Francesca Vadell, una de las protagonistas de la obra. | MARINA COLLADO

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La perla, cuenta la actriz y dramaturga Francesca Vadell, es un símbolo de «galmur», pero también de «mentira». «Estrellas como Sophia Loren venían a probarse los collares de perlas, hechos por unas manos de origen humilde que no podían adquirir uno. Las jornadas eran muy bestias, de 12 o 14 horas. Y, a la vez es una imagen falsa, una fantasía, porque son artificiales, las auténticas están en el mar. Finalmente, nos gustaba la imagen como turismo de masas, pues la industria surgió a raíz del boom turístico», aclara Vadell quien, junto a la compañía Les Pinyes –Marta Asamar García, Cèlia Castellano Algaba, Noèlia Fajardo Franch–, ha creado la pieza Perla. Tras su estreno en Manacor en octubre, la pieza podrá verse en el Teatre d’Artà este viernes y, el sábado, en el Auditori de Santa Margalida. Después llegará a la Península, concretamente a Viladecans, pues dos actrices del elenco son catalanas.

La obra, detalla Vadell, se basa en unas entrevistas realizadas a mujeres perleras, un oficio con mucha tradición en Manacor. «Mi abuela Jerònia me contó muchas anécdotas de esos años. Estas mujeres eran el sustento de la economía familiar, fueron de las primeras que no tenían que pedir permiso al marido e incluso cobraban más que ellos. Muchas trajeron a sus hermanas y a sus hijas y se entablaban amistades para toda la vida», destaca.

El oficio, recalca, se transmitía de forma oral, pues, como insistía mi abuela, «no había libros que te enseñaran a hacer una perla». «Era un oficio que aunaba artesanía, pues tenía una parte artística, y también de manipulación de productos tóxicos, muchos de los cuales hoy en día están prohibidos», puntualiza.

El montaje, avanza Vadell, arranca con la «construcción del pueblo, de la fábrica» y «después acabamos en la camilla, pues lo que nos queda de todo aquello es la parte oral, los recuerdos». «Ahora las fábricas no funcionan igual. Nuestras abuelas vivieron otro modelo empresarial, con los hoteles ha pasado lo mismo. En aquella época eran negocios familiares, ahora las sedes están en otras partes del mundo, como Hong Kong», concluye.