Gabriel Escarrer asegura que transitar por Palma se ha hecho muy complicado durante algunos días del pasado verano. No tiene ningún problema en reconocer que la ciudad ha estado saturada.

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Gabriel Escarrer Jaume, vicepresidente y consejero delegado de Meliá Hotels International, apuesta por la planificación, pero no por la limitación del número de turistas. En cambio, considera que debe regularse y limitarse el alquiler turístico. Reconoce que Palma estuvo saturada algunos días de agosto y aboga por repensar el modelo turístico de Balears.

¿Debe limitarse el número de turistas?
No. No hay que poner puertas al campo y dejar que la economía trabaje por sí sola. Lo que sí hay que hacer es planificar con antelación. Las administraciones públicas y el sector privado deben trabajar más estrechamente. La planta hotelera ha crecido un 2% en los últimos quince años, mientras que el incremento del número de turistas es mucho mayor. Hay dos causas clarísimas: el alquiler vacacional y los cruceros. En cuanto a los cruceros deben planificarse con un año de antelación. No puede ser que un día haya seis cruceros y durante los días siguientes, ninguno. Palma no está preparada para soportar una afluencia de más de 15.000 cruceristas, además de la población y el turismo. Hay que planificar de forma más adecuada.

¿Y el alquiler vacacional?
Es la gran preocupación. Esta mal llamada economía colaborativa acarrea una serie de problemas que hay que trabajar. Llama la atención la medida de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau de limitar el número de hoteles cuando más de la mitad de los turistas que llegan a la ciudad se alojan en viviendas, muchas de las cuales son ilegales, pero quisiera destacar en positivo su iniciativa de reforzar la inspección para controlar los apartamentos ilegales. Se está generando un volumen de turistas adicional que genera cierta sensación de rechazo entre los residentes locales. Podemos morir de éxito.

Entiendo que debería regularse, ¿y limitarse?
En mi opinión debe regularse y limitarse.

¿Cómo?
Por la vía de una adecuada planificación que tenga en cuenta la capacidad y el dimensionamiento que permita una convivencia cómoda y fructífera entre turistas y residentes.

Concrete, ¿debe acotarse el número de plazas hoteleras? ¿Y el número de plazas de alquiler vacacional?
Evidentemente. Y debe acotarse en qué lugares puede existir el alquiler vacacional. No puede existir la barra libre. La economía colaborativa va muy por delante de la regulación. Si la administración pública no adopta medidas con rapidez podemos morir de éxito.

El alquiler vacacional proporciona un importante sobresueldo a muchas familias.
No será fácil conseguir una regulación que agrade a todo el mundo. Es cierto que este sobresueldo adicional está ayudando a muchas familias. Debería hacerse con orden, dentro de la ley, y cumpliendo con la normativa vigente. Exceltur tiene estudiado el coste que se repercute a un hotel por el hecho de cumplir con la ley y las regulaciones urbanísticas, de seguridad, sanidad... y es de 18 euros por habitación y noche. Y sin contar los impuestos y tasas, ni la Seguridad Social de los empleados. Si la vivienda de alquiler vacacional no se sujeta a ninguna regulación hay un claro desequilibrio. No se puede competir con una industria alegal, las reglas del juego deben ser iguales para todos y la administración debe tomar cartas en el asunto.

Al inicio de la temporada turística aparecieron en Palma pintadas contra los turistas, ¿qué está pasando?
No se ha planificado de forma adecuada. El casco histórico de Palma, en el que yo vivo, se ha llegado en ocasiones a hacer insoportable por el gran número de turistas. Desde hace dos o tres años se produce un fenómeno que antes no ocurría y Palma se satura. El casco antiguo no está preparado para acoger más de 15.000 cruceristas, más los miles de turistas de la oferta regulada y los de la no regulada. Hay que buscar soluciones.

La temporada ha sido excelente. Parece evidente que el impuesto turístico no ha provocado ningún tipo de consecuencias.
Nosotros ya sabíamos que la temporada sería mejor que la anterior. Las consecuencias del impuesto turístico las sufriremos en el medio y largo plazo. El modelo turístico de Balears se fundamenta en sol y playa, que no es suficiente pero es necesario. La inestabilidad del norte de África es enorme y tenemos millones de turistas prestados. Estos países se recuperarán, y espero que lo hagan pronto, podrán ser muy competitivos. El impuesto turístico resta competitividad y el fin último es recaudatorio. Soy totalmente contrario a su aplicación.

¿Y el brexit tampoco ha tenido consecuencias?
Es un tema que debemos tener monitorizado. Es seguro que el proceso se hará de forma ordenada. Creo que España continuará siendo el primer destino para los británicos. En principio, el efecto será mínimo, pero hay que observar cómo evoluciona el tipo de cambio euro/libra. El brexit debe provocar que los europeos nos cuestionemos ciertas políticas, sobre todo en temas de inmigración. Hay temas que, por ejemplo, pasaron factura electoral hace algunas semanas a Merkel en Alemania. Me preocupan mucho los populismos de uno y otro lado. La extrema derecha en Austria o Alemania está adquiriendo protagonismo y la extrema izquierda lo hace en otros países como Grecia. Estoy en contra de cualquier extremo. Debemos replantearnos qué Europa queremos de cara cara al futuro.

