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Megalodones, cocodrilos, ballenas, larvas y cabras prehistóricas… La lista de los animales descritos en Mallorca a través del estudio de sus fósiles es larga y valiosa. La paleontología proporciona información precisa de los seres que han habitado desde hace 300 millones de años el territorio que hoy ocupan las Baleares. Los expertos alertan de que millones de restos son destruidos en las canteras y obras de la Isla sin ningún control paleontológico por la falta de una cartografía de este tipo de yacimientos.

Rafel Matamales, conservador del Museo de Ciencias de Sóller hace balance de los hallazgos más importantes identificados hasta la fecha. La localización y descripción en Banyalbufar del fósil más antiguo que se conoce en el mundo de un antepasado de los mamíferos con dientes de sable ha dado recientemente la vuelta al mundo. No es el único récord de antigüedad. Mallorca tiene también el rastro de una larva pariente de los dípteros, un orden de los insectos que agrupa entre otros a las moscas y mosquitos, que también es el más antiguo del mundo que se conoce de esta especie.

Aunque en Baleares no existen rutas paleontológicas marcadas, se pueden observar las huellas, rastros y esqueletos de los organismos, plantas y animales que vivieron en Mallorca. Están en la Serra de Tramuntana, el Nord, el Raiguer, el Pla y en buena parte de las calas de Mallorca. La playa de Es Carnatge en Palma es uno de los yacimientos más accesibles. En las fachadas de numerosas construcciones realizadas con piedras extraídas de las canteras de las Islas, es fácil descubrir también alguno de esos antiguos habitantes.

Los fósiles más antiguos descritos en Mallorca se han hallado en la Serra de Tramuntana y tienen unos 300 millones de años. «Los encontramos en la playa de s’Hort de sa Cova en Valldemossa. Son partes del esqueleto de un antepasado de las estrellas de mar. El lugar que hoy ocupa Baleares era entonces un fondo marino profundo y de tanto en tanto llegaban los restos arrastrados por corrimientos de tierra que se producían en la plataforma continental. No vivieron en Mallorca, los trajeron los deslizamientos hace 300 millones de años», explica el experto.

Si seguimos avanzando en el tiempo, con una antigüedad de 270 millones de años se han descrito numerosos fósiles de plantas, pisadas y restos óseos en rocas del Pérnico en Banyalbufar. «En ese momento el territorio que corresponde a Baleares formaba parte del supercontinente Pangea y el ambiente que encontramos representado es de grandes ríos. Tenemos huellas de siete tipos de animales diferentes. Están las del Tramuntanasaurio (una nueva especie de reptil descrita en 2023). y las de un pariente suyo de mayor tamaño con pisadas tan grandes como una mano humana. También hay huellas de otros pequeños reptiles y del antepasado de los mamíferos con dientes de sable que hemos descrito recientemente. Tenemos pisadas de un animal relacionado que es un hervívoro del grupo de los Caseidos y una huella dudosa de otro reptil hervívoro, el Pareiasauromorfo», relata Matamales.

Una roca con huellas recuperadas del yacimiento de Banyalbufar está expuesta en la entrada de la Facultad de Ciencias de la UIB. Aunque son menos reconocibles que las pisadas, en Banyalbufar encontramos también otro tipo de rastros de los animales que habitaban allí. Son las marcas que la fauna dejaba al nadar cuando tocaba el fondo de los lagos y los ríos. Es lo que se conoce como trazas de nadación aunque no se ha identificado a qué especie pertenecen exactamente.

Entre los fósiles de plantas visibles de esta misma época en Tramuntana hay coníferas (pinos, cedros, secuoyas) aunque no de las familias actuales. Algunas tienen gran calidad e incluso se han encontrado en lo que los paleontólogos llaman «posición de vida» lo que quiere decir que conservan todas las ramas en su posición normal. Un lugar accesible para los curiosos que quieran buscar huellas en rocas de esta edad es el Port des Canonge en Esporles. El Museo de Ciencias Naturales de Sóller acoge también una exposición con fósiles de esta época y del Triásico.

Protoanisolarva juarezi, del Triásico.
Protoanisolarva juarezi, del Triásico.

