agua y de asfaltado de carreteras, entre otros tantos. Por ejemplo, la primera depuradora de es Pujols que se hizo fue iniciativa de los hoteleros que la financiaron. Era otro mundo”, señala Serra Mayans.

En esos primeros años, el turista de Formentera era principalmente alemán y, a partir de 1980, los mayoristas italianos empezaron a “copar” el mercado turístico de Formentera, “pero estamos satisfechos porque estamos recuperando el turismo alemán”. Serra Mayans y sus hermanos se pusieron al frente del Hotel Rosales en el año 1994 cuando su tío se jubiló.

Fue en ese año cuando hicieron una “reforma importante porque dotamos las habitaciones con los servicios que pensábamos que podían satisfacer a nuestros clientes”. En esa reforma se redujeron habitaciones porque todas se dotaron de baño propio y, finalmente, se quedaron con 50 habitaciones, que han sido reformadas este año. Según explica Serra Mayans, las reformas son un “proceso constante”.

“Estamos continuamente adaptándonos al cliente”, puntualiza. Ésta es, precisamente, una de las claves para mantener un negocio durante medio siglo: “Lo más importante es saber adaptarse a las necesidades de los clientes potenciales. Recuerdo que cuando cogimos la gestión en 1994 nos reunimos los hermanos y dijimos de hacer unas habitaciones a las que nos gustaría ir de vacaciones a nosotros mismos y sentirnos cómodos”. Unas habitaciones y servicios que han sabido adaptarse a las nuevas tecnologías y crecer con el paso del tiempo. “En el año 1994 nos preocupábamos de que cada habitación tuviera teléfono propio y ahora nos preocupamos de que llegue el Wifi bien a todas las habitaciones”, precisa Serra Mayans.

Al mismo tiempo, han sabido adaptarse a las nuevas tendencias de los viajeros y apuestan por mantener la comercialización tradicional con touroperadores. “Las vías tradicionales de comercialización deben mantenerse porque no podemos estar en función de cada año menos meses de trabajo y estancias más breves; se tienen que conservar y complementar con la reserva directa”, asegura Serra Mayans.

Este año, además, el Hotel Rosales ha empezado a abrir en invierno, una buena oportunidad para conocer y disfrutar la Formentera más tranquila ya que, pese a lo que pueda parecer, hay una oferta variada de actividades gastronómicas, deportivas y culturales que ofrece la pitiusa menor. Para disfrutar de esta cara de Formentera, el Hotel Rosales se mantiene abierto todo el año y, por ejemplo, se puede encontrar una habitación doble para cuatro noches de marzo con una amplia variedad de servicios por 280 euros con el desayuno incluido. Además, ofrecen packs especiales para residentes en Balears hasta el mes que viene, que consisten en dos noches de alojamiento con desayuno incluido, el barco Ibiza-Formentera-Ibiza y coche de alquiler durante dos días por 190 euros para dos personas.

Según explica este empresario, lo más gratificante de tener un establecimiento hotelero con tantos años de trayectoria es comprobar que los clientes repiten. “Que veas que hay quien viene tres veces en el año, sobre todo el cliente alemán que es muy repetitivo. Personalmente, no entiendo que haya establecimientos que no trabajen para recuperar el cliente alemán”, apunta. Por contra, la cara negativa es que pueda ocurrir que “en algún momento determinado haya algún cliente que no esté satisfecho y esto pasa porque en algún momento las ópticas son diferentes”.

Uno de los aspectos que diferencia este hotel de los demás de la pitiusa menor es que se mantiene abierto todo el año en la zona más céntrica de Formentera. “Estamos luchando por consolidar el invierno y que lleguen viajeros en esta época”, apunta. Además, siempre han apostado por mantener el carácter y el trato familiar en el negocio. De hecho, celebraron una fiesta para conmemorar los 50 años de vida del Hotel Rosales y acudieron decenas de amigos, clientes repetidores y familiares. “Montamos algo porque nos gusta compartir con nuestros amigos y vecinos momentos importantes y esa fiesta lo fue porque recordamos la trayectoria del hotel”, señala. Así, una de sus principales metas a medio y largo plazo es “continuar abriendo todo el año y seguir tratando a los clientes con todo el cariño que vimos de nuestros abuelos y tíos cuando estaban al frente del negocio, que sigan repitiendo cada año o bien multiplicando sus visitas a nuestra isla. También queremos que la explotación siga siendo familiar y mantener este ritmo de estos años”.

En este sentido, Serra Mayans tiene claro que el Hotel Rosales debe seguir siendo familiar pese a las ofertas de compra que puedan haber recibido: “Los inversores saben que no hace ni falta que vengan porque saben que no lo haríamos, que no se vende y esto lo tenemos muy claro”. Sobre el momento turístico de la pitiusa menor y hacia dónde debe encaminar su futuro, este empresario asegura que la evolución de Formentera “ha sido espectacular. Yo conocí una Formentera prácticamente agrícola, con unos niveles de emigración importantes y ahora la situación se ha revertido. Tenemos que observar muy bien los movimientos que ha habido en todos estos años para consolidar el futuro y esto necesitará mucho análisis y de ir todos a una”. Este análisis que propone hacer Serra Mayans pasa por pensar “si la situación actual es sostenible a medio plazo en muchos aspectos y ser honrados con nosotros mismos” y recuerda que la pitiusa menor cuenta con 30.000 plazas turísticas.