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A finales del mes de noviembre, la Conselleria d’Economia Medi Ambient i Caça del Consell Insular de Menorca presentó el primer estudio del sector de la pesca de la isla, un análisis socioeconómico del sector marítimo y pesquero con el propósito de poder establecer un plan estratégico para su desarrollo. El estudio elaborado por el consultor pesquero José Carlos Macías ha permitido obtener una foto fija de la situación del sector.

Si bien la pesca es una actividad económica muy arraigada en la comunidad, la pesca profesional ha ido perdiendo peso. Actualmente solo representa un 0,25% del PIB en Balears. En Menorca la situación no es nada halagüeña para el sector pesquero, que tiene mucho trabajo por delante para revertir la situación actual y lograr su viabilidad.

El volumen total de capturas del año pasado ascendió a 300.000 kilos, que en valor económico pudo alcanzar los cinco millones de euros, tal y como indica el estudio. En el puerto de Maó las capturas desembarcadas anualmente por la flota de artes menores se han mantenido más o menos constantes en torno a los 40.000 kilos, con un ligero ascenso el año pasado. Por su parte, las capturas desembarcadas por la flota de arrastre han mantenido una línea ascendente sobre los 120.000 kilos anuales.

De todas las capturas, la que más destaca es sin duda la gamba rosada, con un volumen medio anual de unos 35.766 kilos. El estudio hace especial hincapié en la repercusión económica que tiene la captura de la gamba para el sector pesquero local.
Después de analizar las capturas desembarcadas entre Maó y Ciutadella de 2002 a 2013, se concluye que la gamba roja supuso un impacto económico de más de dos millones de euros, teniendo en cuenta que el volumen fue de 54.336 kilos y el precio medio de la gamba roja mediana era de 39 euros/kilo.

Otro dato que aporta el estudio encargado por el Consell Insular de Menorca hace referencia a la pesquería de la langosta, una de las actividades principales de las flotas artesanales vinculadas a los puertos pesqueros de Menorca, especialmente al de Fornells. Los desembarcos de langosta en este puerto suponen unos 10.000 kilos anuales, seguido del cabracho (caproig), con más de 8.000 kilos.

Respecto a la marisquería o acuicultura, se concentra básicamente en la zona del puerto de Maó, donde existen actualmente un total de 14 mejilloneras en producción, que pertenecen a cuatro empresas. De acuerdo a los datos obtenidos a partir del Consell Insular, la producción en 2013 fue de unas 130 toneladas de mejillón y unos 800 kilos de escupiña. El estudio indica claramente que es un área de poco desarrollo y que tiene mucho potencial.

COMERCIALIZACIÓN. Menorca dispone de 37 puntos de comercialización de pescado por canal directo (desde el barco o empresa, hacia el detallista tradicional y la restauración). También existen algunos intermediarios de pequeño volumen, pero en la mayoría de los casos el propio barco es el que se encarga de vender su producto directamente a los restaurantes o a las pescaderías. El sector de la restauración es el principal cliente de los productos frescos que se comercializan a través de los tres puertos pesqueros de Menorca.

La marcada estacionalidad que vive la isla desde hace tiempo también se traslada a la actividad pesquera. La actividad se concentra principalmente entre los meses de junio a septiembre, y lo mismo ocurre con el resto de actividades indirectamente relacionadas con la pesca. La mayoría de barcos adscritos a la cofradía de Fornells venden las capturas a la restauración a nivel local, ya que por su ubicación y la oferta turística que presenta, recibe una demanda directa de productos pesqueros.

Los mercados tradicionales son otro de los puntos de venta de gran parte de las capturas procedentes de la flota pesquera extractiva. Este es el caso del mercado de Maó o el de Ciutadella, donde existen varias pescaderías en cada una en las que se comercializan los productos recién desembarcados. Este tipo de mercados también está sometido a la estacionalidad en la demanda de productos, ya que son ampliamente visitados por los turistas.

Tanto supermercados locales como grandes cadenas nacionales son otros de los destinatarios de los productos pesqueros, aunque en menor proporción. Existen algunos barcos o empresas que comercializan un parte de su captura a estos establecimientos.

La flota pesquera operativa con puerto base en Menorca está asociada a alguna de las tres cofradías existentes en los puertos de Maó, Ciutadella y Fornells. Pertenece o bien a la pesca de arrastre, o a la pesca de artes menores, que es la que tiene mayor presencia en la Isla. Cuenta con 54 embarcaciones tipo laúd, que no sobrepasan los diez metros de eslora y se mueven como máximo entres las ocho y diez millas náuticas. Como ha sucedido en el resto de nuestro país, el censo de este tipo de embarcaciones no ha hecho más que disminuir.

MENOS EMBARCACIONES. Maó, por ejemplo, ha pasado de 68 embarcaciones en 1996 a 30 en 2014. En Ciutadella este valor se ha movido en torno a la veintena de embarcaciones operativas mientras que en Fornells la cifra se sitúa alrededor de la quincena. Por su parte, la flota de arrastre menorquina se mantiene estable consiete embarcaciones, cuatro en Ciutadella y tres en Maó. Fornells no dispone de ninguna.

En el apartado de conclusiones el estudio resalta la necesidad de apoyar al desarrollo y consolidación de un sector pesquero menorquin viable y sostenible, pero que vive una situación ciertamente compleja. Las soluciones precisan de un conjunto de actuaciones bien estructuradas que abarcan desde la propia gestión que realizan las diferentes administraciones públicas hasta la comercialización de los productos, las inversiones en puerto, la formación o la investigación.