«Al final del Pérnico se extinguieron el 96 % de los seres vivos del planeta. En el Triásico (hace unos 246 millones de años) lo que observamos es la recuperación de este planeta herido y Mallorca es un lugar único en el mundo para conocer la fauna después de esta recuperación. Tenemos un yacimiento de conservación excepcional en Estellencs de un sistema muy completo. Hay fósiles microscópicos y de cuerpo blando que generalmente desaparecen», dice el conservador del Museo de Ciencias de Sóller. En la zona hay una gran riqueza de plantas de lugares húmedos que crecían junto a los ríos y lagos. Hay colas de caballo y coníferas que son hierbas o arbustos que hacen piñas en vez de flores. En cuanto a fauna observamos fósiles de insectos de gran valor. «Incluso sabemos la comida que tomaron antes de morir hace 246 millones de años. Son lo que llamamos fósiles de compresión: una roca finamente laminada y entre dos de esas láminas queda un fósil comprimido y conservado como una litografía», dice Matamales. El más importante de los descritos hasta la fecha es una larva terrestre de cuatro milímetros de longitud que se conserva en gran detalle. Es un animal del grupo de los dípteros, emparentado con las moscas y los mosquitos y es el más antiguo de esta especie en el mundo. Se llama Protoanisolarva Juarezi. «En la misma zona se han localizado huellas de pequeños reptiles terrestres parientes de los cocodrilos y de los dinosaurios aunque anteriores a estos», dice el Matamales.

A partir de la segunda mitad del Triásico las fuerzas tectónicas o geológicas provocan que el territorio ahora ocupado por Baleares se hunda y recupere las condiciones marinas, esta vez poco profundas. Encontramos así moluscos de diferentes tipos y vertebrados como el ictiosauro, un reptil completamente adaptado a la vida marina con cuatro aletas y el morro fino, que en la cola tiene un miembro primitivo similar a una aleta. Medía dos metros de longitud y era depredador de peces. Se encontró en Sóller. «En Escorca tenemos el Notosauro, un reptil marino con forma más similar a un dragón que a un pez, con el cuello alargado y muchos dientes en forma de aguja para cazar pescado. «Es un reptil pero su modo de vida es similar al de una foca. Es buen nadador y torpe en tierra.», relata el conservador del Museo de Sóller.

Amonites del Cretácico en Mallorca.
Amonites del Cretácico en Mallorca.

«Ya en el Triásico superior encontramos fósiles más repartidos por Tramuntana. El clima seguía siendo tropical con un medio marino que progresivamente se iría haciendo más profundo hasta entrar en el Jurásico», añade. Por eso no hay dinosaurios en Mallorca. «Baleares estaba debajo del mar y no hay dinosaurios marinos. Los fósiles más conocidos son los amonites con cocha externa de espiral, parientes de los pulpos. Tenemos una variedad extraordinaria de diferentes formas y medidas y pueden verse en muchos pueblos, en lugares construidos con lo que llamamos piedra de Binissalem. La piedra de Binissalem es del Jurásico y contiene todos estos amonites. También se han encontrado dientes de cocodrilos marinos. Hay una gran riqueza de fósiles de este periodo en las Serras de Tramuntana y Llevant y en las zonas centrales.

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En el Cretácico Mallorca alcanza su máximo de profundidad. «Prácticamente no tenemos influencia continental y encontramos gran cantidad de amonites con diferentes formas: espiral abierta, helicoidal, con forma de bastón, de clip o una combinación de todos ellos. Es lo que llamamos amonites heteromorfos. Mallorca tiene un registro extraordinario», dice el experto. Algunos de los fósiles miden más de un metro y se encuentran por toda Mallorca. «Es el momento en el que se forman los valles entre las murallas y en pedreras como la de Lloseta se pulverizaban millones al día», lamenta Matamales.

A mitad del Cretácico (hace unos cien millones de años) Mallorca cambia de tendencia y empieza a subir. Esta etapa acabó hace 65 millones de años coincidiendo con lo que se conoce como la extinción de los dinosaurios grandes. «También se extinguen otros tipos de animales sin tanta importancia mediática pero que dominaron el planeta, como los reptiles voladores y marinos. Por desgracia en Mallorca no tenemos registro ni de ellos ni del momento de su extinción, registro que sí existe en la Península. Se cree que el territorio que hoy ocupa Baleares emerge y se erosiona y que por eso no queda grabado ese momento», relata el conservador del Museo de Sóller.

En la Serra des Gats se encuentran fósiles del Eoceno y Oligoceno.
En la Serra des Gats se encuentran fósiles del Eoceno y Oligoceno.

Para encontrar un nuevo registro hay que viajar millones de años hasta Eoceno. Es la época (hace 45 millones de años) de la que datan los grandes yacimientos de lignito que se explotaron desde los años sesenta hasta que cerró la última mina en Alaró a principios de los noventa. «Ya no tenemos condiciones marinas. Estos lignitos se formaron en el fondo de lagos de un territorio no insular aún conectado por tierra con la Península y el sur de Francia. Sabemos que el clima era tropical por los fósiles que se conservan de plantas que vivían al borde de los lagos como los cañizos», dice Matamalas. En esos lagos vivían cocodrilos de agua dulce y cierta medida y diferentes especies de tortugas acuáticas. «Lo que conocemos es lo que se ha podido recuperar de las escombreras de las minas. Vivían al borde de los lagos muchos mamíferos, poco estudiados pero muy interesantes. Son los antepasados de los caballos, los lirones y las ratas…», recuerda.

