Rosa Vanrell, Manolo Coronado y Cristina Arcas, en la galería Gabriel Vanrell de Palma. | Teresa Ayuga

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«El arte es universal. Cristina no puede hablar, pero tiene una sensibilidad única y donde más la desarrolla es en su pintura». Lo afirma Manolo Coronado sobre Cristina Arcas, ambos protagonistas de la nueva exposición de la galería Gabriel Vanrell de Palma.

La inauguración se celebrará este jueves 16 de febrero, a las 20.00 horas, y también incluirá la presentacion del libro Érase una vez Coronado, a cargo de Miguel Soler, que repasa la trayectoria de Coronado desde que dijo adiós a la Isla en la que vivió 70 años. La muestra podrá visitarse hasta el próximo 20 de marzo.

«Gracias a ella [Cristina Arcas] hay música y constelaciones en mi obra ahora. He dejado lo figurativo para ir a las galaxias. Aunque no habla, tenemos muy buena comunicación. Tampoco tengo necesidad de hablar con ella, nos entendemos sin palabras. Todas las artes tienen precisamente esa característica», destaca Coronado.

Cósmico

En este arte cósmico Coronado ha encontrado la belleza. «La belleza está presente en toda la naturaleza. En ella nada es para siempre, pero nada muere. Creo en la reencarnación y en la naturaleza de verdad, no en esas modas que van y vienen. Me gustan las cosas sólidas», afirma.
Y, tanto su obra como la de Arcas, aunque muy diferente, transmiten paz y harmonía.

«Cuando su madre me enseñó la gran cantidad de dibujos que tenía me sorprendí mucho porque nunca se repetía. Ella vive en su mundo, piensa mucho y es muy inteligente. Además, tiene esa inteligencia nata y pura de los grandes pintores, como Miró y Mompó», subraya.

¿Y qué tiene en común el arte de Coronado y el de Arcas? Según el creador, «la bondad y la belleza».
«Llevo 70 años pintando y ella no es que empiece, es que va con ella. Cuando escucho a gente decir que la pintura ya está toda hecha me da mucha rabia porque no es así. Si yo hago una raya de esta manera, nadie más la ha hecho exactamente como yo. Velázquez, hoy en día, no pintaría de la misma manera que en su tiempo; tendría que inventarse una forma de hacerlo propia del siglo XXI», aclara.