En el corazón del hotel se encuentra la piscina, alrededor de la cual están las habitaciones. | Photographer:Marco Pastori

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El hotel PortBlue La Quinta Hotel & Spa tiene el mérito de haber sido el primer hotel de cinco estrellas que se abrió en Menorca en abril del año 2001. Un establecimiento de 82 habitaciones situado en la urbanización de Son Xoriguer, en el término municipal de Ciutadella, cuya arquitectura colonial y cuidadosa decoración invitan a adentrarse en un oasis de bienestar. No en vano, fue considerado en su momento uno de los cien mejores hoteles del mundo, y a lo largo de estas quince temporadas ha recibido numerosos reconocimientos por su calidad.

Desde el año 2014 es propiedad de la sociedad menorquina Inversiones Pons Marín, y este mes de enero ha entrado a formar parte de la órbita de gestión de PortBlue Hotels and Resorts, desde que la familia Porto adquiriera el grupo Salgar Hotels. Cambios que han mejorado la buena marcha del hotel, cuyos niveles de ocupación este año rozarán el 80 por ciento y en cuya dirección se ha mantenido prácticamente todas las temporadas desde su inauguración Gustavo Gómez Torres.

ORÍGENES. La apertura de un hotel de cinco estrellas en 2001 fue una verdadera apuesta de futuro en Menorca para ofrecer instalaciones y servicios de primer nivel en la oferta vacacional de establecimientos de la isla. Construido con el aval y la experiencia de la familia Sintes, antigua propietaria del Grupo Salgar Hotels, supuso un auténtico hito para el turismo de lujo, que supo encontrar en La Quinta su punto de referencia. El arquitecto Pedro Luis Mercadal Mercadal fue el responsable de la propuesta colonial del hotel, situado sobre un solar de 11.000 metros cuadrados a unos 300 metros de la playa de Calan Bosch y unos 500 de la playa de Son Xoriguer. Las ochenta y dos habitaciones (seis de las cuales son junior suites) se situaron alrededor de la gran piscina exterior y el jardín, que se convirtieron en el corazón del hotel y el centro del bienestar que se pretendía ofrecer. En este sentido, La Quinta fue también uno de los primeros establecimientos que incluyó el spa como elemento diferenciador, complementado por una piscina climatizada, un gimnasio y una zona que disponía de sauna, baños de vapor y jacuzzi. También se añadieron otros servicios de relax, como peluquería, estética y diversas cabinas de masaje. El restaurante fue otra parte que se diseñó a conciencia para que estuviera en consonancia con todo el resort, pensando en una cocina de alta calidad. Finalmente se dotó a La Quinta como hotel para convenciones, con dos salas de conferencias equipadas con modernas instalaciones audiovisuales. Un resort cuya vocación era la de poder proporcionar paz y tranquilidad a un segmento de clientela de poder adquisitivo medio alto, brindando las mismas prestaciones que se esperan de un establecimiento de cinco estrellas, que abría desde marzo hasta el mes de octubre.

El director actual de PortBlue La Quinta Hotel & Spa, Gustavo Gómez Torres, fue el responsable de la apertura en abril de 2001 en una carrera contrarreloj para tenerlo todo a punto para la recepción de los primeros clientes. “Me acuerdo de los nervios iniciales y del esfuerzo que supuso poder abrir con todo a punto para cumplir con los compromisos adquiridos. Fue todo un éxito”, explica el director, que lleva casi 30 años en la profesión. PortBlue La Quinta siempre ha abierto como hotel de temporada, desde abril hasta finales de octubre, aunque la falta de conexiones aéreas suficientes haya provocado que se haya tenido que adelantar el cierre o posponer la apertura. “Siempre hemos tenido unas tasas de ocupación muy altas, teniendo en cuenta que se trata de un hotel vacacional, con una ocupación que se ha ido incrementando cada año”, detalla. “Esta temporada hemos aumentado la cifra de turistas franceses con el boom que ha tenido la isla en el país galo”.

El hotel también recibe población local de Menorca que aprovecha las cualidades de un hotel de estas características. En PortBlue La Quinta Hotel & Spa trabajan 56 personas en pleno mes de agosto y la media está entre los 35 a 40 empleados. Pese a que cada temporada se han ido haciendo trabajos de mantenimiento y adecuación, en 2006 hicieron una primera inversión para mejora de la estética de las habitaciones y en 2013 se hizo un restyling de las zonas comunes, como la zona de recepción, el bar salón del hotel o el restaurante, en el que se aprovechó para llevar a cabo una reubicación de mobiliario.

El cuidar los detalles y mimar a los huéspedes (disponen de un servicio gratuito para desplazar a los clientes) ha sido una preocupación en la gestión del hotel desde sus inicios, que cuenta con una importante cartera de clientes repetidores. Esta preocupación se ha visto recompensada con la obtención de diversos galardones que lo han distinguido en seis ocasiones distintas como uno de los mejores cien hoteles del mundo según el touroperador TUI.

Actualmente están reconocidos con el Travel Life Gold, un sello que acredita que el hotel está comprometido con la calidad y que en su funcionamiento aplica procedimientos que tienen en cuenta la sostenibilidad y la responsabilidad social. En su momento también estuvieron acreditados con el EMAS, que es la norma de más prestigio en Europa sobre gestión ambiental, y con la ISO14001. “Todos estos reconocimientos nos han ayudado a posicionar el hotel en el lugar donde está, aunque el mejor reconocimiento y quizás el mejor medidor siempre son las valoraciones que hacen los clientes. Especialmente valoran a las personas que les atienden y que forman parte del secreto del éxito”, explica Gustavo Gómez Torres. El año pasado decidieron estratégicamente orientarse únicamente como hotel para adultos y el resultado ha sido muy positivo.

Otro aspecto diferenciador a lo largo de estos años ha sido su labor de responsabilidad social corporativa, con acciones como la adhesión al programa Hoteles Amigos de Unicef o más en primer plano, con un apoyo al tejido social y cultural de la isla. “En la medida que podemos, creamos sinergias con las empresas locales y, de hecho, el 80 por ciento de nuestros proveedores son menorquines”, explica el director. En este sentido, el nuevo grupo gestor del hotel se ha volcado también en un apoyo local patrocinando el equipo de baloncesto CCE Sant Lluís y la cita de Menorca Millennials (relacionada con el mundo de startups tecnológicas).

VISIÓN.“En PortBlue Hotels & Resorts nuestra filosofía se basa en cuatro ejes principales: calidad, sostenibilidad, nuevas tecnologías y turismo activo. Nuestra visión del negocio hotelero es la de una startup tecnológica con una metodología de trabajo basada 100% en la meritocracia; valorando, respetando y cuidando con mucho mimo el entorno natural donde ejercemos nuestras operaciones”, añade. Para la comercialización del hotel, el grupo apuesta por la comercialización directa a través de nuevas tecnologías móviles para acercar el establecimiento a sus potenciales clientes. Este año han podido alargar la temporada hasta finales de octubre.