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Los autónomos ganan protagonismo en un mercado laboral dominado por la incertidumbre y el corto plazo. La razón principal es coyuntural, es una vía de escape que encuentran las personas que han perdido su empleo. Pero hay también un segundo factor estructural, que es un cambio en la composición del mercado laboral y en lo que entendemos por empresa: el autoempleo se está imponiendo en todo el mundo, y Balears no es una excepción. Freelance, autónomo... se le llama de muchas maneras, pero trabaja por su cuenta en puestos que hasta ahora eran de asalariado, una moda que ha llegado con la crisis para quedarse.

Las cifras de afiliación de autónomos demuestran que el autoempleo está ganando terreno en términos relativos. No obstante, los datos más recientes de Balears, del segundo trimestre de 2014, muestran una disminución respecto a los que había al principio de la crisis en términos absolutos. Si en 2012 se registraron 92.523 afiliados por cuenta propia, este año eran 88.174. Esto se debe a que todo el empleo ha disminuido, tanto en trabajadores por cuenta propia como por cuenta ajena.

De estos 88.174, 51.080 son autónomos propiamente dichos, que no están integrados en sociedades mercantiles, cooperativas ni de otro tipo. En el conjunto del Estado, en el segundo trimestre había 3.145.247 afiliados por cuenta propia en la Seguridad Social y 1.945.572 autónomos propiamente dicho.

En realidad, el peso de los autónomos ha aumentado. Ínfimamente, pero ha aumentado. Según datos del Informe sobre el mercat de treball de les Illes Balears de 2013, si en 2006 los autónomos representaban el 18,4% de todos los afiliados, en 2008 era el 19,5%, un incremento que se explica porque los trabajadores por cuenta propia del régimen especial agrario se integraron en el régimen de autónomos a partir de 2008. Pero después de esta fecha siguen creciendo en importancia relativa, hasta llegar al 20,3% en 2013. En definitiva, el incremento es mínimo pero constante.

El perfil mayoritario del autónomo en Balears no ha variado con la crisis: es varón, de entre 40 y 54 años (aunque con una importante presencia entre 25 y 39 años) y trabaja en el sector servicios. No tiene asalariados a su cargo, trabaja en una sola actividad, es español, lleva cinco años o más en su negocio y cotiza por la base mínima.

No obstante, hay un dato clave que apunta a un cambio en el perfil tradicional del trabajador por cuenta ajena. Los autónomos que se dedican a los servicios han aumentado considerablemente. Si en 2008 eran dos de cada tres (67,3% del total), ahora tres de cada cuatro autónomos trabajan en los servicios (75,2%).

Jeroni Valcaneras es el presidente de la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores de les Illes Balears (UATAE). En la asociación han notado, según Valcaneras, un aumento de los autónomos como una salida a la crisis, y los parados de las Islas optan más por esta alternativa que en el resto de España. Balears encabeza el aumento de trabajadores por cuenta propia en el comercio y la hostelería, según UATAE. Desde enero de 2014, estos dos sectores han supuesto el 67% de las nuevas afiliaciones en el régimen de autónomos. “Desaparecen las actividades tradicionales y nacen otras con la idea de buscar una alternativa personal al desempleo, y habrá que ver si se consolidan”, indica Valcaneras. Para él, el peligro de estas iniciativas radica en que si el comercio factura menos en conjunto y cada vez hay más autónomos en el sector, el futuro de muchos de ellos está “seriamente comprometido” si no mejoran las condiciones económicas.

EXTERNALIZACIÓN. Pero la figura de los autónomos también está en auge por un cambio en el modelo laboral. Se están encargando a autónomos trabajos que antes cubrían asalariados. “Todo se externaliza hoy en día, porque los costes para las empresas son muy altos. Esto está cambiando el trabajo como lo hemos entendido hasta ahora, porque se está subcontratando todo lo que se puede”, indica Valcaneras.

