TW
0

El lanzamiento de BeMate por parte del empresario hotelero Kike Sarasola ha tenido una amplia resonancia. Para los partidarios se trata de un concepto revolucionario, mientras que para los detractores, principalmente hoteleros, es una traición que además terminará canibalizando el negocio principal.

Resumiendo, Be Mate pretende competir con Airbnb en el alquiler de apartamentos cercanos a sus hoteles Room Mate, situados en el centro de las diez ciudades donde opera, pero ofreciendo complementariamente servicios auxiliares de hotelería, como conserjería limpieza y restauración. En total cobrará un diez por ciento al cliente y un cinco al propietario.

La idea es sencilla, elegante y relativamente barata para el cliente. Las cadenas hoteleras, que ahora se oponen y que gestionan propiedades en el centro de ciudades importantes, harían bien en estudiar la conveniencia de apuntarse al nuevo modelo.

Si el sistema se extiende ayudará a aflorar una parte de la oferta oculta, puesto que todos los apartamentos y casas que se apunten tendrán que estar legalizados y pagar sus correspondientes impuestos. Hoy día cerca de un treinta por ciento de los turistas que visitan nuestras ciudades se alojan pisos particulares, por lo que parece claro que hay una oportunidad de negocio. Debería incluso ayudar en la imprescindible lucha contra la oferta ilegal que se está convirtiendo en uno de los principales problemas de nuestro turismo, problema que se incrementa, léase La Barceloneta, por la baja calidad de su clientela.

Lo curioso del caso es que cuando creíamos que internet había traspasado el poder al cliente facilitando la comunicación directa entre compradores y vendedores, nos encontramos con que los intermediarios siempre encuentran la manera de buscar su hueco, con lo que al final la venta de productos turísticos, excepto en la aviación, termina estando igual de intermediada que en la economía analógica, y a veces por los mismos sujetos.

Hace muchos años que los hoteleros gestionan propiedades de terceros utilizando diferentes fórmulas jurídicas, por lo que experiencia no les falta para emprender esta nueva aventura.

Kike Sarasola ha tenido la valentía de lanzarse el primero pero no será el único durante mucho tiempo.