Jaume Llabrés, responsable del Aula de Cine, posó en Palma para esta entrevista. Foto: Teresa Ayuga | Teresa Ayuga

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Con una periodicidad de una sesión cada tres semanas, abiertas a todos aquellos que quieran ir y con una temática amplísima que abarca todos los géneros, el Aula de Cine de Montesión llega a su mayoría de edad y cumple 18 años de historia. Es el cineforum más longevo de la Isla y su responsable, Jaume Llabrés, a sus 81 años, se muestra tan jovial y entusiasta del séptimo arte como siempre.

Llabrés (Palma, 1942) es, principalmente, un profesor. Toda su vida ha estado ligada al Colegio Montesión de Palma, donde comenzó a dar clases con apenas un cuarto de siglo cumplido. Así pues, entre algunos de sus pupilos se cuentan algunos ilustres alumnos como el recientemente desaparecido Agustí Villaronga, a quien recuerda «reservado», o Toni Aloy, entre otros. Y en las sesiones no puede evitar que esta faceta docente se filtre, para suerte de los presentes.

Fue precisamente la Asociación de Antiguos Alumnos del centro quien propuso montar el cineforum y, cómo no, pensaron en él como «entusiasta del cine que siempre he sido». De esto han pasado 18 años y, sin faltar a sus citas, cada tres semanas se reúnen religiosamente en la sala de actos del centro, «extraordinariamente grande», para en cada sesión presentar, proyectar y debatir una cinta que escoge el propio Llabrés y que, según cuenta, «es de calidad, pero accesible»

En este sentido, entre los meses de octubre a junio, puntualmente se reúnen para disfrutar simplemente del séptimo arte entre amigos y «rememorar estos tiempos» en los que ir al cine era casi una experiencia «religiosa». De hecho, Llabrés rememora con nostalgia cuando visitaba la casa de un familiar frente al cine Oriental y espiaba «a través de sus ventanas abiertas en verano y entre lo que veía, intuía y lo que imaginaba, me hacía la película».

Una vida de goce de la imagen en movimiento hasta el punto de que Llabrés llegó a realizar dos pequeños filmes. El primero de ellos, de unos 25 minutos de duración, que iba sobre unos sicarios que si entraban en contacto con su objetivo, no podían matarle, en cierto sentido inspirada en El código del hampa, título que precisamente ha protagonizado la última sesión del cineforum del 27 de enero. Su otra película, de 50 minutos, experimentaba con el color, y en ella se veían escenas rodadas en blanco y negro que, más tarde en la cinta, aparecían de nuevo rodadas en color.

En todas las sesiones, incluida la próxima, Llabrés no lee ni lleva nada escrito, sino que todo es fruto del momento y la espontaneidad. Hasta este punto se siente no solo en su salsa el profesor, sino que también se sigue sintiendo cómodo como el maestro de ceremonias de este cineforum y avanza que queda para rato. «Hay mucho por ver todavía, aunque no lo veremos todo». Eso sí, si hay algo primordial en estas jornadas, es el respeto: «Me gusta concentrarme cuando veo una película y me molesta que me desconcentren». Así que, por una vez, coman las palomitas antes de iniciar la película,