Laura de la Isla en 'Bestia', proyecto que ha creado y que protagoniza. | Marc Sirisi

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No es ningún secreto que la pandemia hizo mella en la salud mental de muchas personas, tanto de jóvenes como adultos. La crisis sanitaria puso en tela de juicio las relaciones interpersonales y los cuidados, hacia los demás pero también hacia uno mismo. A Laura de la Isla, la pandemia la encontró viviendo sola en un pequeño piso en Madrid. El arte, que se convirtió en «una especie de sostén vital para la sociedad», fue la vía de escape de la intérprete. Entonces, el obligado encierro supuso el estímulo definitivo para lanzarse a escribir una obra de teatro: Bestia.

«Me empezaron a surgir inquietudes sobre salud mental y emocional, pues lo pasé bastante mal, con ataques de ansiedad y de pánico, y también veía cómo sufrían las personas de mi entorno, que acudían a mí en busca de ayuda. Me di cuenta de que todo el mundo estaba mal, con crisis y la sensación de estar perdido, o incluso había gente que ni sabía cómo se sentía o cómo podía pedir ayuda», recuerda De la Isla.

«El suicidio de Verónica Forqué, a quien había visto el día antes paseando por la calle y a quien tanto admiraba, fue uno de los detonantes para decir que ya era suficiente, que no tenemos nada que esconder ni por lo que sentir vergüenza. Nos necesitamos los unos a los otros más que nunca. Y, como actriz y artista, sentí que tenía la responsabilidad de hacer algo al respecto y compartir también mis miedos e inquietudes, de transformarlos a través del arte, para sanarme yo y también poner un granito de arena a este tema que es de gran urgencia que compartamos y entre todos por nuestro bien. Para mí es importante que se hable de la salud mental y emocional, tanto en la sociedad como en las artes».

Como en 2020 no se podía viajar, el C.IN.E de Sineu la acogió durante dos semanas para desarrollar Bestia, un monólogo teatral basado en El jardín de las delicias, de el Bosco. «Este tríptico maravilloso era una suerte de portal que me permitía hablar de la condición humana y verme cómo yo misma vivía todo aquello», señala. Así, De la Isla interpreta a tres personajes que pertenecen al pasado, presente y futuro: Cuernuda, Bestia y Futuria.

«Entre ambos existe un vínculo especial que son tres voces del cuadro y que pertenecen a diferentes momentos vitales», aclara. «Ninguna de estas voces es mala, porque las necesitamos a todas. Ha llegado el momento de quitar la manta que llevamos en la cabeza y mostrar a nuestra bestia por el bien de todos», apunta.

Experiencias

En este sentido, la creadora explica que Bestia es una propuesta «transmedia» cuyo proceso se nutre de experiencias de otros, pero inspirándose en las propias. De hecho, en redes sociales ha planteado algunas cuestiones sobre las relaciones y los cuidados que comparten en los perfiles @lauradelaisla y @bestiaproduxions. Asimismo, es un proyecto interdisciplinar, pues aúna expresión corporal con material audiovisual.

Hasta ahora, De la Isla ha creado y producido Bestia sola, pero ya hay quince mujeres que forman parte del equipo artístico y técnico, con Xènia Reguant como directora. Actualmente buscan productoras para el proyecto, que esperan estrenar a finales de año en Mallorca. En julio, realizarán una residencia en el C.IN.E de Sineu en un convenio con el Teatre Principal de Palma.