‘Prints’ de Matisse abren La Oficina, nuevo escaparate de la Kewenig

Se trata, precisamente, de la oficina de la galería palmesana, anexa al Oratori

Visitanes a la exposición ‘Prints’ de Matisse en La Oficina, nuevo espacio de la Kewenig | Foto: J. Morey

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Acercarse a nuevos públicos, abrir las puertas de las exposiciones y tender puentes a un nuevo coleccionismo. Con estas intenciones, la galería Kewenig de Palma desarrollará un nuevo concepto en lo que, hasta ahora, era su oficina, anexa al espacio expositivo del oratorio gótico de calle Sant Feliu, donde se instalaron hace 17 años. Pese a que algunas veces se exponían obras ahí, estas eran casi siempre un complemento a la muestra que se podía ver en el oratorio, que hacía las veces de espacio principal. Ahora, la oficina tendrá un espíritu independiente acorde a los nuevos tiempos.

«Se trata de generar un lugar más dinámico y colaborativo, que se acerque a un público más joven y menos miedoso a la hora de cruzar la puerta de una galería. Queremos romper la distancia que, muchas veces, existe entre el arte contemporáneo y el público», señala la directora del espacio, Sofia Borràs. Con esta idea en mente, la primera apuesta expositiva de la oficina ha sido un gran nombre de la Historia del Arte, pero que llega mediante una exposición de obra gráfica. En concreto, la galería inauguró ayer una muestra de prints de Henri Matisse, obras que nacen de las piezas y collages finales del artista, que construyó con papeles recortados cuando la artrosis que sufría en una mano ya no le dejaba pintar.

Formatos

«Hablamos de obra gráfica de diferentes formatos y tamaños, que Matisse trabajó mano a mano con el editor. Los precios de las mismas son asequibles. Creemos que piezas de este estilo encajan con la idea de acercarnos a nuevos públicos para generar un nuevo coleccionismo», señala Borràs. Para suavizar la dificultad que muchos sienten a la hora de entrar en una galería, se realizaron también cambios en el espacio enfocados a hacerlo más amable. Se deshicieron de las estanterías del fondo de la oficina, a la vez que crearon un lugar mucho más diáfano, que facilita el acceso al público.

«Es curioso, pero mucha gente visitaba el oratorio pero no llegaba a entrar, por vergüenza, en la oficina, pese a que también teníamos obra. Antes vendíamos catálogos, pero ahora lo queremos hacer más evidente para que la persona interesada sepa que puede llevárselos a casa. Se trata de hacer la visita al espacio más cómoda», destaca Borràs, a la vez que añade que esta nueva apuesta también dialogará con el talento local, y especialmente con otras disciplinas como diseñadores y objetos seriados.