La bailaora María Pagés en una imagen promocional.

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Decir María Pagés es como decir danza. La bailaora sevillana, que recibió el Premio Princesa de Asturias a las Artes el pasado 2022 junto a Carmen Linares, se lanza de cabeza a los ritmos de influencia árabe y popular, llevados al son flamenco que la caracteriza, en su nuevo espectáculo, De Scheherezade, que recala esta noche a las 20.30 horas en el Auditòrium de Palma y que forma parte del ciclo Danza Aidotorium-Air Europa 2023.

Para la prpoia Pagés, volver al Auditòrium es casi como un regreso a casa. «Es un lugar que cree y apuesta por la danza, por lo que lo apreciamos, valoramos y queremos porque sabemos que es el lugar de la danza en Mallorca». Una labor de exhibición que Pagés agradece especialmente porque la danza, que es «nuestra vida», «no acaba de integrarse a nivel institucional y a nivel formativo», en opinión de la artista, haciendo especial hinacpié en el flamenco, «que es originaria de aquí».

Según su parecer, esto se «debe a muchos factores que se juntan», entre los que se halla el origen humilde del flamenco, «a diferencia del ballet, que nace en un palaio», ya que el flamenco «nace en las calles, en los pueblos, en las casas y en los espacios marginales». A pesar de este surgimiento popular, para Pagés también es «interesante que sea un arte que ha llegado a los mejores teatros del mundo», pero ante el que sigue percibiendo «una resistencia muy alta a nivel institucional», algo que lamento por ser «justamente una carta de amor a toda la cultura donde se une música, danza, escenografía, escritura, iluminación, etcétera».

De todo ello es un ejemplo perfecto De Scheherezade, la obra que presentan en Palma ella y su compañía y coescrita con El Arbi El Harti, uniendo de la mejor manera posible las raíces andaluzas y árabes. Se trata de un espectáculo con música en directo y 11 mujeres bailando que, a través de 12 coreografías, poesías árabes, y canciones originales de influencias orientales, se centra en «la figura de la mujer» y de la «palabra como el mejor instrumento que tenemos para el entendimiento y resolver los conflictos», de lo cual la propia Scheherezade es un paradigmático ejemplo por haber logrado «evitar que un asesino deje de asesinar».

Así pues, las coreografías de la obra recogen una diversidad femenina que recorre el relato y comparte con el públicous conocimientos, contradicciones, amores, desamores, fuerzas, fragilidades, inseguridades, insatisfacciones, soledades. Las referencias femeninas, de hecho, no se limitan a la propia Scheherezade, sino que se amplían y abarcan otros nombres tanto reales como mitológicos o literarios, desde Safo hasta la Bernarda de Federico García Lorca.