“Un autónomo, o emprendedor, arriesga su tiempo o su dinero en conseguir el objetivo que se ha propuesto. En Estados Unidos el trabajo es totalmente flexible, y el futuro va por ahí. Así es más fácil hacer frente a los picos de demanda que tienen las empresas, una característica propia de Balears porque es una comunidad turística”, indica José María Gilgado, presidente de l’Associació de Joves Empresaris de Balears.

El presidente de UATAE cree que hay una correlación directa entre el aumento de los autónomos en el sector servicio y la situación de desempleo de los profesionales liberales, como abogados, economistas, médicos, profesores, informáticos o periodistas. “Esta tendencia la vemos desde hace años, pero ha aumentado más con la crisis. Ahora la gente se está dando cuenta de que en una profesión con mucha competencia, hay que profesionalizarse y distinguirse de los demás para tener trabajo, aunque este cambio de mentalidad es difícil porque no estamos acostumbrados”.

¿ES MALO? La gran preocupación que existe es la precarización en las condiciones de trabajo que comporta el hecho de ser autónomo, y si es malo dejar de ser asalariado para pasar a trabajar por cuenta propia.

“No es malo, estoy convencido”, afirma rotundo Jeroni Valcaneras. “No es ningún paso atrás, y aunque los sectores más sindicalistas dicen que es un recorte de derechos, yo no lo creo. El autoempleo está bajando las listas del paro. El único problema es que falta regulación en el sector autónomo, porque somos los más castigados”.

El profesor de economía de la UIB Llorenç Pou cree que la subcontratación es perjudicial para todos los trabajadores. “Es malo porque se está transfiriendo el riesgo que antes asumían las empresas a los trabajadores”, afirma.

“No es ningún paso atrás, es una adaptación a las nuevas tendencias del mercado”, observa Gilgado. “La economía va más rápido, es más flexible, está en constante movimiento, es la antítesis del funcionariado, diría”, remarca, mientras asegura: “En no muchos años se contratará por proyectos y por cumplimiento de objetivos, y no se pagará por horas”.

El economista de iAhorro Pau Monserrat tampoco cree que sea negativo. “Mi empresa está en Madrid y yo vivo aquí, estoy acostumbrado a trabajar a distancia, es un modelo de trabajo que va a más. Los sindicatos se oponen al autoempleo, pero estamos en una situación de mucha demanda y poca oferta de puestos de trabajo. Creo que hace falta otra reforma laboral para que se flexibilice todavía más el mercado laboral”, opina.

LA REGULACIÓN FALLA. Si hay un aspecto que critican los expertos consultados es la regulación. El presidente de UATAE insiste en corregir dos puntos claves: “En primer lugar, falta más apoyo y ayuda al colectivo. Nosotros denunciamos que hay una falta de financiación muy grande. Las grandes empresas tienen el dinero que necesitan y nosotros no, y el acceso a la financiación es básico, porque no hay muchos autónomos que puedan pasar un invierno sin una póliza de crédito. Y en segundo lugar, se tiene que reducir burocracia, que se ponga una ventanilla única y que se digitalice el sistema, porque nos hace perder dinero y sobre todo mucho tiempo”, insiste.

José María Gilgado defiende la misma posura: “El autónomo está jurídicamente maltratado, está desamparado, por ejemplo, en el caso de incapacidad temporal o las mujeres que quieren ser madres, lo tienen mucho más difícil que un asalariado”. Apuesta, como Monserrat, por otra reforma laboral.

A propósito del cambio de modelo laboral y de la regulación, resume Monserrat: “Ya pasa que un trabajador se parece cada vez más a un autónomo, y más que pasará. Hay que intentar que este nuevo autónomo no esté ‘en el lejano Oeste’, como pasa ahora”. “El mercado laboral será más ágil y requerirá más formación, más que solo una carrera. Habrá que tener formación de empresario y capacidad de trabajar para más de una empresa. Y este debate no está en la calle. En el futuro viviremos otra situación, y el mercado laboral será diferente a cómo lo conocemos ahora”, concluye.