Sorolla, fotografiado en Pollença por Guillem Bestard Cànaves. | ARCHIVO

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Con motivo del centenario del fallecimiento de Joaquín Sorolla, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre dedica una colección de monedas conmemorativas al pintor español de mayor proyección internacional de su tiempo y una de las figuras capitales de la historia del arte español en su conjunto. Antonio Rojo, que regenta una magnífica tienda de antigüedades en la calle Ventura de la Vega (Madrid), cuenta que de pequeño iba al Rastro con su padre, y que se encontraban cuadros de Sorolla por treinta mil pesetas que ahora valen millones.

Sorolla fue pintor de caballete y paleta gruesa, de descomponer el paisaje para recomponerlo en su retina y desde ella enviarlo a la de los demás. Fue capaz de captar y fosilizar algo tan importante como la luz a cielo abierto. Encontró en Mallorca, como tantos otros artistas, uno de sus escenarios ideales. Son varios los papeles relativos a Mallorca que se guardan en el espléndido Museo Sorolla (Madrid). Destacan la correspondencia y sobre todo las fotografías que le hizo el pollencí Guillem Bestard Cànaves (1881-1969), uno de los mejores fotógrafos mallorquines que fue corresponsal del National Geographic y murió en Londres. Bestard fotografió a los grandes pintores que pasaron por Pollença y Cala Sant Vicenç, como Anglada Camarasa.

En el Archivo de Fotografía Antigua del Museo Sorolla se conservan varias fotografías realizadas por Bestard, del viaje que hizo, dos meses de 1919, el pintor valenciano con su mujer, Clotilde, su hija, Elena, y el doctor Sandoval a Pollença. De Mallorca fueron a Ibiza en el vapor ‘Jaime II’ y ya el 25 de septiembre de 1919 regresaron a Valencia. En Eivissa acompañó a la comitiva el arqueólogo Carlos Román, quien le regaló al artista valiosas antigüedades ebusitanas.

Paisaje

Desde 1917, Sorolla quería pasar una temporada en Mallorca y se fue asesorando sobre el mejor periodo para ir. De hecho pensó en poner algún paisaje mallorquín en sus famosa serie de cuadros de la Hispanic Society (Nueva York) que le encargó el multimillonario y mecenas Huntington pero finalmente no lo hizo. En 1915 escribió a Guillem Bestard porque quería comprar por 58 pesetas un traje de payés y otro de payesa para ambientar su posible cuadro mallorquín de la Hispanic Society, no los adquirió.

En 1921 (Sorolla moriría en 1923), Bestard y su mujer, Magdalena, escriben a Clotilde, esposa del maestro, para interesarse por la salud del artista que ya pasaba por momentos delicados, tuvo un ataque de hemiplejía en 1920. Otros mallorquines que tuvieron relación con el pintor fueron Antoni Maura y su hermano el grabador Bartolomé, el pintor Fausto Morell, Joan Sureda Bimet y su esposa la pintora Pilar Montaner… y varios artistas que estuvieron en Mallorca como Joaquín Mir que en 1907 le solicita a Sorolla que los cuadros de los paisajes mallorquines que acaba de mandar a la exposición de Bellas Artes en Madrid sean colocados según sus instrucciones o John Singer Sargent, que le indica que en 1908 se va a Mallorca.