Jordi Canal: «Hay una ‘alta’ literatura centrada en el ombligo del autor; la novela negra tiene ritmo, intenta enganchar al lector desde la primera página»

El impulsor y director de La Bòblia durante 20 años ofrece una charla este jueves en la Biblioteca de Cort, dentro del Febrer Negre

Jordi Canal ha sido director de La Bòblia, la biblioteca del Hospitalet de Llobregat desde 1999 hasta 2018, donde creó un fundo especial dedicado al género negro y policíaco. | Foto: MANEL GIMENO

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Son muchos los lectores que se adentraron por primera vez en el mundo literario gracias a un género en concreto: la novela negra. Se trata de una cuestión «histórica» que empezó hace muchos años, con «aquellos libros de bolsillo que vendían en el quiosco y que te atrapaban desde la primera página», recuerda Jordi Canal, director durante 20 años de La Bòbila, la biblioteca del Hospitalet de Llobregat donde creó un fondo especializado en el género negro y policíaco en España. El experto ofrecerá este jueves por la tarde en la Biblioteca de Cort (19.00 horas) una conferencia sobre su experiencia en la difusión de esta literatura, como parte de la 15 edición del Febrer Negre, que además de la literatura tiene muy en cuenta su relación con el séptimo arte.

«Hay un tipo de literatura que se considera alta, que gira alrededor del ombligo del autor. En cambio, la novela negra tiene ritmo, intenta enganchar al lector desde la primera página», asegura. En este sentido, no parece descabellado afirmar que la novela negra es más generosa con el lector, puesto que «ofrece una visión más global y social» que no las que se centran en el mundo interior de quien lo cuenta.

Publicación

Con todo, Canal afirma que «se publica demasiada novela negra»: «En España, cada año se publican más títulos que en Francia, donde tienen una masa lectora muy mayor», compara. «Aquí se lanzan muchos títulos en tiradas cortas y, además, hay que tener en cuenta que el tamaño de las librerías es el que es, por lo que muchas veces los volúmenes se quedan en las cajas y nunca llegan a salir de ellas», avisa sobre este fenómeno de fast food literario.

Ante esta situación abrumadora, Canal confiesa que desde su jubilación ha podido encontrar un equilibrio. «Durante mi trabajo en La Bòbila leía muchísimos libros, algunos no porque me interesaran a nivel personal, sino para saber a qué tipo de lectores iban dirigidos. Desde que me jubilé me dedico a leer los autores que me gustan, aunque también hago algún descubrimiento. El hecho de no seguir la actualidad de forma precisa me ha dado mucha tranquilidad. Releo clásicos u otros que no había podido leer», confiesa, pero sin la condena de las novedades editoriales. Entre esos títulos de cabecera sobresalen los clásicos norteamericanos que vieron la luz alrededor de los años 50: David Loeb Goodis, Jim Thompson o Charles Williams. Con todo, destaca autoras contemporáneas «muy potentes», como Fernanda Melchor.

Respecto a la irrupción de la novela negra en España, Canal recuerda que aunque se produjo un «empuje editorial» alrededor del año 2005 y a raíz de la saga sueca Millennium, el «boom» en nuestro país se produjo a finales de los 70 y durante toda la década de los 80, «sobre todo a partir de la muerte de Franco», con autores como Vázquez Montalbán, creador del mítico detective Pepe Carvalho. Sin embargo, avisa que, en realidad, el fenómeno se remonta a los años 30, con la primera edición en España de Samuel Dashiell Hammett, considerado el «padre de la novela negra». «Durante unos años iban llegando las obras de autores americanos, pero no fue hasta que la intelectualidad se dio cuenta de que era un tipo de literatura interesante que no se extendió más, algo que ocurrió en los 60 y 70. Hasta entonces, la novela negra se consideraba una especie de subliteratura», lamenta. Una valoración negativa que, por suerte, ya no es vigente, celebra.

Cine

Sobre la relación entre el cine y la novela negra, Canal explica que el vínculo se remonta al paso del cine mundo al cine hablado. «En el momento en el que el cine pasó a ser sonoro se necesitaban diálogos, algo que precisamente tiene la novela negra, donde hay un argumento que avanza rápidamente y atrapa. Esa característica era muy útil para ese cambio de paradigma en el cine. Por eso desde los años 30 hay mucha adaptación cinematográfica de la novela negra, algo que continuó en las siguientes décadas».

Sobre estas cuestiones escribió, junto a Àlex Martín, el libro La Cua de Palla: retrat en groc i negre (2011). «Buscamos todas las películas basadas en los libros publicados y realmente había muchísimos. Luego publicamos dos volúmenes de Trets per totes bandes, donde intentamos hacer una historia global de la novela negra y policíaca en catalán, algo que nunca se había hecho y que es importante», apunta.