El verano pasado, por primera vez en dos décadas, el mercado transalpino fue superado por el español. La crisis y los esfuerzos de la Pitiüsa menor por diversificar su turismo se encuentran entre los principales motivos del cambio. | Alfredo Montero Mayans

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La supremacía del turismo italiano en Formentera empieza a ser historia y la ansiada diversificación de mercados se convierte, poco a poco, en una realidad. El año pasado, por primera vez, los visitantes del país transalpino pasaron al segundo lugar con una ocupación del 39,7% y fueron superados por el mercado español, que escaló hasta el 46%. La hegemonía italiana cayó del 50% que mantenía desde hace dos décadas y dejó para el recuerdo el récord de 2007, cuando se hizo con el 75% de la ocupación.

El turista alemán (12%), el francés (2,5%) y el inglés (4%), también empiezan a disfrutar del paraíso pitiuso y a permitir al Consell d’Formentera soñar con la diversificación que promueven en las ferias. Todo ello sin dejar de lado un mercado consolidado como es el italiano, al que la Pitiüsa menor “tiene mucho que agradecer”.

Así lo asegura la consellera de Turisme, Alejandra Ferrer, que repite la palabra “diversificar” como un mantra: atraer a diferentes mercados, alargar la temporada y ampliar los canales de venta por internet o agencias pequeñas, para añadir al tradicional touroperador, son objetivos que entran en el concepto de diversificación que la Pitiüsa menor busca casi de forma histórica y que ahora parece estar empezando a conseguir.

Nada es casual. Este año, Formentera se promociona “por Amsterdan, en Ultrech, en Helsinki, y en varias ciudades alemanas, como Múnich, Hamburgo y Dusseldorf”. “La semana que viene ya nos toca la feria ITB de Berlín y luego nos vamos a Moscú. Intentamos darnos a conocer lo más posible en otros mercados, sobre todo el nórdico, que este año dispone de conexiones directas con Eivissa. Siempre hay que manejarse con esta información, porque no tiene sentido promocionarnos en mercados que no puedan llegar a visitarnos o que lo tengan muy complicado”, explica la consellera. El trabajo implica la asistencia a ferias para presentar eventos de fuera de temporada, además del sol y playa, y la promoción con agencias de viaje y medios de comunicación.

El objetivo es romper con la hegemonía de los turistas italianos, pero no es, ni mucho menos, dejarlos de lado. Sin ir más lejos, la semana pasada, Formentera estuvo presente en la feria internacional de turismo BIT de Milán, donde presentó una propuesta con actividades al aire libre fuera de temporada alta como Formentera sobre el mar o Formentera a caballo, y eventos consolidados como los Fines de semana gastronómicos. También asistirá a la feria Eudishow de Bolonia, pero sobre todo la Pitiüsa menor prepara una fiesta en Milán para agradecer su fidelidad desde hace más de 20 años.

“Cuantas más nacionalidades y mercados podamos mezclar, mejor, porque menos dependientes seremos de cualquiera de ellos. Pero tenemos mucho que agradecer al mercado italiano”, reitera Ferrer. Se trata de un turismo que tiene gasto medio por persona “alto”. “Italia es más cara que España, entonces a ellos no les parece tan cara Formentera como a otros mercados; ahí está la diferencia, tienen unos sueldos más altos porque en general el nivel de vida también lo es”, destaca Ferrer, sobre un gasto medio por persona que en 2013 se situó en 127 euros al día.

Formentera tiene 10.500 plazas, entre hoteles y apartamentos turísticos, aunque en temporada alta pernoctan hasta 40.000 turistas cada día, repartidos también en viviendas vacacionales. “La llegada de viajeros al puerto es de 1,2 millones en un año”, concreta Ferrer sobre las grandes cifras del turismo en la Pitiüsa menor.

¿Pero a qué se debe el descenso de los turistas italianos? “Supongo que tiene que ver evidentemente con la crisis que nosotros también sufrimos, pero el mercado nacional está más cerca, entonces, las estancias cortas y los huecos que antes rellenaba el italiano, ahora lo está haciendo el mercado nacional y sobre todo el catalán”, responde la consellera.

Precisamente, este repunte del mercado nacional y de visitantes de otros países permitió que el descenso del italiano registrado en 2013 no afectara a la temporada. Entre mayo y septiembre, la ocupación total fue del 78%, superando el resultado de 2012, que fue del 73%, y acercándose al “récord histórico” registrado en 2011, con un ocupación total del 82%.

La historia del turismo italiano en Formentera se remonta a finales de los 80 y principios de los 90 cuando empezaron a llegar “sobre todo, milaneses, y única y exclusivamente italianos del norte”. “En ese momento teníamos mucho turismo alemán, que fue disminuyendo a medida que iba aumentando el italiano”, recuerda Ferrer.

El visitante transalpino inauguró el turismo de masas para esta pequeña isla de 83 km2, y también empezó a innovar disminuyendo las contrataciones por touroperador y eligiendo canales directos como agencias de viajes o internet.

La relación entre el turismo italiano y Formentera también tuvo sus momentos críticos. La concentración de los jóvenes durante los meses de julio y agosto y las fiestas multitudinarias en las playas, con la celebración de la fiesta italiana por excelencia, Ferragosto (quince agosto), como punto álgido, provocó que las instituciones tuvieran que echar mano de nuevas ordenanzas. “Se trabajó contra esto y contra esta imagen, porque pensamos que Formentera no ha de vender vida nocturna y fiesta. Si bien se puede disfrutar de ella, no ha de monopolizar el nombre de la isla”, destaca la consellera.

La regulación fue horaria y obligó a los chiringuitos a cerrar a las 20 horas para que los visitantes se tuvieran que desplazar a restaurantes o bares para seguir su jornada de ocio. Y de tanto ir, los italianos también han abierto sus propios negocios en Formentera. Por un lado, están los residentes, que abren sus negocios todo el año o seis meses, y después están aquellos que solo vienen dos meses “y que pueden perjudicar la imagen pre y post temporada”, advierte Ferrer.

Para ellos, también se prepara una nueva regulación: encarecer la ocupación de vía pública y prohibir la música en vivo si abren pocos meses. Otra fórmula que busca diversificar.