REPORTAJE

El ‘profesor Grimalt’, el hombre «entrañable» que consagró su vida a las ‘rondaies’

El Departament de Filologia de la UIB impulsa este lunes por la tarde en Ca n’Oleo un homenaje al emblemático autor

Más que un personaje, una personalidad. Josep Antoni Grimalt es recordado por su dedicación a la rondallística, la edición de los volúmenes de las ‘rondaies’ de Jordi des Racó (Mossèn Alcover) junto a Guiscafrè, además de ser traductor y corrector de las obras de Villalonga | Foto: T.Ayuga

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Tal día como hoy, 30 de junio, pero en 1938, nacía en Felanitx Josep Antoni Grimalt, más conocido como Pep o el ‘profesor Grimalt’. Así lo llamaban sus compañeros docentes, sus alumnos y sus amigos, colectivos nada reducidos porque a lo largo de su vida fue entablando amistades, construyendo complicidades y hoy, casi un año después de su muerte, su recuerdo sigue muy presente para todos ellos. Por ello, para celebrar esa trayectoria vital y profesional, desde el Departament de Filologia Catalana de la Universitat de les Illes Balears (UIB) organizan este lunes por la tarde a las 16.30 horas en Ca n’Oleo una jornada en homenaje a Grimalt. El acto lleva por título Jo ho he de deixar tot i he de començar a estudiar lletres, algo que Grimalt dijo cuando explicaba que, una vez licenciado en Derecho, y se estaba preparando las oposiciones para ser notario, sentió la imperiosa necesidad de dejarlo todo para estudiar letras. Así lo recuerda Jaume Guiscafrè, uno de los que intervendrán en este homenaje junto a Carme Oriol, Nicolau Dols, Gabriel de la S. T. Sampol y Pere Rosselló. Además, la Coral Universitat cerrará la jornada, una formación que llegó a valorar como «lo mejor de la UIB».

El homenaje repasará las distintas facetas de Grimalt. Guiscafrè y Dols abrirán el acto explicando cómo han repartido la herencia del filólogo, ya que este les nombró herederos para gestionar su legado. A nivel económico, apunta Guiscafrè, «lo dejó todo a entidades de beneficencia, ya que no tenía familia».

Anécdotas

Ambos también aprovecharán la ocasión para compartir con el público algunas anécdotas y fotografías, desde finales de los 50 y principios de los 60, cuando se licenció en Derecho en Madrid, pasando por el servicio militar en África y hasta prácticamente su fallecimiento. Después, llegarán las intervenciones más académicas, como la conferencia que impartirá Oriol, catedrática de Filologia Catalana y profesora de etnopoética y folklore en la Universitat Rovira i Virgili (URV).

«Grimalt fue un maestro para mí. Le conocí cuando investigaba sobre la rondallística de Joan Amades. Concretamente, el primer artículo que publicó en la revista Randa me abrió un mundo, un campo para recorrer. Porque, aunque era un estudio sobre las rondaies recogidas por Mossèn Alcover, me fue de grana yuda para aprender conceptos y comprobar cómo enfocaba la clasificación de las rondaies», explica Oriol a Ultima Hora.

Por su parte, Dols abordará la vertiente lingüística de Grimalt. «Aunque no pertenecíamos a la misma escuela, porque éramos de generaciones muy distintas, siempre nos entendimos muy bien. Era una persona muy erudita, de inteligencia muy viva, que siempre tenía consejos para ayudarte. Lo que más me maravillaba de él era que, hasta el final, tuvo una memoria prodigiosa y nunca dudaba de temas de competencia lingüística. Su objetivo vital era la edición de las rondaies y lo sacrificaba todo por ello», destaca.

«Afortunadamente, y no todos los autores de obra extensa pueden decirlo, pudo ver publicado el último volumen de las rondaies. Hay que tener en cuenta que publicó, junto a Guiscafrè, nueve volúmenes de la edición crítica, un proyecto que se alargó nada más y nada menos que veintiséis años, desde 1996 hasta 2022, puesto que tuvo todos los problemas del mundo, como la quiebra de Moll o la pandemia del coronavirus», recuerda.

