Pónganse en situación: es de noche y les apetece ponerse una película. Abren Filmin y buscan. Aparece Kneecap, ese éxito sobre la banda irlandesa de rap que ha revolucionado el panorama. Y lo ponen, eso sí, con subtítulos en catalán. Y, quizá, se pregunten al acabar, ¿quién se encarga de realizar estos subtítulos? Pues bien, ella es Clara Castelar. La mallorquina, formada en Filología Inglesa y Traducción Audiovisual es subtituladora de cine y televisión, y es una de las responsables de que podamos no solo ver y escuchar algunas películas, sino leerlas.
Explica Castelar que está siendo un buen año para ella y de que «casi todo» lo que le llega es para realizar subtitulaciones en catalán, algo que no solo agradece, sino que además consume ella misma. Al fin y al cabo, es la lengua en la que vive con familia y amigos, y el poder aportar con su trabajo a que más gente pueda disfrutar de los proyectos audiovisuales en catalán es algo que la pone «supercontenta».
En el caso de Kneecap, la cinta que cuenta la historia de la banda de rap del mismo nombre, se puede ver en Filmin, que es el principal cliente de Castelar quuen reconoce que fue «muy divertida» la traducción de las canciones al catalán. «Además, se trata de un dicurso que conecta mucho con la comunidad catalana», reflexiona la traductora que se encargó de «adaptarlas» para que encajaran.
Imagen de 'Kneecap', la cinta sobre la banda de rap irlandesa del mismo nombre.
Estas libertades obeden a intentar recoger al máximo el sentido de la obra original. Desde las rimas, a los mensajes que pueden perderse en el hecho de traducir y mucho más. Otro ejemplo lo vemos en Faithless, cinta sueca dirigida por Tomas Alfredson, en la que hay un personaje que se presenta como Simon the Diamond (Simon, el diamante). «En catalán sería Simon el diamant, lo que hace que se pierda la rima, por lo que pensé: ¿cómo puedo respetar eso y que tenga sentido para los espectadores catalanes?». La respuesta fue: «Simon Doraemon» porque, reflexiona Castelar, «¿Quién no ha visto Doraemon?». De esta manera se basa en la cultura popular propia del público que acabará por consumir su traducción y, así, mantener el sentido original.
Artesanía
Su trabajo es, en cierto sentido, artesanal, sobre todo si hablamos del pautado, es decir, la sincronización del texto subtitulado con lo que los actores dicen en pantalla. Según Castelar esto ha de ser «manual y ha de hacerlo una persona», porque requiere de varios parámetros a tener en cuenta, como la duración, la coincidencia con quién dice lo que se subtitula abajo, etcétera. «Es muy importante porque una mala subtitulación puede hacer que la experiencia del visionado sea muy mala». Y es que, aunque pueda sonar paradójico, «los subtítulos están para que no los veas», indica.
En este punto es donde entra la Inteligencia Artificial, que últimamente ha afectado a casi todos los ámbitos creativos y culturales y, claro, la subtitulación es uno de ellos. «Me he visto afectada ya por ello», reconoce Castelar que detalla que se le han ofrecido transcripciones automáticas que ella debía subtitular, pero explica que «si la transcripción es mala, mi subtitulación también lo es, así que he ofrecido revisar esa transcripción y no me han dado más respuestas». El motivo es un intento de abaratar costes, algo que Castelar no comprende: «El ordenador no será capaz de captar el mensaje humano original, lo hará más plano».
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