El grupo tributo The Policed, que tocará esta noche en Palma, durante uno de sus conciertos.

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Consagrados por New Musical Express como ‘la mejor banda de la historia de la New Wave’, The Police, el trío formado por Sting, Andy Summers y Stewart Copeland fue uno de los grandes embajadores del pop durante su corta singladura. En aquellos días triunfaban en las listas con hits como Every breath you take, Walking on the moon y De do do do, de da da da. Llegados de los Países Bajos, The Policed es una banda que recupera con sorpresiva fidelidad la puesta en escena y sonido de los británicos, les podremos ver este jueves gratis en la sala Es Gremi, a partir de las 21.00, en lo que será el mejor regalo de Reyes para los amantes de los éxitos atemporales de una de las mejores bandas surgidas del Reino Unido. Coincidiendo con su visita repasamos la ‘obra y milagros’ de The Police.

Aunque emergieron en tiempos dominados por el punk, su discurso siempre fue más amigable y heterogéneo que el de ese género empujado por la rabia y la protesta. El olfato de Sting para componer canciones con vocación de hit, la versatilidad de Summers para crear diferentes atmósferas con la guitarra y la capacidad polirrítmica de Copeland les transformaron en una banda clásica. The Police tuvo un carrera breve pero intensa, apenas cinco años en los que dejaron una marca indeleble en la historia.

Outlandos d’amour (1978) fue su disco de debut, en él dejan sentadas las bases del ‘sonido Police’, marcado por el buen hacer de tres músicos versátiles que facturaron un pop energético y sincopado sin atarse a los mandatos más convencionales del género. Reggae blanco y espíritu new wave expresados con un lenguaje propio, que se convertiría en punto de partida para decenas de bandas. Su LP de debut incluye clásicos como Can’t stand losing you, So lonely y Roxanne, un hit planetario que Sting concibió en el barrio rojo de París.

En su segundo LP, Regatta de Blanc (1979), The Police expande su sonido en múltiples direcciones, algo que deja claro el aire africano de la guitarra de Summers en ‘Bring on the night’, o el guiño ‘blusero’ a Bo Diddley en ‘Deatwish’. De este álbum cargado de humor ácido y ligereza me quedo con la guitarra sinuosa y repetitiva de ‘Message in a bottle’, tomada del ‘Don’t fear the reaper’ de Blue Oyster Cult, una banda de rock psicodélico a la que admiraban. En 1980, año de la publicación de ‘Zenyatta Mondata’, The Police ya eran un transatlántico de la industria musical. La expectativa en torno a este disco era alta, y el trío estuvo a la altura. Cambiaron el humor por los contenidos más sólidos de su carrera, lanzado proclamas políticas (Bombs away) y evocando el mito de Lolita, la obra maestra de Vladimir Nabokov, en Don’t stand so close to me.

Voluntad

Su siguiente paso discográfico, Ghost in the Machine (1981), vino acompañado de la voluntad de despegarse del white reggae. Promovido por Sting, este cambio de rumbo sonoro no dejó satisfecho al resto del grupo, sumando una nueva tensión interna a las que ya comenzaban a asomar. Synchronicity (1983) fue el inicio del fin de The Police. El álbum fue grabado en un ambiente enrarecido marcado por las ya insalvables diferencias creativas.

Con todo, el repertorio luce igual de consistente que de costumbre, llegando a cosechar excelentes críticas. Su resultado comercial fue incontestable, cerca de diez millones de copias vendidas solo en Estados Unidos, a caballo de éxitos como Every breath you take y Wrapped around your finger.