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Vivimos tiempos de una intensidad política y mediática poco habitual pero necesaria para establecer gobiernos, parlamentos, ayuntamientos, y dar los pasos adecuados para desarrollar programas y proyectos desde las administraciones públicas, urgentes en el corto plazo, obligados a medio plazo y deseables en el largo.

Las negociaciones han tenido un nuevo carácter, dada la pluralidad de partidos y fuerzas que han podido optar a presidir y conformar los equipos de gobierno de los principales entes públicos de nuestra comunidad. La fragmentación del voto, tanto en la derecha como en la izquierda del abanico político, ha impuesto nuevas formas de negociación y acuerdo. Asistimos a un panorama innovador que requerirá a los que lideran negociaciones y gobiernos capacitación, responsabilidad, generosidad y humildad.

Dentro de este marco que establece la política, la economía juega un papel clave para desarrollar la acción de gobierno. La ciencia económica, desde su academia y universidad, ofrece modelos de despliegue de políticas pragmáticas, equitativas, factibles y productivas, y con el bien común como principio de actuación esencial.

En ese ámbito social se da una alternativa económica con un fundamento de trabajo, que introduce niveles crecientes de solidaridad en las actividades, organizaciones e instituciones económicas, tanto a nivel de empresas como en los mercados y en las políticas públicas. El incremento de la eficiencia, en la micro y macroeconomía, es el resultado de la aplicación de beneficios sociales y culturales que favorecen al conjunto de la sociedad.

Esa proyección económica es una respuesta real para atajar los graves problemas sociales de esta época: la pobreza, la exclusión y la marginación, que afectan a personas en diversas zonas del mundo, entre las que no podemos pecar de ceguera y no incluir a grupos importantes de nuestra ciudadanía.

En las últimas semanas, hemos tenido la oportunidad, junto a Isba SGR y la Fundación Barceló, de establecer un acuerdo para fomentar la creación de puestos de trabajo, impulsar el emprendimiento y ayudar en el desarrollo de microempresas en Mallorca. Nuestro interés es contribuir al desarrollo económico, favoreciendo el acceso a la financiación para beneficiar a profesionales autónomos, cooperativistas, pequeñas empresas, mujeres y jóvenes emprendedores y, sobre todo, a personas desempleadas para que puedan emprender su propio negocio o para reforzar los proyectos empresariales ya iniciados, siempre que se genere nuevo empleo.

Se impone una economía social que apueste por un nuevo modelo de desarrollo, alternativo, íntegro y sostenible, con énfasis en lo local. Es un modo nuevo de pensar y de proyectar procesos transformadores eficaces y profundos, en condiciones de conciliar la conciencia y la voluntad en la búsqueda de una vida mejor y una sociedad más humana. Es un proceso real en el que convergen diferentes actores del ámbito económico y social: personas que quieran desarrollar iniciativas empresariales innovadoras, eficientes y con un claro sentido social y ético; los movimientos cooperativos que proceden de la economía social; los empresarios que quieran compaginar eficiencia y solidaridad, y que aspiran a establecer en sus empresas modalidades armónicas de convivencia humana; las organizaciones no gubernamentales, las instituciones públicas y los poderes locales sensibles a los problemas de la pobreza y el desempleo que ven en la economía social una manera eficaz de abordarlos.

Compartimos la opinión y también la certeza que, frente al desempleo y la falta de oportunidades, ese acuerdo de financiación de microcréditos creará cauces apropiados para una mejor inserción en los mercados laborales. Y permitirá nuevas formas de organización económica, que contribuyan eficazmente a la superación de las desigualdades que impactan negativamente en nuestra sociedad.

Y el último apunte para que no se olviden nuestros jóvenes lectores, incipientes universitarios: la catáfora es la figura literaria que consiste en la anticipación de una idea que se expresará más adelante en el discurso.