Artur Smalovschi y Vincent Hoonings son los impulsores de Mocean.

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Dos emprendedores han encontrado la solución perfecta para poder tomar una copa tranquilamente en un barco o en un avión sin peligro de que se caiga. Han diseñado un mantel de silicona con un sistema de imanes que sujeta a la superficie la cristalería, unas copas de champán y de vino de policarbonato transparentes e irrompibles. Con este producto se suman a la quimera de los jóvenes emprendedores: triunfar con su propio negocio.

Este “equipo perfecto” prevé que en junio o julio los productos de Mocean ya estén a la venta en Europa. Con tan solo 25 años, Vincent Hoonings (Holanda, 1989) y Artur Smalovschi (Moldavia, 1990) han dejado sus trabajos anteriores para dedicarse íntegramente a su idea. Se conocieron en el Port d’Andratx, donde viven desde hace años. “Estaba navegando, pasó un jet ski y las copas de tinto se nos cayeron sobre la ropa y la teca. Inmediatamente me puse a investigar un sistema para que no me volviera a pasar”, cuenta Hoonings.

Y el invento ha sido un mantel de silicona y metal completamente flexible. “Las copas están hechas de policarbonato, un material irrompible pero con un peso, la claridad y la elegancia de cristales verdaderos. Las copas se agarran al mantel mediante un sistema de imanes muy potente”, explica.

Además del mantel y las copas de vino y de champán han creado hasta 11 productos: un refrigerador para cerveza, una bandeja, otra bandeja para almacenamiento, vasos de diferentes tamaños, un enfriador de botellas y posavasos.

GRAN MERCADO. Su producto puede interesar a “cualquier persona” pero clasifican dos tipos: “clientes a los que les gusta viajar, el sol, la playa, la tranquilidad... Más de náutica de recreo. Y luego estarían los clientes que cruzan mares u océanos, los cruceros. Estos tienen miles de vasos y son clientes que nosotros también queremos tener”, indica Artur.

Saben que tarde o temprano tendrán que fabricar las copas de cristal. “Nuestro cliente de momento será cualquiera que tenga un barco a partir de 12 metros, pero para vender a barcos grandes se necesita cristal, porque una persona que tiene un champán de 500 euros no lo pondrá en copas de plástico. Sin embargo, pensamos que el mercado es mucho más amplio: aviones, en casa para un pícnic, la hostelería, que ahora utiliza sistemas de raíles y colgar las copas boca abajo haría muy buen efecto”, destaca.
Ya han iniciado contactos con clientes, grandes y pequeños. La compañía holandesa de fabricación de barcos Feadship venderá uno de sus modelos con los productos de Mocean con la condición de que las copas sean de cristal. “No queremos vender directamente a los clientes sino a través de ferias, exhibiciones, representantes y en la página web (www.moceanshop.com), para abastecer todos los canales de venta”.


FINANCIACIÓN. En estos momentos Mocean está en fase de captación de financiación para poder costear los moldes, que fabrican en China. Para ello han abierto una plataforma de financiación vía crowdfounding en Quickstarter que estará abierta todo el mes de febrero.

No piensan patentar su invento porque les costaría “otros 25 mil euros”. “Nos gustaría, pero hoy en día las patentes no te dan seguridad, los chinos te lo copian la tengas o no”, asegura Artur. No obstante, tienen otros planes de futuro. “Empezaremos con 11 productos pero tenemos 25 más, como vajilla, cubertería, decantadores de vino, etc.”. Tienen calculada su estrategia hasta el mínimo detalle y solo cuando empiecen a facturar se establecerán como sociedad limitada. “Es un modelo de costes escalables pero conseguir el dinero inicial no es fácil”, concluyen.