José Ramón Bauzá no bajó a la terraza con el resto de invitados al acto. | M. À. Cañellas

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La patronal CAEB inicia etapa con Carmen Planas, la nueva presidenta que llega aupada por la poderosa Federación Empresarial Hotelera de Mallorca de Aurelio Vázquez, el estilete del grupo Barceló.

‘Nueva etapa’ era el eslógan que se podía ver con claridad en el cartel de la CAEB a la entrada en el salón de actos del Hotel Meliá de Mar, donde el pasado martes se distinguió al ex presidente Josep Oliver con la medalla de oro de la patronal.

La nueva etapa presenta aún muchas incógnitas, aunque la ausencia de Carmen Guitart y la presencia del nuevo gerente, Sergio Bertrán, dice ya muchas cosas. El homenaje a Josep Oliver reunió a las principales autoridades y a más de 200 empresarios.

A diferencia de Oliver, Carmen Planas empleó el castellano a o largo de todo su discurso, que fue excesivamente largo e institucional, un tanto vacío. Aún así, se percibió que la CAEB inaugura mandato en sintonía total con este Govern del PP. José Ramón Bauzá -que también marginó al mallorquín, sólo lo utilizó para dirigirse a Josep Oliver en tono familiar- se quejó una vez más la herencia recibida y se mostró satisfecho por los últimos datos del paro. Aún así, reclamó a los empresarios más esfuerzos para continuar con la recuperación. La sorpresa fue Joan Rosell, que hizo partícipe a los presentes de su conocimiento del eivissenc, pero habló también en castellano. El presidente de la patronal española, sin papeles, tienen interiorizado un discurso claro en el que compagina reivindicaciones con felicitaciones por la iniciada recuperación. Recalcó con habilidad que la patronal ha de mantener buenas relaciones con el poder «y también con la oposición, porque en algún momento van a volver a gobernar».

La vieja CAEB, encarnada por el distinguido ayer y ex presidente Josep Oliver, dirigió a los asistentes unas cariñosas palabras de agradecimiento, él sí íntegramente en mallorquín.

La candidata socialista Francina Armengol, junto a su fiel Bel Oliver, aguantó estoicamente las críticas, pero se ahorró aplausos en unos discursos que, a excepción del de Josep Oliver, tuvieron un marcado componente ideológico.

Acabados los parlamentos y una vez realizadas las fotos de rigor, llegó la hora del cóctel en la acogedora terraza del Meliá de Mar. La inmensa mayoría de políticos no aparecieron y se limitaron a departir durante unos momentos en la zona superior de la terraza con los anfitriones, mientras los invitados conversaban en la zona inferior entre canapés.

No faltaron a la cita el presidente José Ramón Bauzá; Margalida Durán, presidenta del Parlament; Teresa Palmer, delegada del Govern en las Illes Balears; Joaquín García, conseller d’Economia i Competitivitat; José V. Marí, conseller d’Hisenda i Presuposts; Gabriel Company, conseller d’Agricultura, Medi Ambient i Territori; Mateu Isern, alcalde de Palma; y el rector de la UIB, Llorenç Huguet, además de empresarios como José Sampol o hoteleros como Sebastià Escarrer, Gabriel Barceló o Jaume Llull.

Bauzá, Durán, Palmer, García y Marí iniciaron también, como la CAEB, una nueva etapa en la que minimizan -cuando no eluden- el contacto con la ciudadanía, incluso con los sectores más cercanos. No existía el peligro de recibir una pitada, ni una palabra de desaprobación excesiva, pero Bauzá sigue sin escuchar directamente a los ciudadanos y se limita a recibir las impresiones de sus más fieles colaboradores. Los empresarios, claro, nada entendieron al comprobar que su presidente no había hecho acto de presencia.

La excepción fue Gabriel Company, el conseller más pagès y engominado, que hizo alarde de sus dotes sociales. No es que esté en permanente campaña electoral, sino que se trata de su peculiar talante.

Francina Armengol, Bel Oliver y Pere A. Pons, candidato socialista a las Europeas, hicieron un corrillo con el diputado nacionalista Miquel Àngel Mas, siempre preocupado por su estimado Real Mallorca. Armengol rebosaba felicidad al comprobar que “los empresarios están especialmente simpáticos”. No seria de extrañar que vislumbren en el horizonte una nueva etapa.

El consenso alcanzado en el sector comercio, la final de la Liga de Campeones, las elecciones europeas, la continuidad de Lluís Carreras, la reforma fiscal anunciada por Montoro... fueron tema de conversación. Y lo fue también la ecotasa, estrella matinal en el Parlament y también en la tarde. Armengol, de hecho, tiene pensado encargar ya el articulado que ha de regir el impuesto turístico, que funciona, y con éxito, en ciudades como Barcelona o París. Su apuesta es por la eficiencia, sin estridencias, pero sin concesiones.

La portavoz socialista hablaba y se explicaba cuando Aurelio Vázquez, presidente de la Federación Hotelera, bajó la escalera que condudía al cóctel, acompañado de la gerente Inma de Benito. Se vieron, se saludaron y Vázquez recordó a Armengol que tienen una comida pendiente, pero el presidente de la patronal hotelera nada dijo del comunicado en el que mostraba su apoyo a una propuesta tan poco vinculada al turismo como la reducción de diputados de Bauzá.
Y la comida aún no tiene día. De momento, claro.