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‘Visca el Puig de Sant Pere’, un documental a favor del barrio y en contra de su gentrificación

El director Luis Ortas realiza este documental que se proyecta esta tarde, a las de las 19.00 horas, en Es Baluard

La Plaça de la Porta de Santa Catalina, uno de los puntos neurálgicos del barrio | Foto: CINÈTICA PRODUCCIONS

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«Parece que está prohibido vivir con vistas al mar si eres pobre». Lo dice Luis Ortas, cineasta isleño que está trabajando actualmente en un documental sobre su barrio, el Puig de Sant Pere, y que es una aproximación humana, cercana y privada a un lugar que «parece más un pueblo que un barrio, en el que los niños siguen jugando en la calle, las vecinas se llaman de balcón a balcón y conoces el nombre de tus vecinos».

El filme, todavía en construcción, tiene hoy una proyección en Es Balurad Museu d’Art Contemporani (a las 19.00 horas), se titula Visca el Puig de Sant Pere! y se enmarca dentro de las fiestas del barrio promovidas por la AAVV, que es quien encarga a Cinètica Produccions este documental. El visionado de hoy, de hecho, servirá para seguir avanzando en la película, ya que, tal y como señala Ortas, «quería huir del individualismo y no hacer una obra autocomplaciente, así que he querido abrir el debate al barrio entero, generar un proyecto colectivo, ver cómo hemos envejecido y mirar hacia dónde queremos ir».

Luis Ortas, director del documental, durante una escena del mismo.

Por ello, Ortas invita a todo el que quiera acudir a la proyección no solo a que lo haga, sino también que «no tengan vergüenza de participar». Además, Es Baluard abre sus puertas para que la gente del barrio entre en el museo en lugar de que sea el propio centro el que salga hacia fuera.

La historia del barrio, por otro lado, va muy marcada por el PERI (Plan Especial de Recuperación Integral) que protegió el vecindario ante la especulación y que fue «un ejemplo para toda Europa», comenta Ortas. Gracias a este Plan se logró «conservar el Casc Antic y la tipología social de sus habitantes». No obstante, muchos de los vecinos ya no están con el paso de los años, y ahora «estamos ante una invasión que se traduce en que hay muchos comercios que no atienden ni en castellano, solo en inglés, alemán, sueco...».

Precisamente por esto denuncia Ortas que el gran problema al que se enfrenta el barrio es «la gentrificación», la cual puede provocar que muchas viviendas, que hoy en día son VPO, acaben liberalizándose, como ha pasado en otras zonas de la ciudad, y «que se acaben vendiendo las casas a suecos y alemanes y se descomponga la tipología social de este barrio».

Otra prueba de esta amenaza es ver cómo «han ido desapareciendo muchos comercios. Antes había ferreterías, carnicerías, peluquerías, estancos, etcétera. Ahora solo hay galerías de arte en las cuales nadie del barrio puede comprarse un cuadro».

Por otro lado, el documental pretende dar una visión muy cercana de cómo son las gentes que pueblan estas calles, ya que el filme está «hecho para ellos con todo el amor del mundo», y a través de este retrato, de este «espejo», dar una imagen sobre una forma de vida, la del Puig de Sant Pere, un barrio «diverso» que parece más un pueblo que una barriada y que, como la inmensa totalidad del resto de la Isla, está bajo amenaza de desaparición o de cambio irreversible.