La familia Riudavets explota desde hace cinco años la finca familiar de manera ecológica. De izquierda a derecha, Toni Riudavets, su hijo Sergi y su cuñado, Emilio Molina.

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Aunque Alemania es el país de la Unión Europea que encabeza el ranking de consumidores de productos ecológicos, el mercado español está creciendo a un ritmo muy rápido (24% anual) tal y como demuestra el último estudio publicado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente en 2015. Balears ocupa el 11º puesto de la tabla de comunidades autónomas con 308 de productores agrícolas y su superficie cultivada, con datos de también de 2015, apuntaba 28.035 hectáreas.

En este sentido, en Menorca también ha florecido una serie de productores que han dejado la agricultura convencional y se dedican únicamente a la producción ecológica. Un ejemplo de los diversos que existen lo tenemos en la finca de Santo Domingo, perteneciente al municipio de Sant Lluís, situada a medio camino de la playa de Punta Prima, una de las zonas turísticas por excelencia del sur de Menorca. Es la familia Riudavets la que se encarga de sacar adelante una explotación agraria que suma más de media hectárea, repartida entre el terreno colindante a su vivienda familiar, una extensión de hortofrutícola en Torret y otra de las mismas características en el predio de Alcaufar Vell.

Una pequeña empresa familiar que lideran Sergi Riudavets junto con sus padres Toni y María, en la que decidió hace cinco años recuperar una finca en desuso y sumergirse en el mundo de la huerta ecológica.

La apuesta de esta familia de origen labrador ha estado la producción de fruta y verdura de temporada, con variedades locales y certificación ecológica. Su iniciativa combina la producción con la venta directa a través de cestas semanales que reparten a domicilio, así como también la comercializan en la propia finca y en el mercado semanal que se celebra los domingos en Maó.

A día de hoy tienen más de un centenar de fieles clientes, la mayoría de ellos veraneantes habituales que vienen a Menorca en temporada alta y que se han acostumbrado a hacerles su encargo semanal. De media, reparten entre 20 y 25 cestas cada semana durante todo el año.

ORÍGENES. A los 18 años, Toni Riudavets se encargaba de realizar el control lechero de las vacas de diversas fincas de Menorca, además de capitanear tareas como labrador en algunas otras. Sus abuelos y sus tíos habían estado muy vinculados al campo de Menorca y siempre pensó en dedicarse a la agricultura. Durante quince años, entre 1998 y 2013 estuvo al frente de la explotación de Mongofre Vell, una finca de agricultura convencional de 250 hectáreas en la que custodiaban ganadería típica menorquina formada por vacas, ovejas, cabras y cerdos. Fue su hijo Sergi que, después de cursar los estudios de grado medio en agricultura ecológica en la escuela de capacitación agraria de Sa Granja de Menorca, animó a sus padres a recuperar la finca de Santo Domingo cuando se vieron obligados a dejar la gestión de Mongofre Vell debido a la reducción de las cuotas lecheras.

A principios de 2012 decidieron iniciar los trámites para poder certificar la explotación de la finca de Sant Lluís en un momento en que la demanda de verdura ecológica estaba creciendo y la producción que había en aquel momento era muy limitada. “Visité otros productores que también me aconsejaron dedicarme a la agricultura ecológica ya que no podían atender toda la demanda que se estaba generando”, explica Toni Riudavets.

En un año obtuvieron el visto bueno del Consejo Balear de Producción Ecológica para cultivar fruta y verdura con semillas que no habían estado modificadas genéticamente ni tratadas químicamente, como pasa a menudo con la agricultura convencional. “Lo más complejo de todo el proceso fue la legalización del pozo que abastece nuestra finca al carecer de boletín de instalación, además de poder obtener los permisos urbanísticos para el cambio de calificación de terreno de secano a regadío. Después de cinco años, hemos conseguido tenerlo todo en regla”, afirma Toni Riudavets.

Año tras año han podido ir consolidando las cifras de producción y este último año las tierras de Santo Domingo han producido diez toneladas de patatas, 2.500 kg de melones, 5.000 kg de sandías y 6.000 kg de tomates de diversas clases, que son el producto estrella de la familia Riudavets. “Este año hemos triunfado sobre todo con la venta de fresas, que nos ha dejado una producción de 1.500 kg, que son muchas”, explica orgullo Toni. La finca de Santo Domingo está integrada también en un proyecto de Custodia Agraria impulsado por el GOB Menorca, que promueve practicas agrarias compatibles con la conservación de los valores naturales.

COMERCIALIZACIÓN. Además de barajar la posibilidad de acudir a mercados semanales para poder comercializar sus productos ecológicos, pensaron en la posibilidad de vender fruta y verdura en la propia finca, una práctica poco habitual en Menorca que tan solo hacían hasta la fecha las queserías. “No sé si fuimos de los primeros en abrir las puertas a la venta en casa de fruta y verdura, pero nos pareció una buena práctica que habíamos visto en otras zonas y que en nuestra isla, tan solo se hacía con el queso o la leche”, explica el joven agricultor.

Otra de las iniciativas que emprendieron fueron las cestas a domicilio, un canal de venta pensado para fidelizar a los clientes. “A través del WhatsApp les informamos de la producción que tenemos disponible en aquel momento y por este mismo canal recibimos los pedidos individualizados”, detalla Sergi. “Establecemos una compra mínima para el reparto a domicilio, pero tenemos una media de entre 20 y 25 semanales, sobre todo en temporada alta. Al cliente local le ha costado más entrar en este tipo de venta porque está más habituado a desplazarse a su tienda favorita, pero poco a poco se va incorporando”, añade.

Desde la finca de Santo Domingo también distribuyen su producción a diversos establecimientos que también venden fruta y verdura ecológica durante todo el año como otra manera de dar salida a la producción. Además, en la pasada edición de la Fira Arrels, dedicada a la promoción del producto local e impulsada por la Conselleria de Promoció Econòmica del Consell Insular de Menorca, decidieron participar con un estand para dar a conocer sus productos ecológicos.