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Antonio Domenech (Reus, 1959) es la persona idónea para reflotar la nave del imperio Playasol. Posee experiencia previa como ejecutivo de los grupos Barceló, Meliá o Tryp y ha vivido en 13 países, entre ellos Líbano o Cuba. Se formó en Suiza y trabajó en Mallorca en la cadena Barceló. Domenech se define como un “usuario vacacional y un fan de Eivissa” y se muestra “entusiasmado” con el nuevo proyecto.

¿Considera que la imagen del grupo ya está saneada después de todo el proceso judicial?
El tiempo pone todo en su sitio. Más que promesas son realidades. El esfuerzo y la voluntad está clara, las instituciones nos han acogido favorablemente, sindicatos también. El año pasado la empresa tuvo un muy buen resultado en su primer año como nueva compañía. Este año esperamos mejorarlo muchísimo, pero nuestra vocación y posicionamiento están claros, luego las hemerotecas son crueles si no cumples. Tenemos un compromiso y estaremos aquí.

La deuda que dejó el grupo fue muy importante. ¿Ha sido difícil recuperar la confianza de los inversores?
Nuestros inversores vinieron de forma estable. Están encantados de haber hecho esta operación. El proceso administrativo y jurídico que ha sido muy engorroso, se ha hecho un trabajo muy efectivo, funcionamos como una sola entidad y los inversores están satisfechos. Las inversiones que estamos haciendo son la mejor prueba de que la vocación es de continuidad, no es una operación especulativa, es industrial hotelera pura.

Antes el GPS tenía entre 1.200 y 1.300 trabajadores, ¿se mantiene a toda la plantilla?El año pasado se estuvo cercano a 1.000 empleos y este año se superará esa cantidad. La relación con plantillas, equipos, seguridad social, sindicatos, no es correcta, es excelente, no hay ningún tipo de pega. Yo como vengo nuevo veo que está completamente sobrepasado y no preocupan esos temas del pasado.

¿Qué expectativas manejan para este verano?
Buenas. Los datos son buenos hablan de incrementos del 17,5% de pasajeros, pero en algunos hoteles hay un cambio de segmentación muy claro, por lo que estamos trabajando más en mejorar precio medio y el tipo de cliente, la ocupación no es nuestra primera preocupación. En abril y mayo hemos superado nuestros objetivos teniendo muy pocos hoteles abiertos, las ventas indican un buen verano. Yo creo que será de récord, pero hablamos mucho de ocupación, y nosotros estamos centrados en la calidad, creo que no solo nosotros. La gente está dispuesta pagar más si le ofreces más, debemos concentrarnos en proveer de servicios por lo que cobramos. Cuando se habla de subida de precios o de si es caro, depende de lo que te den; en este hotel de lo que había antes y lo que se encontrarán ahora, la subida de precio es insignificante.

¿Con qué tipo de mercado trabaja la cadena?
El mercado mayoritario es el español y el británico, luego sigue el italiano y luego más diverso, pero esa proporción no va a cambiar demasiado.

¿Qué opinión tiene sobre el impuesto turístico?
Como miembros de Fomento del Turismo estamos en contra. Nos preocupa cómo se destine ese dinero, no tenemos claro dónde va a ir. No entendemos por qué tenemos que ser los recaudadores y no el aeropuerto o el puerto como en otros países. Para nosotros tiene un impacto económico porque teníamos noches vendidas a un precio fijo y el cliente lo compró así. Aunque legalmente pudiéramos exigirlo, no sé si lo podremos hacer comercialmente, yo tengo un pacto con el cliente que hay que respetar. Es un impuesto retroactivo, que no es muy lógico, pero lo asumimos. Nosotros en las ventas hechas desde el día de la publicación sí lo repercutiremos, lo anterior tendremos que asumirlo los empresarios. El que comprar su estancia en enero, de repente se encuentra que vale más caro y entiendo que no quiera pagarlo.

¿Cuáles son los proyectos para 2017?
Seguir con las inversiones, modificar o hacer nuevos tres hoteles de forma intensiva y seguir trabajando en los demás, por capacidad de tiempo y profesional, la idea es anualmente trabajar intensivamente en tres y seguir retocando el resto.