El intérprete isleño se mete en la piel de un ladrón en este título que consta de un plano secuencia de unos 30 minutos de duración.

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Mateu Bosch debe tener cara de malo. No lo parece a simple vista y, de hecho, a través de su tono de voz se desprende el carácter de una persona tranquila, pero por alguna razón encaja bien en los papeles de malo. Ya lo hizo en La Caza. Tramuntana, pero también le ha tocado en Chaval, el filme de Jaime Elías que el día 11 de febrero competirá por un Goya a Mejor Cortometraje de Ficción. En la cinta, Bosch es uno más de una pandilla de atracadores que intentan asaltar una joyería. «Rodarla fue una experiencia maravillosa», señala.

Afincado en Madrid desde hace 17 años, Bosch suma una lista de créditos con pequeños papeles repartidos en varias producciones como Cómo mandarlo todo a la mierda, una serie de HBOMax, o la cinta Hablar, del año 2015 dirigida por Joaquín Oristrell y que cuenta en su reparto con artistas como Raúl Arévalo, Juan Diego Botto, María Botto y Sergio Peris-Mencheta, entre otros. A ello le suma varias experiencias en el teatro y el cine independiente, cada cual un paso más en su carrera actoral.

Y en esa trayectoria apareció Chaval, el corto que está recibiendo muy buenas valoraciones y que es candidato al Goya. En él comparte metraje con Itzan Escamilla (el conocido Samuel de Élite) o EvaLlorach (ganadora de un Goya a Mejor Actriz Revelación por Quién te cantará). Juntos, a las órdenes de Elías, cuentan la historia en modo secuencia de un intento de atraco a una joyería. Como destaca Bosch, «gran parte del corto es el trayecto en furgoneta hasta la fábrica de joyas», por lo que el ambiente es el punto fuerte.

Asimismo, Bosch relata cómo se preparó para este papel: «Hablé con el director y me dijo lo que buscaba. Quería un tono muy realista. Al final, el primer día de rodaje aparecí con la cabeza rapada y con la ceja cortada y había salido de fiesta el día anterior porque el personaje llegaba de empalme al atraco». Dicho de otra manera, «fue método a muerte», asevera.

«Era la primera vez que hacía una experiencia así y lo disfruté una barbaridad. Hasta iba a hacer la compra metido en el personaje». Fue tal la implicación de Bosch y de todo el equipo que la película, una sola secuencia de unos 30 minutos, se rodó en «una sola toma». Ahora, el Goya aguarda, y aunque él no estará en la gala, sí confía en las opciones que Chaval tiene. «Estamos muy ilusionados y aunque el premio fue hacer el corto, el Goya sería abrirse a mundo», reconoce Bosch.

Proyectos

Ahora, con o sin el Goya, Bosch ya trabaja en nuevos proyectos y entre ellos se suman dos series, una para Netflix y otra para Televisión Española, además de una película que, si todo va bien, se rodaría en la Isla y sería «mi primer trabajo en Mallorca, por o que estoy con muchas ganas», reconoce.