ANIVERSARIO

Librería Ripoll celebra 95 años con un nuevo catálogo y una exposición sobre su historia

El negocio familiar, ubicado en la calle Can Sanç de Palma, festejará su aniversario este jueves entre las 18.00 y las 21.00 horas

Manuel y Carolina Ripoll posan ante la entrada de la Librería Ripoll, en la calle Can Sanç de Palma | Foto: Alejandro Sepúlveda

TW
2

La Segunda República, la Guerra Civil, la posguerra, el franquismo, la Transición, la crisis de 2008 y la pandemia del coronavirus son, entre muchas otras, las etapas históricas que ha vivido la emblemática Librería Ripoll de Palma, que este 2025 cumple 95 años. El negocio fundado por Tomás Ripoll en 1930 en su domicilio de Ciutat sigue activo hoy con la tercera generación de la familia, ahora en manos de Carolina Ripoll Schwendinger (Palma, 1995), aunque con la inestimable ayuda y asistencia de su padre, Manuel Ripoll Billón (Palma, 1945) quien ha regentado la empresa desde que su tío, el fundador, falleciera en 1971. Para festejar esta dilatada trayectoria, este jueves por la tarde, entre las 18.00 y las 21.00 horas, celebrarán un pequeño encuentro en el local inaugurado hace justo un año, en la calle Can Sanç número 8.

Asimismo, lanzarán un nuevo catálogo a propósito del aniversario, que se editará en digital pero también en papel, para preservar la tradición que iniciaron en 1943. Este número 75, detallan, está dedicado a autógrafos, manuscritos y documentos históricos, una recopilación en la que se incluyen joyas como «un tratado sobre cristalería de la fábrica de San Ildefonso, con doce láminas manuscritas originales», «unas vistas desde el Castell de Bellver por parte de Jovellanos durante su encarcelamiento», «una documentación sobre el fusilamiento del general Lacy en Bellver» o incluso «cuatro cuartillas escritas en mallorquín sobre un exorcismo que tuvo lugar en la Isla en 1703». Este jueves exhibirán un ejemplar como parte de una «pequeña exposición efímera» que recorrerá la historia de la librería «en clave iconográfica». De hecho, esta muestra servirá de punto de partida para, en el futuro, poner en marcha un proyecto que recoja esos materiales en formato de libro.

ASS010425015 (15).jpg
Detalle de una de las estanterías de la Librería Ripoll, especializada en libros de antiguo y grabados.

En cuanto al balance de la actividad de las últimas décadas, Manuel Ripoll reconoce que la época dorada se remonta a los años 90, cuando se produjo un auténtico «boom». La irrupción de internet y las nuevas tecnologías sin duda ayudó al negocio del libro antiguo, recuerda. Una época que, además, coincidió con la creación de la Asociación Ibérica de Librerías Anticuarias (AILA), de la cual Ripoll fue socio fundador y, más adelante, presidente. Con esta entidad se promovió la participación en ferias no solamente en España, sino también a nivel internacional.

Por el contrario, apunta Carolina, «actualmente las ferias no tienen tanto peso, porque resulta más caro asistir a estos eventos que no comprar directamente los libros por internet, pues al fin y al cabo están a un golpe de click». Asimismo, ambos coinciden en que el poder adquisitivo también ha menguado. «A la gente le cuesta más gastarse dinero en caprichos, por decirlo de alguna manera, pero antes no era tan así», puntualizan.

De cara a Sant Jordi, aunque no es una jornada especialmente relevante para librerías como Ripoll, se suman de nuevo a la campaña de descuentos del 10 % y el horario, que actualmente es de 11.00 a 14.00 horas y tardes con cita previa, se alargará hasta entrada la tarde. En todo caso, avisa Carolina, hay que tener en cuenta que la atención al público es «un cinco por ciento de nuestro trabajo», que en buena parte se centra en el inventario de documentos además de la elaboración de sus correspondientes fichas, que incluyen detalles exhaustivos sobre el contenido, su contextualización y su estado de conservación, entre otros aspectos. Todo esto, además, considerando la magnitud del almacén: 350 metros lineales de estantería, con más de 16.000 libros fichados. «Hace mucho que ya no adquirimos nuevos materiales, a no ser que nos llamen muchísimo la atención, porque hay que conservarlos bien. Aquí siempre hay un deshumidificador en marcha», asegura Manuel.