El clima se empieza a enfriar progresivamente y entramos en la siguiente edad: El Oligoceno (hace entre 37 millones y 23 millones de años). Ya no había grandes lagos. Se vuelven a establecer ríos aunque más modestos que en el Triàsico y por primera vez las Baleares se va aislando esporádicamente del continente. «Encontramos las primeras especies de mamíferos endémicos aunque los fósiles más importantes son de mamíferos no endémicos que eran antepasados de los hipopótamos. Tenían una forma similar aunque más esbelta. También observamos antepasados de los cerdos y de los ciervos. Entre los pequeños mamíferos están los topos, lirones, zarigüellas, musarañas, ratas y unos parientes lejanos de los erizos (ratas lunares). Están básicamente en la zona del Raiguer, Sineu y en Andratx», dice Rafel Matamales.

En el Mioceno (hace entre 23 millones de años y cinco millones de años) se forman las sierras de Mallorca e Ibiza y las Baleares ya surgen como Islas. En la parte inferior donde no había montañas se depositan restos y se fosilizan. En el Puig Major hay un yacimiento que representa una costa, un estuario, una playa y un fondo marino poco profundo, que entonces estaba a nivel del mar y ahora está ea cien metros de altura. En el Museo de Sóller pueden verse algunas plantas o palmeras correspondientes a este periodo. Las montañas se van haciendo altas y las cuencas profundas.

Al final de este periodo de formación de las montañas de Mallorca ya hay un aislamiento total del continente y encontramos los primeros ecosistemas constituidos solo por especies endémicas insulares. «Lo sabemos porque en las islas las especies grandes tienden a hacerse pequeñas y viceversa. En Santa Margalida se han encontrado rocas con tres lirones endémicos y una pika ( parientes de los conejos actuales). Son las cuatro especies de mamíferos del momento.», relata el biólogo especialista en Paleontología.

Coral fósil de los arrecifes del Mioceno.
Coral fósil de los arrecifes del Mioceno.

Paralelamente y posteriormente alrededor de todos los relieves se forman escudos de coral de muchísima entidad en lo que la gente conoce como el marés de Muro. Hay restos en Muro, Santa Margalida y en toda la Marina de Llevant y Llucmajor. «Los acantilados son grandes edificios de coral formados en ese momento en los que vivía una enorme cantidad de peces tropicales; destacan los tiburones y entre ellos el Megalodón cuyos dientes se encuentran en las canteras de marés», añade Matamales. Además de los grandes tiburones hay mamíferos como delfines, cachalotes y ballenas. También sirénicos, de los que en Sóller hay una reconstrucción parcial. Mirando las esquinas de las casas de marés es habitual encontrar sus huesos», dice el experto.

Hace unos seis millones de años las Baleares se vuelven a conectar con el continente del que habían estado aisladas y se piensa que entraron los antepasados del Myotragus y otra fauna conocida reciente. 2,5 millones de años después se abrió el estrecho de Gibraltar y el Mediterráneo se volvió a inundar. El contorno de Baleares es similar al actual con las mismas sierras aunque más altas. «Habríamos podido reconocer a las Baleares sin problemas y hay zonas que aún tienen fósiles marinos como ballenas, peces de medida muy grande, tiburones gigantes y tortugas marinas. En tierra firme en Mallorca vemos la evolución del Myotragus y los animales que entraron con él: tortugas, serpientes, ranas, sapos, dragones, lagartijas, conejos, hamsters, lirones, musarañas... Poco a poco la fauna va cambiando y se empobrece hasta llegar al final de esa época en la que solo quedaban el Myotragus, el Ferreret y la Sargentana», añade el investigador.

El Plioceno acabó hace 2,6 millones de años con el inicio de las conocidas glaciaciones. La musaraña gigante y el lirón careto gigante, son los únicos vertebrados terrestres no voladores de esa época en Mallorca.

Del Cuaternario (hace 128.000 años) podemos observar el yacimiento de Es Carnatge, lugar que se puede visitar de manera libre en Palma. «Veremos muchas especies que conocemos de las playas de hoy en día y otras que no, porque necesitaban una temperatura del mar más elevada, especies que ahora encontramos curiosamente en Senegal. Es interesante ver la playa fósil que está metro y medio por encima de la playa actual. Si con el cambio climático volvemos a alcanzar aquella temperatura sabemos a dónde irá el mar», reflexiona Matamales.