El auge del alquiler vacacional causa cierta oposición. | Carmen Buades

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El mercado del alquiler vacacional se ha expandido de tal manera que puede marcar un antes y un después en la oferta turística de Balears. La oferta existente y estable desde hace décadas se ha visto superada con creces por un tsunami de nuevas incorporaciones de vivienda al mercado del alquiler para turistas, tanto reglado como ilegal, que permite a los propietarios ganar dinero del turismo.

En las próximas semanas el Govern tendrá lista la nueva normativa del alquiler vacacional. La cuestión más controvertida es la permisión del alquiler turístico en viviendas plurifamiliares -pisos- y bajo qué condiciones. Los hoteleros ya han mostrado su oposición a cualquier modificación de la regulación actual y, por contra, la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia considera que no debe ponérsele ninguna restricción ni de tipología ni de cantidad.

CIFRAS. La Asociación de Apartamentos Turísticos y Viviendas de Alquiler de Temporada en Balears (Aptur) calcula que existe una oferta de viviendas vacacionales de 45.250 en Balears, de las que 14.145 están reguladas y 31.105 no. En plazas superan las 183 mil, de las que 57 mil están inscritas y 126 mil no. Su presidente, Juan Estarellas, defiende las viviendas vacacionales tanto regladas como no regladas como una “democratización de los ingresos del turismo”. Desde Aptur consideran que las viviendas que no ofrecen servicios tienen que poderse alquilar turísticamente. No diferencian entre alquilar a un turista o a un residente.

Respecto a los problemas que genera en el mercado del alquiler de largo plazo, Estarellas considera que lo primero es ocupar todo lo que está vacío. “Palma es muy grande y un propietario siempre intentará sacar el precio máximo. Si no se puede vivir en el casco antiguo, será más lejos”, apunta. Cree que “tenemos que estar contentos de tener tantos turistas” y si ha habido masificación, la culpa no es del alquiler vacacional. Consideran que el límite de plazas para el alquiler vacacional tiene que ser el de viviendas con cédula de habitabilidad y se oponen a la zonificación porque es una “agresión a los propietarios”.

Las Pitiüses viven una complicada situación, ya que existe una subida espectacular de la oferta no regulada y problemas para encontrar vivienda a precios que puedan permitirse los residentes. Solo en Eivissa, el Consell d’Eivissa tiene registradas 7.659 plazas, y otras seis mil está en proceso de inscripción. Por ello, la postura de la Asociación de Viviendas y Apartamentos Turísticas de Eivissa y Formentera (AVAT) es distinta. Roberto San Esteban, su presidente, representa a la oferta legal y no cree en el ‘café para todos’. Es partidario de “no mezclar el uso residencial con el turístico”, según dijo en un reciente congreso sobre alquiler vacacional.

Pide que las reglas sean claras y se hagan cumplir: que se permita el alquiler turístico solo en zonas turísticas no residenciales, porque hace daño a la gente local, y que requiera una alta conformidad del resto de propietarios de la comunidad. Propone que si se recalifican como turísticas algunas zonas donde no vive gente local, que sean Cala Tarida y Cala Vedella y parte de la Platja d’en Bossa, de manera que no pueda aplicarse la LAU.

La Asociación de Empresarios de Viviendas Turísticas Vacacionales de Menorca (Viturme), que preside Ginés Noguera, aboga por que cualquier vivienda con cédula de habitabilidad pueda comercizarse turísticamente. Hacen hincapié en que el fenómeno del alquiler vacacional de casas no es nuevo. Defienden que en Menorca no hay masificación.

Desde Viturme consideran que todas las viviendas que se alquilan deberían incorporarse al ámbito turístico y considera que el Govern debe abrirles las puertas: “Con el no quererlos incoporar al mundo turístico, están empujando a propietarios que quieren hacerlo bien a no hacerlo bien. Nosotros pagaríamos encantados el impuesto turístico y el IVA, pero tenemos que poder hacerlo”. Consideran que la actual Ley del Turismo les discrimina por motivos de edificación. “La tipología de edificios en Menorca es distinta”, afirma. También ponen de manifiesto que “en Menorca no hay conflictos entre vecinos”, y que, a pesar de que reclaman que cualquier vivienda con cédula de habitabilidad pueda comercializarse, las que más se utilizan como alquiler vacacional son unifamiliares aisladas.

Recientemente ha surgido una nueva asociación que agrupa a propietarios de viviendas vacacionales registradas. Jordi Cerdó es el presidente de la Federación de Estancias Turísticas Vacacionales de Mallorca. “En Mallorca ahora sale el sol para todos, antes solo para un sector”, asegura, en clara alusión a los hoteles.

El profesor de Derecho Mercantil de la Universitat de les Illes Balears Juan Franch considera que la Ley de Arrendamientos Urbanos no es aplicable en el ámbito turístico aunque los propietarios no ofrezcan ningún servicio.