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En plena transición política entre un Consell Insular y otro, entre unos consellers que se despiden y otros que llegan, se van haciendo públicas las intenciones de gobernabilidad para los próximos cuatro años. Si un medio de comunicación es la prueba fehaciente de la existencia de una sociedad, de un punto de vista sobre la realidad, un nuevo Consell Insular no deja de ser lo mismo. La diferencia es que el máximo órgano de gobierno de Menorca deberá saber interpretar esta realidad, teniendo en cuenta la coyuntura y estableciendo unas prioridades no solo en las formas sino en su proceder. La isla tiene hoy en día retos difíciles que superar como por ejemplo el transporte aéreo, una cuestión perenne en cualquier tertulia de café, que en el Debate de Los Compromisos convocado por el Cercle d’Economia de Menorca durante las pasadas elecciones llevó a las fuerzas que hoy gobiernan a subrayarlo como de cuestión vital. También se habló de reclamar las inversiones estatutarias, del déficit histórico y de la mejora de la financiación para compensar los costes de la doble insularidad. Compromisos económicos de calado para un gobierno tripartito que deberá lograr encontrar la mejor solución a una serie de temas que lastran competitividad y músculo a Menorca.

Pero quizás lo más complejo, y que de momento ningún gobierno ha sabido encauzar, es la redacción definitiva de un Plan Estratégico que debe ser motor de su cambio. Un plan que incluya personas, territorio, economía y no solo crecimiento económico pero que ayude a definir el famoso ‘quo vadis Menorca’. Un plan que debería ayudar a posicionarnos como un referente en turismo de calidad, en sostenibilidad, en producción de productos de proximidad, en industria agroalimentaria y tantos otros valores que subyacen pero que no tienen forma, que están en el paisaje pero no se ordenan. Me gustaría recoger algunas de las palabras del publicista Miguel Ángel Furones, pronunciadas durante su intervención en el Foro Menorca de la Illa del Rey en 2013, cuando se preguntaba en voz alta por el valor de Menorca. “¿Cuál es el valor de Menorca? Lo que tiene. Pero también lo que no tiene. La promoción de Menorca, es decir, la del patrimonio del pasado, la del turismo del presente y la de la sostenibilidad del futuro comienza por consensuar una narración colectiva. Por acordar y recordar un tono, un estilo y una estética en los que todos nos encontremos. Que guste en el exterior y que enorgullezca en el interior. Y mantener dicho consenso como se han mantenido los talaiots durante milenios. Sólidos, mágicos, inalterables”.