A nivel personal, Dols atesora una anécdota «sensacional». Cuando estaba en el segundo curso de Filologia, en la asignatura de Gramàtica Catalana que impartía Grimalt, Dols no quedó contento con el resultado del examen y pidió al profesor que lo tirara a la basura. «Accedió solamente porque aún no lo había corregido, era muy justo. Luego, en septiembre, me hizo una única pregunta en el examen: ‘Si fueras miembro de la Secció Filològica del Institut d’Estudis Catalans, qué cambiarías de la gramática catalana?’. Resulta curioso porque, muchísimos años después, soy, efectivamente, presidente».

Llorenç Villalonga

Aparte de las rondaies, la más importante empresa que llevó a cabo Grimalt fue la correción de las obras de Llorenç Villalonga. Como alumno de varias asignaturas que impartía, Pere Rosselló recuerda que, si bien todas versaban sobre lengua, él siempre tuvo muy presente la literatura. «Con Villalonga tuvo una relación personal intensa. De hecho, cuando publicó Història d’una dama i un lloro, en 1965, Villalonga la elogió. Jaume Pomar habló de un epistolario entre ambos que demuestra esa complicidad y confianza. Además, Villalonga, que estaba muy enfadado con las ediciones que le habían hecho las editoriales catalanas, le confió a él la labor de corregirlas. Eso le dio mucha seguridad», asegura Rosselló.

Y es que para el autor de Bearn o la sala de les nines era clave que los diálogos respetaran las formas y expresiones mallorquinas, algo de lo que se aseguró Grimalt. Además, señala Rosselló, se encargó de otras obras, como Les fures; la edición de la pieza teatral Mort de pipida, que lanzó Àlex Volney, de Llibres Ramon Llull, en 2017, o Desbarats, que recuperó Moll y que este año se ha podido ver en el Principal de Palma.

En este sentido, también es importante su faceta como traductor. De eso hablará Gabriel de la S. T. Sampol, también alumno de Grimalt, quien le firmó prólogo y posfacio de su traducción de les Màximes, de La Rochefoucauld, que vio la luz con Ensiola en 2008. «Le gustaba mucho la literatura del XVII, el ambiente que narraban autores como Pascal o Racine. Le interesaba mucho la corriente de pensamiento y la filosofía del jansenismo, su visión pesimista de la vida, aunque no creo que él lo fuera», razona el traductor.

INCA - CULTURA - CELEBRACION DE LA NIT DE LA CULTURA - PREMIS 31 DE DESEMBRE - Sesenta años de compromiso con la lengua.La OCB
Jaume Guiscafrè y Josep Antoni Grimalt recogieron un premio de la OCB por su trabajo con las 'rondaies'.

Inédito

En este sentido, Sampol señala que Grimalt tradujo La princesa de Clèves, de Madame de La Fayette, que Proa publicó en 1990 y que en 2019 recuperó Quid ProQuo. Es una historia de amor imposible, por lo tanto trágica y muy dolorosa. Él le supo dar un aire barroco muy acertado». Otra obra que tradujo es la pieza teatral La guineu i el raïm, de Guilherme Figueiredo, que publicó la UIB en 1993. Este texto se inspira en el personaje de Esopo, «autor de fábulas, que conectan con el mundo de las rondaies que tanto le gustaba a Grimalt».

Por otra parte, hay otras dos de teatro que permanecen inéditas: La versión Browning, de Terence Rattigan, que se llevó a la gran pantalla, y Una cançó d’horabaixa, de Noël Pierce. «Sabíamos de su existencia porque él nos habló de ellas, además con mucha ilusión. Conservamos los textos mecanografiados. Los he revisado y parece que son traducciones terminadas, a punto para publicar, aunque haría falta volver a repasarlas», avanza Guiscafrè. No sería el único proyecto al que Grimalt dedicó varios años. «Me contó que cuando se jubilara quería traducir Pentamerón. El cuento de los cuentos, de Giambattista Basile. «Me propuso colaborar y traducir algunos fragmentos en verso que aparecen en el libro, aunque finalmente se quedó en el aire».

Tal vez todos estos textos los llevara en su emblemático maletín, que paseaba arriba y abajo por las aulas de la universidad, donde, cariñosamente, fue y siempre será el profesor Grimalt.