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Le ha tocado presidir la Asociación de Constructores de Balears en una época muy difícil para el sector. Aun así, Eduardo López habla claro de lo que ha ocurrido en el campo de la construcción y no esconde sus reticencias por los “desastres” pasados.

La inversión en edificación privada ha subido un 3,62% en lo que llevamos de año. ¿Está satisfecho?
Lo valoramos positivamente, lo que pasa es que depende de cómo analicemos esos datos. 2012 fue muy negativo, por lo que ahora subir un tres por ciento no es suficiente. Da la sensación que en 2012 hubiéramos tocado fondo, los datos los analizaremos a final de año.

¿Cuándo llegó la crisis a su sector y por qué?
La crisis empezó a partir de 2008 por la crisis económica en general, y porque se empezaron a vender muchas menos propiedades. En Balears no es que hubiera una gran saturación, pero había. Se empezaron a parar proyectos y se pararon también las inversiones... Y si a eso se sumamos que las inversiones públicas también fueron a menos, la situación hoy es grave.

¿La crisis del ladrillo va de la mano de la crisis financiera?
Creo que es a la inversa. La crisis económica produce unas circunstancias a las familias que les impide comprar o rehabilitar una vivienda. En los negocios, restaurantes y comercios sucede lo mismo. La construcción, al fin y al cabo, va detrás de la economía porque nosotros damos servicio a lo que la sociedad nos demanda.

¿Pues por qué es uno de los sectores más afectados?
Porque la construcción tiene un efecto multiplicador muy importante. Con la crisis, además de destruir un empleo directo al constructor, también se destruye empleo inducido. Es decir, por cada empleo a un constructor, ofrecemos más de dos empleos indirectos a carpinteros, fontaneros, cristaleros, etc... La prueba la tenéis en que el turismo, con dos años excepcionales, no ha generado mucho más empleo, porque tiene las plantillas que tiene. En nuestro caso, ha sido a la inversa.

¿Qué efectos tiene la burbuja inmobiliaria en Balears?
En Balears la burbuja ha sido mínima. La información que tenemos de los promotores es que actualmente no hay más de 2.000 vivienda vacías nuevas para vender. Esto, en un contexto normal de crédito, significaría que no habría suficientes viviendas en venta para la demanda de un año.

Ya sabemos que, normalmente, ustedes no ponen los precios finales de las viviendas. Pero, ¿cree que la burbuja creció tanto que se desbordaron los precios?
El gran negocio lo han hecho los propietarios del suelo. Ellos han hecho su agosto. Lo que ha producido el encarecimiento de la vivienda, a parte de la presión fiscal que se llevaba un 21% del precio final, ha sido sin lugar a dudas el precio del suelo, que se vendía al alza.

¿Cómo una pareja de mileuristas podía contraer una hipoteca de 900 euros o más para comprar un piso sin grandes lujos?
Primero de todo hay que decir que los precios no van a volver ser los que eran. Ahora el mileurismo impera, si es que llegan a eso... Es verdad que los ciudadanos se han hipotecado mucho, y por eso ahora llegan los desahucios. La solución está en las viviendas de alquiler. En Europa el porcentaje de régimen de alquiler es enorme. En cambio, en el Mediterráneo tenemos un concepto de la propiedad excesivamente arraigado. Pensamos que en vez de pagar 500 de alquiler, pagamos 700 y la casa es nuestra. La casa será tuya dentro de 40 años, y las vicisitudes de la vida te pueden llevar a tantas cosas que es absurdo tener esta mentalidad. Aquí compramos el 75% y se alquila el 25%. En Europa, es totalmente al revés.

¿El alquiler podría ser pues la solución?
Sin duda alguna. Creemos que es la única solución en estos momentos. Lo que está claro es que no podemos vivir por encima de nuestras posibilidades.

¿La iniciativa del Govern para la rehabilitación turística será también una solución para ustedes y su sector?
El turismo es uno de los sectores que puede tirar de la construcción. Hasta hace cinco años, la parte fuerte era la de construcción residencial. Pero esto debe ir acompañado de medidas concretas y partidas económicas públicas.

Vivimos en Balears, un archipiélago muy limitado. ¿Son ustedes los responsables de la destrucción del territorio?
Nosotros no tenemos nada que ver. Nosotros no consumimos territorio, ni consumimos nada. Nosotros somos constructores. Siempre estamos a través de un promotor, sea persona física o jurídica. Y además, siempre tenemos una licencia de obra. Nosotros somos ejecutores de unos proyectos que previamente tienen todas las bendiciones. Es más, como constructores, no tenemos ningún interés en hacer vivienda nueva. Podemos rehabilitar, que se emplea mucha más mano de obra que con la vivienda nueva.