El hotel La Quinta Resort & Spa es el único hotel de cinco estrellas que existe en Menorca | Marco Pastori

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Los momentos de incertidumbre son aquellos en los que se demuestra el verdadero pulso de las personas y, en este caso, la familia Pons Marín acaba de demostrar su carácter empresarial con la compra del único hotel de cinco estrellas que existe en Menorca. La Quinta Resort & Spa se acaba de sumar a los tres establecimientos hoteleros que ya eran propiedad de la sociedad Inversions Pons Marín y que, con esta cuarta adquisición, se posiciona como una de las mayores cadenas hotelera de capital íntegramente menorquín.

Junto con el negocio de arrendamiento hotelero, Pons Marín también lleva más de sesenta años vinculado a la industria láctea de la isla, fabricando y comercializando los quesos La Payesa a través su sociedad explotadora, Explotaciones Pons Marín SL. Un negocio fundado por el abuelo Miguel Pons Marín, que su hijo Miguel Pons Villalonga hizo crecer y que ahora la tercera generación, liderada por su nieto Pere Pons Petrus, acaba de tomar las riendas. En cualquier caso, ambos negocios familiares llevan un sello empresarial negociador que se originó con la comercialización de queso artesano, derivó hacia la fabricación y comercialización de queso industrial con leche cruda y diversificó su negocio creando un grupo patrimonial que se ha dedicado a la inversión en establecimientos hoteleros.

LOS QUESOS. La historia empresarial de Miguel Pons Marín empezó con el negocio lácteo hace más de sesenta años. A finales de los años cuarenta, el empresario de Alaior compraba la producción quesera artesana de algunas fincas de Menorca que posteriormente comercializaba.

La modesta tienda de comestibles que tenía la familia se abastecía de pequeñas cantidades de queso fresco de los payeses que él mismo maduraba y posteriormente vendía, además de distribuirlo por otros establecimientos. “Del mundo del queso nunca acabas de saber del todo, como decía el fundador de El Caserío, Pedro Montañés. Montañés tenía toda la razón del mundo porque cada finca producía un queso con unas particularidades distintas que no hacía nada fácil la comercialización”, explica Miquel Pons Villalonga. “Después de quince años ayudando a mi padre, le propuse que debíamos dar un paso adelante y fabricar nosotros el queso de manera industrial para controlar la calidad y asegurarnos la fidelidad del consumidor”, añade.

Para conseguir materializar la idea fueron necesarios varios años de planificación, ensayos y adquisición de maquinaria imprescindible para acometer un cambio como el que pretendían con el negocio. “En aquella época no había muchas industrias del queso en Menorca y mucho menos que usaran leche cruda” explica Pons Villalonga. Entonces fue cuando Explotaciones Pons Marín SL pasó de comprar queso a comprar leche a las fincas, y levantó una fábrica en el polígono de Alaior para su elaboración.

“En 1985 empezamos con una nave de 2.000 metros pero posteriormente adquirimos las naves contiguas para poder realizar todo el proceso de secado y conservación del producto en cámara”, detalla Pons. “Nuestro proceso fue utilizar leche cruda para no perder el bouquet menorquín en la elaboración industrializada del producto y diferenciarnos de los quesos que se producían en el mercado. Hoy en día recibimos unas 20 toneladas diarias de leche, de las que salen 10 toneladas de queso fresco al mercado”, explica el empresario. “Desde siempre, nuestro mercado principal ha sido Mallorca pero también hemos iniciado la exportación, aunque es mi hijo Pedro el que se encaraga de liderar esta nueva etapa porque yo ya no estoy en el día a día del negocio”, puntualiza. “Pedro ha podido aprender aquello que me transmitió mi padre y que le permite, simplemente con el tacto, saber e identificar las características de cada pieza”, cuenta el emprendedor.

LOS HOTELES. Inversions Pons Marín nació hace quince años como elemento de diversificación del quesero, al comprar el 50 por ciento del hotel Xaloc. “Fue la primera adquisición que hicimos, aunque unos años más tarde nos desprendimos de él”, recuerda Pons.

La sociedad patrimonial es ahora propietaria de los hoteles Port Mahón y Agamenón, ubicados en Maó y es Castell y ambos de cuatro estrellas, y el hotel Playa Azul de Cala en Porter, de tres.

Con la compra de La Quinta Resort & Spa, de categoría superior con cinco estrellas, la empresa ha sumado un nuevo establecimiento que será explotado por Illa Invest, perteneciente al Grupo S’Algar Hotels que, hasta el momento, era propietario del inmueble. “La Quinta mantendrá la misma línea de explotación actual, ya que el grupo de la familia Sintes merece la máxima confianza y respeto. En especial, Carlos Sintes como responsable ejecutivo, con quien hemos cerrado todo el acuerdo que se ha firmado”, añade.

Por su parte, la cadena Set Hotels, gestionada por el empresario menorquín Francisco Mercadal, es la responsable de la explotación de los otros tres establecimientos de Inversiones Pons Marín SL desde el primer día. “Sin el respaldo de estos grandes profesionales difícilmente se hubiera adquirido el hotel”, admite el empresario.

Pons Villalonga destaca la importancia de poder disponer del cien por cien del accionariado de los cuatro hoteles para facilitar la toma de decisiones y mejorar su viabilidad. “Los hoteles Port Mahón y Agamenón estaban integrados por varios accionistas, y antes de poder crear la sociedad tuvimos que adquirir la totalidad. Curiosamente, en el Port Mahón llegamos a conseguir el 99 por ciento del accionariado pero el 1 por ciento que quedaba por controlar se hizo de rogar”, detalla con una sonrisa. El coraje y talento emprendedor de Miquel Pons Villalonga por los negocios le fue transmitido por su padre, Miquel Pons Marín, que le inculcó este empuje y carisma comercial.

Con esta adquisición, el objetivo que persigue la sociedad es generar movimiento comercial y participar activamente en el arranque del motor económico de la isla. En este sentido, Miguel Pons Villalonga afirma que cada adquisición conlleva inversiones de carácter periódico en mejora y rehabilitación de las instalaciones que, sin duda, repercuten en la creación de puestos de trabajo. “Quien piensa invertir en la isla se lo plantea dos veces, y más en momentos coyunturales”, señala. No obstante asegura que “tras reflexionarlo mucho y analizar detenidamente la operación, consideramos que estaba dentro de nuestras posibilidades y avanzamos en esta línea”, concluye Pons Villalonga.