Robe Iniesta actúa este sábado 12 de octubre en Trui Son Fusteret.

TW
3

Es tarde. Me desplomo sobre el sofá y me pongo un episodio de Los Soprano. James Gandolfini se zampa un cannolo mientras observa jocoso a Silvio, su lugarteniente, imitando a Vito Corleone. He visto tantas veces la escena que no puedo evitar recitarla mentalmente. Suena el teléfono, es Robe Iniesta, me llama desde un número oculto. El cacereño es uno de esos artistas que no necesitan presentación. Su personalidad está alejada de cualquier modelo preconcebido, es todo carisma. Su rock peleón, pero con corazón, vive en la frontera entre el aliento y el desánimo; entre la épica y la zozobra. Con la voz rota, de carajillo cargado, responde con pausa y lucidez. El recinto de Trui Son Fusteret acogerá este sábado, a las 21.00, la presentación de su último elepé: Se nos lleva el aire.

Las letras de su último disco tienen mucha carnaza, son viscerales a la par que sensibles… ¿qué las inspiró?
Cosas que están en mi cabeza, cuando compongo no pienso que voy a hacer esto o lo otro, sale lo que sale.

¿Cómo supera los momentos de bloqueo a la hora de componer?
Trabajando. No todos los días que te pones con la guitarra salen cosas, lo importante es ser metódico y ponerte cada día, aunque no avances, porque va quedando un poso y de ahí vas avanzando.

Se nos lleva el aire suena a legado, ¿era esa su intención?
Bueno, un poco. No está mal recordar que el tiempo pasa y hay que vivir el presente.

Pese a que su guitarra desprende mucha energía no le cuesta caer en la melancolía… Springsteen afirmaba que en esa dicotomía reside el poder del rock...
Como te decía antes, no puedo decir: voy a hacer una canción marchosa o suave, sale lo que sale, hay que estar abierto a todo.

Tras vaciarse en la composición de un álbum, ¿necesita algún tipo de retiro?
El retiro lo necesito para componer. Cuando acabas un álbum te metes en otra historia, te apetece meterte en el estudio y probar las canciones con la banda.

¿Siente que el auge de nuevos estilos y la forma de consumir música han transformado su profesión?
Hoy ves a chavalitos que en una semana tienen más escuchas que tú en toda tu vida. Mucha música que se hace hoy es de usar y tirar, las canciones buenas son las que aguantan en el tiempo, y las de estos chavalitos duran unas semanas.

¿Siente que en la última década el mensaje del rock ha perdido calado?
En España el rock nunca ha sido música de mayorías. Lo que ha cambiado es que cada vez es más difícil que salgan buenas bandas, hoy los chavalitos se tiran por otros tipos de música.

¿Se puede escribir sobre sensaciones que no se han experimentado y hacerlas creíbles?
Sí, la imaginación es lo más valioso. No te tienen que pasar cosas para escribir sobre ellas, imaginarlo es a veces más interesante.

¿Cuál de sus canciones le hace sentir más vulnerable?
Ninguna, trato de protegerme contra esa vulnerabilidad, hay que evolucionar.

¿Ha cambiado la perspectiva con que mira su propio pasado?
No me entretengo en mirar al pasado, intento vivir el presente. En la vida todo es presente.

Con el paso del tiempo, ¿en la vida del artista hay más cordura o locura?
El paso del tiempo hace que vayas teniendo las cosas más claras, y que salgas al escenario y no te preguntes qué coño haces aquí.

Usted que es un arquitecto de la palabra, que juega con ellas y las manipula, dígame: ¿Cuál es su palabra favorita?
Me encantan las palabras, siempre tengo a mano el diccionario en el teléfono para saber los diferentes significados de las palabras, para saborearlas más.

¿Recuerda qué sintió al descubrir que su profesión no se correspondía con el mundo idílico que soñaba de joven?
Hay cosas que me gustan más y otras menos, pero creo que merece la pena pese a los momentos malos de viajar en furgoneta.

¿Le molesta que el público le reclame canciones de Extremoduro cuando gira en solitario?
No, son canciones que he hecho a lo largo de mi vida, pero está claro que a los músicos nos gusta tocar lo último que hemos hecho. Hay que buscar un equilibrio entre lo que quiere la gente y lo que tú quieres tocar. En ese sentido, en esta gira no hay dos conciertos iguales, siempre cambiamos el repertorio.

Tras cerrar el capítulo de Extremoduro, ¿se sintió liberado?
No me sentía atado, ahora me siento muy bien, estoy muy contento con la banda.

¿Por qué en España cuesta tanto defender la cultura?
Aquí hay tantas cosas a las que se le llama cultura... Imagina que a los toros los llaman cultura.