Boyero es el director general de Room Mate para EEUU y Latinoamérica.

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A Felip Boyero (Palma, 1982) le apasiona su trabajo. En su anterior empleo en Air Europa, se dedicaba a abrir bases de la aerolínea en todo el mundo. La hotelera Room Mate le ofreció la posibilidad de establecer una oficina satélite en Miami para planificar su expansión por América y aceptó el reto. El director general de Room Mate para Estados Unidos y Latinoamérica, licenciado en ADE y máster en Business Science por la ESC Clermont Ferrand de Francia, es un prescriptor de la marca posicionada como un nuevo lifestyle: diseño, comodidad, trato cercano e innovación.

¿Cómo se podría definir la filosofía de Room Mate?
El lema de Room Mate es que la mejor manera de viajar es visitando amigos. Nosotros ponemos un nombre a cada hotel, lo dotamos de personalidad y le asociamos una cara de una persona real. Nuestro objetivo es que el cliente se sienta como en casa. Pero al contrario de lo que muchos piensan, no es solo para jóvenes. De hecho, te sorprendería ver los clientes que tenemos, muchos de ellos parejas de mediana edad y familias.

Mallorca es tierra de hoteleros, pero ¿qué diferencias hay entre las compañías locales y Room Mate?
Son dos mundos diferentes. Los hoteleros mallorquines inventaron la pólvora, descubrieron y desarrollaron la hotelería vacacional. Dieron un valor al paraíso que es Mallorca, sobre todo en los años 60 y 70, y lo exportaron al Caribe. Son pioneros a nivel vacacional. Room Mate no tiene nada que ver, porque se posiciona en el sector urbano, con un mix saludable de clientes vacacionales y corporativos.

¿Qué le hizo apuntarse al sector de la hostelería?
El proyecto. El que las ideas tengan valor. Es una empresa joven, sin miedo al cambio, que piensa como clientes. Y Kike Sarasola como persona y como líder transmite una pasión que comparto. Cuando me lo propusieron no lo dudé.

Háblenos del plan de expansión en Estados Unidos y Latam.
Estamos creando todo un gigante. Ahora tenemos tres hoteles en Estados Unidos, dos en Miami y uno en Nueva York, y otro en México DF. De 2016 a 2019 tenemos intención de abrir 15 hoteles en ciudades como Los Ángeles, San Francisco, Chicago, Boston, Washington, y en otras donde haya un nicho de mercado con potencial a nivel de marca. Acabo de visitar dos ciudades donde he visto a los inversores apasionados con nuestra marca, quieren tener un Room Mate en su propiedad.

¿Cómo es el cliente americano?
Es muy leal a la marca. Hay cadenas con un nombre, como Hilton o Sheraton, con mucha tradición. Les encantan las tarjetas de fidelización porque les permiten ser parte de un colectivo. Todas aquellas personas que buscan una experiencia y no solo una estancia lo encontrarán en Room Mate.

¿Qué sello dejará Felip Boyero en Room Mate?
Uno de nuestros must es sonreír. Queremos que nuestro equipo se sienta a gusto trabajando, y otro valor es la diligencia, que sea un proyecto consistente. Por ejemplo, hemos tenido la posibilidad de abrir un hotel en Hawái pero no nos podemos dejar llevar por el momento. El plan estratégico está muy bien definido y es en lo que tenemos que centrarnos. La huella que me gustaría dejar es ser la primera cadena de capital 100% español con más presencia en Estados Unidos, sin joint ventures.

¿Se siente mallorquín, americano o un ciudadano del mundo?
Soy mallorquín, y además me considero un embajador de Mallorca, porque allá donde voy siempre explico de dónde soy y lo que tenemos, no solo para venderlo sino porque pienso que vale la pena. Pasé un tiempo en Asia, viví con anterioridad en EEUU, en Latinoamérica y en diversos países de Europa. Hace tantos años que vivo fuera que no soy de ninguna parte y un poco de todos sitios. Tengo claro que quiero acabar en Mallorca porque tenemos una calidad de vida que no hay en ningún sitio, pero disfruto de trabajar y el proyecto de Room Mate es apasionante.

¿Veremos un hotel de Room Mate en Palma?
Seguro que sí. Palma es una ciudad muy Room Mate donde estamos seguros que nuestro concepto sería muy bien recibido. Pero tenemos que encontrar la localización perfecta. El centro o el Passeig Marítim serían ideales. A s’Arenal no iremos ni locos.