Josep Carreras. | Europa Press

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A sus 76 años, Josep Carreras prosigue una despedida tácita de los escenarios que convierte cada actuación en algo «extremadamente emotivo» y hace más apremiantes visitas o reuniones pendientes en España como la de los dos supervivientes de «los tres tenores», algo que a EFE señala como «una posibilidad». «Continúo teniendo una buena relación con Plácido Domingo», señala a EFE tras la actuación conjunta en Tokio que ambos ofrecieron el pasado mes de enero por el 20 aniversario de esa tríada mítica que, completada por Luciano Pavarotti, logró un éxito global sin precedentes y que la lírica trascendiera más allá de su público habitual.

Es también su escueta respuesta por escrito a una pregunta directa sobre las acusaciones de índole sexual que han recaído en su colega desde hace años (Carreras declaró en el pasado que «nunca» vio comportamientos incorrectos por su parte) y que se reavivaron recientemente por un reportaje del programa «Salvados» de La Sexta.

Este sábado se presenta en Cantabria en un espacio tan especial como la Explanada del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, con motivo del Año Lebaniego, un hito más para quien presume de haber cantado no solo en los mejores teatros del mundo, sino en lugares como Angkor Wat, la Plaza Roja de Moscú, la Ciudad Prohibida o las ruinas de la Biblioteca Nacional de Sarajevo.

«Y en Las Ramblas después del incendio del Liceu», apostilla con su adorada Barcelona siempre en la mente, la ciudad donde ratifica que querría ofrecer su última actuación, aunque siga sin ponerle fecha.

Eso sí, el repertorio que pudiera interpretar en ese hipotético último concierto no diferirá mucho del que ofrecerá mañana. «Cantaré como en este caso en Liébana las piezas musicales que más me gustan», indica.

En el monasterio cántabro, junto a la Orquesta Andrés Segovia dirigida por David Giménez, interpretará piezas emblemáticas de su carrera no necesariamente atadas a la lírica, entre «Dicitencello vuie» de Rodolfo Falvo, «The Man Of La Mancha» del musical del mismo nombre con música de Mitch Leigh o «Solamente una vez» de Agustín Lara.

En algunas de ellas le acompañará Sabina Puértolas, «una gran cantante, versátil, elegante y con una gran musicalidad», dice de ella. La soprano española, que como creyente vivirá «de una manera muy especial» este concierto, recoge el guante: «Cuando canto con él me siento muy arropada, es un gran músico y un magnífico compañero».

Ese mismo adjetivo, elegante, se lo han aplicado a Carreras muchas veces en su carrera: «Existe una manera de interpretar y cantar inherente a cada cantante y, en mi caso, yo lo que intento es transmitir mis emociones al público».

Para abarcar una trayectoria tan larga como la suya, de más de medio siglo de actividad, a los más jóvenes les recomienda no correr. «La voz es una palabra femenina y, por tanto, hay que cuidarla y mimarla extremadamente. Nunca hay que equivocar el repertorio y conocer tus limitaciones vocales», apunta.

Pero por muy exitosa que haya sido su carrera profesional, existe otra faceta quizás aún más importante en su vida desde que se recuperara de una leucemia y emprendiera una intensa labor filantrópica para potenciar la investigación médica y ayudar a otros en su sanación.

«He tenido el gran privilegio de que mi vocación ha sido mi profesión. He disfrutado enormemente de subir a los escenarios e interpretar óperas, zarzuelas, canciones napolitanas, música española… Sin embargo, no puedo olvidar que mi fundación es una de mis grandes prioridades que me ha dado enormes satisfacciones. Ayudar a salvar una vida es algo que no tiene precio, inigualable», remacha con satisfacción.