Mateu Obrador y Francisco Calzado, más conocido como Txiqui, están al frente de la empresa.

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Una de las pocas empresas dedicadas a la elaboración de helado que se conservan desde mediados del siglo pasado es Gelats Jop, un nombre asociado al pueblo de Campos, en Mallorca, y con un profundo arraigo en el Pla y el sur de la isla. Conserva su estilo tradicional y los sabores de siempre (almendra y avellana) servidos en botes de litro, pero no renuncia a la innovación ni a los proyectos de futuro.

Gelats Jop tiene su origen en la familia Pomar. La famosa pastelería se dedicaba a fabricar helados, además de a la elaboración de pan y repostería por lo que es conocida hoy en día. Los hermanos de la familia se repartieron el negocio entre la Pastisseria Pomar y los Helados Pomar, propiedad de Jaume Pomar. “Después entró un socio nuevo, mi abuelo, y de aquí viene el nombre Jop: de los nombres de los dos socios, Joan y Jaume; Obrador, nuestro apellido, y P de Pomar”, explica Mateu Obrador, el actual gerente.

La empresa estaba ubicada en un principio en dos bodegas del centro del municipio, pero por el ruido y por la incomodidad de las calles estrechas, en los años 70 se trasladaron a su ubicación actual, una nave de 2.500 metros cuadrados.

GRAN VARIEDAD. Gelats Jop elabora tres gamas de helado: los tradicionales y sorbetes de más de treinta variedades (de chocolate, stracciatela, vainilla, coco, tutti frutti, etc.); helados sin azúcar de almendra, avellana, vainilla y chocolate; y veteados, con salsas o toppings.

El envasado se adapta a todo tipo de clientes y necesidades. El bote de litro es su producto estrella, solo en este formato comercializan más de 350.000 litros. Pero sus helados se venden además en cubetas de diferentes tamaños hasta cinco litros, ideal para la hostelería. Otro de los productos más demandados son los vasitos individuales, y desde hace varios años también trabajan para heladerías con envases de 2,5 y 5 litros.

“Nuestro helado es para llevar a casa”, resume Obrador. De hecho, explica que los polos y cucuruchos han sufrido una gran caída de la demanda, especialmente en bares y restaurantes. Con la crisis y con el gran aumento de la competencia, en parte provocado por la penetración de las marcas blancas, el negocio de los helados en cafeterías y bares se vio gravemente afectado. Estos motivos, sumados a una infraestructura que necesitaba renovar la maquinaria, llevaron a los propietarios a dejar de fabricar este tipo de helados. “Entonces nos asociamos a Helados Alacant, que es una asociación de artesanos de toda España. Traemos el producto hecho y nos encargamos de distribuirlo”, explica Obrador.

El director artístico, responsable de producción, es Francisco Calzado, aunque todos le llaman Txiqui. Asegura que su gran baza es “hacer un producto de calidad y a buen precio”. “Nosotros no hacemos un helado artesano, pero tampoco es industrial. Cuidamos las materias primas porque son la base de un buen helado, por ejemplo utilizamos almendra natural para hacer el helado de almendra, y hacemos un pedido cada semana. Es almendra natural triturada sin aromas. A la gente le gusta y tenemos comprobado que la calidad precio es imbatible”, detalla. Además, también elaboran tartas de whisky y el Bombón Campaner, un helado de nata montada recubierto de chocolate de manera manual. Se vende sobre todo en la zona de Campos y es un producto muy aceptado entre los locales.

MARKETING. Al ser una pequeña empresa, Mateu Obrador y Txiqui explican que no pueden dedicar al marketing todo el tiempo que les gustaría. “Nosotros nos renovamos continuamente y seguimos las tendencias. Cada año sacamos productos nuevos al mercado, pero nuestro principal problema es que la gente los conozca. Ahora están de moda los helados con toppings, y hemos hecho uno de coco con chocobond”, cuenta el responsable de producción.

Su puesta de largo son cada año las ferias de Campos y de los pueblos de alrededor. “Aprovechamos para darnos a conocer, para que la gente pruebe los nuevos sabores y para recordar que estamos aquí. También tenemos la oportunidad de que la gente nos diga qué le gustaría comer, nos ayuda y nos encanta”, añade.

El helado es para el verano, el punto álgido de la actividad empresarial de Gelats Jop. Aun así no se quejan, porque la temporada es muy larga. “El invierno es muy corto para nosotros porque acabamos la temporada en noviembre. Diciembre está lleno de fiestas y en enero ya preparamos la próxima campaña. Lo que no tenemos son ventas durante estos meses, pero trabajo sí. En invierno aprovechamos para hacer el mantenimiento de las instalaciones y de la maquinaria, y planificamos la próxima campaña”, explican los encargados.

El servicio al cliente es otro de sus puntos fuertes. Hasta el año pasado los camiones repartían a comercios y hostelería con autoservicio: cargaban el camión y servían al momento. Un sistema que consideran ineficiente, porque si a mediodía el camión se quedaba sin un producto y estaba lejos, ya no lo podía servir en el reparto de tarde. Por este motivo lo han sustituido por un comercial que pasa antes por los comercios, bares y restaurantes, hace los pedidos y así los camiones sirven en mejores condiciones. Su producto se vende en un 80% en supermercados, y el resto en bares y restaurantes, pero no quieren tener ningún cliente insatisfecho. “A nuestros clientes habituales les proporcionamos congeladores, tenemos más de mil repartidos por toda Mallorca”, explica Mateu, y recuerda que también distribuyen hielo como un servicio más.

EL FUTURO. Mateu Obrador tiene varios proyectos en mente. El más importante es la posibilidad de abrir heladerías propias. Sin dar demasiados detalles asegura que está estudiando la fórmula adecuada para no entrar en competencia con sus propios clientes y su idea sería encontrar un socio que sirviera su producto en exclusiva. Su socio, Francisco Calzado, tiene la tarea de elaborar nuevos sabores para servir en heladerías.

Su principal objetivo es seguir vendiendo un buen helado como han hecho hasta ahora y que sus clientes estén contentos, y solo piden una cosa: que haga sol. “El mejor cliente que tenemos es el sol, decía mi padre, y tenía toda la razón”, concluye Mateu Obrador.