La temporada nos deja un récord de turistas y de precios. ¿Y de beneficios?
Esta euforia, hasta cierto punto desmesurada, no tiene sentido alguno. Se habla de incrementos de precios importantes, del 8 o el 9%, pero no se dice que de 2009 a 2014 bajaron mucho y se vendió con descuentos muy importantes. En términos reales, en muchas ocasiones, no hemos llegado a los niveles de 2007, un año en el que Meliá, por ejemplo, ganó mucho más dinero. Por tanto, de beneficios récord, nada de nada. También hay que señalar que esta empresa y la industria hotelera balear ha hecho un esfuerzo inversor en los últimos años muy importante. Meliá ha invertido solo en Magaluf 225 millones de euros en los últimos cuatro años y más de 350 en Balears. Más que de hablar del número de turistas deberíamos poner el foco en el dinero que generan, que es lo realmente importante. Y en este sentido hay que continuar apostando por la calidad y la diversificación. Debe trabajarse el pre y el post temporada. No podemos trabajar solo cuatro meses. Es una vergüenza. Es absolutamente esencial que el sector público y el sector privado colaboremos para alargar las temporadas. A medio plazo debemos aspirar a tener nueve o diez meses de trabajo.

¿Y desde el punto de vista del empleo?
Ha ido muy bien. Desde que impulsamos el proyecto de renovación de los hoteles, fundamentalmente en Magaluf, Meliá ha generado más de 500 puestos de trabajo solo en Balears.

¿Precarios?
Me preocupa este discurso. Es muy fácil y muchas veces, en el caso de los hoteleros, injusto. Cuando se habla de precariedad o contratos basura me preocupo. A un buen trabajador hay que hacerlo fijo inmediatamente. Los trabajadores son nuestro principal activo, nuestro gran tesoro. Nosotros, para tener los empleados mejor cualificados tratamos de ofrecerles trabajo doce meses, de modo que muchos empleados de Balears trabajan en invierno en hoteles urbanos, de nieve, de Canarias. En los últimos tres años, encontramos un problema añadido para nuestros trabajadores: en lugares como Eivissa y Mallorca no encuentran piso, porque los alquileres vacacionales han encarecido muchísimo el precio de la vivienda. La administración pública debería liderar la iniciativa para plantear una solución. Hace 30 o 40 años, una empresa como nosotros daba facilidades a los trabajadores para vivir en el hotel, pero ya hace años que las eliminamos porque no tenía razon de ser, y ahora hemos tenido que recuperarlas, sobre todo en Eivissa, porque los trabajadores no pueden pagar los actuales alquileres.

Explicaba antes que el número de turistas no es lo más importante, ¿estaba abogando usted por el decrecimiento?
No abogo por el decrecimiento, sino por la calidad del turismo antes que por la cantidad. En todo caso, es imprescindible que se dimensionen adecuadamente los servicios públicos y las infraestructuras a las necesidades y la capacidad de nuestra oferta. Esto nos evitaría problemas como la escasez de agua que nos preocupaba este verano. Además, debemos ser muy cuidadosos con los mensajes que lanzamos, pues me resulta muy preocupante, por ejemplo, que a principio de temporada se alarme a nuestro público con la posible escasez de agua. Alarmar de forma innecesaria no tiene sentido, lo que hay que hacer es planificar adecuadamente y tomar medidas prventivas.

¿No tenemos las infraestructuras adecuadas?
En los últimos 10 años, el número de camas ha aumentado el 2% y el número de pasajeros se ha incrementado mucho más. Los políticos deberían planificar a 20 años vista.

¿Es posible vivir 12 meses al año trabajando solo cuatro a pleno rendimiento?
No es posible. Es una vergüenza.

¿Es posible desestacionalizar Balears?
Sí. Los doce meses, no, pero llegar a nueve o diez es factible. Y en eso estamos trabajando. Cogestionar el aeropuerto, por ejemplo, sería fundamental.

¿Y el todo incluido?
El todo incluido es una imposición del mercado. Dicho esto, nosotros nos estamos saliendo del todo incluido en Balears y en cualquier destino maduro. Entiendo que el todo incluido puede tener sentido en el Caribe, en destinos donde no existe oferta complementaria. No creo en el todo incluido en destinos que disponen de oferta complementaria.

Me sorprende.
En Magaluf, por ejemplo, la respuesta de la oferta complementaria ha sido excelente para reposicionar el destino.

¿Deben regularse los coches de alquiler?
Sí, pero no debe ser una imposición. Las administraciones públicas y las empresas del sector deben ir de la mano y buscar soluciones. Debemos trabajar en el modelo turístico que queremos para Balears en los próximos 20 años. Y en este gran debate debemos pactar cuestiones tan importantes como el alquiler vacacional, las zonas maduras, los cruceros, el alquiler de vehículos...

Seguimos sin gobierno, ¿está usted preocupado?
Sí. Es una vergüenza. Es una irresponsabilidad. Deberían anteponerse los intereses generales a los personales. Nos puede pasar factura en el crecimiento económico.