Me contó un andaluz, con ese acervo nervioso que les caracteriza, que un cura visitó al general Narváez en su lecho de muerte. Se recostó sobre su oído y le instó a que perdonase a sus rivales, y éste le respondió: ‘No tengo enemigos padre, los he fusilado a todos…’. El día que Llorenç Santamaria ‘toque el dos’ –de aquí a muchos, muchos años– podrá presumir de hacerlo sin conocer enemigo. Y es que allá donde va siembra generosidad, cercanía y cariño. Por suerte para sus oyentes también posee el talento del buen gusto, la claridad para versificar el amor y la puntería para atravesar corazones con un repertorio que jamás pasará de moda. Al menos para toda una generación. Nos citamos en el Auditòrium de Palma, donde este viernes (20.00 horas) ofrecerá un concierto con motivo del 50 aniversario de su canción más emblemática: Para que no me olvides.
Lleva cincuenta años cantando Para que no me olvides… Como para olvidarla...
— Pues sí, aunque te tengo que decir que han habido épocas que la dejé de cantar. No me cansé de la canción sino de la obligación de tenerla que cantar. Por suerte ahora disfruto cantándola.
Volvamos a 1978: ¿Cómo tuvo la osadía de llevar una balada como ‘And I lover her’ a la pista de baile?
— (Risas) Te tengo que reconocer que no estoy muy orgulloso de aquella grabación. Me dejé arrastrar por la moda discotequera.
¿Aún siente mariposas en el estómago al avanzar por las tablas y colocarse frente al haz de luz?
— Totalmente, de hecho estoy nervioso pensando en el viernes. Aunque debo decirte que con los aplausos se me cortan los nervios.
Sinatra dijo que cuando un artista sube al escenario de un teatro y se siente a la intemperie es hora de dejarlo… ¿su techo está bien hormigonado?
— Sí, estoy orgullosísimo y me siento un privilegiado. Cuando comenzó la pandemia pensé ‘si salgo de esta me retiro con una gira’, pero cuando haces un concierto y repites medio año después y el teatro está aún más lleno te sientes muy protegido. Mi techo está muy hormigonado.
Suerte, esfuerzo, destino… ¿Cual de ellos fue más determinante en su carrera?
— Como soy un soñador te diré el destino. Obviamente el esfuerzo es importantísimo, y en la suerte no creo demasiado.
¿Se siente poderoso al emocionar a la gente con su música?
— No, soy un tipo muy humilde en todos los aspectos. Estoy feliz de que a la gente le guste lo que hago pero no me siento importante.
Un blues antiguo decía que existen dos tipos de personas, las que nunca dejan de buscarse y las que escapan de sí mismas, ¿en qué lugar se ubica Llorenç Santamaria?
— Yo siempre busco algo, con los años me he dado cuenta de que soy un buscador de sensaciones y felicidad.
¿En qué ciudad se ha sentido más arropado sobre un escenario?
— No te lo sabría decir, en todos los sitios me tratan bien, y aquí en Mallorca me quieren mucho.
¿De qué error se siente mas orgulloso?
— Es jodida esta pregunta (risas). Me he equivocado mil veces, no sé… te diría que aprendí hace mucho tiempo a aceptarme como soy, es una forma de no sentirme frustrado.
¿Cuál es la mayor mentira que ha tenido que decir?
— Que me gusta un plato que me han preparado con cariño y no he querido defraudarles.
Si publicaran una autobiografía no autorizada sobre Llorenç Santamaria, ¿leeríamos muchas golferías?
— (Risas) No te creas… en aquella época había mucho rollo. Lo de sexo, drogas y rock and roll era cierto, pero había quien se pasaba más, yo era de los modestos. Por eso yo estoy en forma, entre comillas.
Entre la utopía y la distopía, ¿qué le frustra más?
— Las utopías están muy bien pero a mí siempre me ha gustado tocar con los pies en el suelo.
¿Podemos esperar nuevo material de Llorenç Santamaria?
— Quiero hacer un nuevo disco con canciones ya grabadas que incluirá alguna que tengo guardada en el cajón, son de temática atemporal, de amor y desamor.
¿Y ese disco en catalán del que me ha hablado en alguna ocasión?
— Cuando me retire grabaré un disco en catalán, lo tengo claro. Mientras siga haciendo conciertos no, porque el noventa por ciento son en lengua castellana.
Un partido promete la abolición del reguetón, ¿le votaría?
— (Risas) No tengo nada contra el reguetón. Cuando iba a Colombia a dar conciertos hace treinta años ya sonaba. Compraba discos para que mi familia lo escuchase, aunque ese reguetón no tiene nada que ver con lo que se hace ahora.
¿Un mundo sin música sería más feo que sin ojos?
— Todo es necesario, tanto la música como los ojos. El mundo se compone de muchas cosas y hay que disfrutarlas, lo que no está bien son esos totalitarismos que vienen y es para acojonarse. Vivimos en un mundo basado en el miedo, si pones el telediario es acojonante…
A estas alturas, ¿que le parece más atractivo: una mujer sexy o un gol de Lamine Yamal?
— (Risas) Un gol de Lamine me pone caliente.
¿Las quejas del Real Madrid hacia el colectivo arbitral dan para un bolero, una ranchero o usted no trata con ciencia ficción?
— (Risas) Para una ranchera de aquellas dramáticas… Es realmente acojonante lo que hace esta gente.
2 comentarios
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Si però...este quien es? Alguien conoce algún disco de el ? Donde suenan sus canciones?...sobrevlorado
Un Artistazo. Y Buena persona. Te mereces lo mejor.