En el solar, a la vista, los cimientos del antiguo almacén portuario. | Tià Munar

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Un equipo científico dirigido por los arqueólogos Tià Munar y Miquel Àngel Sastre (integrado también por la arqueóloga Raquel Barceló) ha excavado los restos del primer edificio del barrio portuario de la ciudad romana de Pol·lèntia, situado en la esquina de las calles Coral de Mar y Mar i Estany de Alcúdia. La investigación se ha llevado a cabo con motivo de la construcción de un bloque de viviendas sobre los restos de época romana.

Aquellos que conozcan la zona posiblemente se sorprenderán al saber que el antiguo puerto de la ciudad romana está situado tierra adentro y no en la primera línea de mar. La explicación a esta ‘anomalía’ está en la existencia dos milenios atrás de una manga de tierra hoy extinguida que separaba el mar de una laguna interior en la bahía de Alcúdia. Se trataría de un espacio similar al puerto helenístico de Kition, en Chipre, que sirvió de puerto militar para la capital del reino Fenicio en el primer milenio después de Cristo.

Esa es la principal hipótesis resultante de un estudio geoarqueológico, en el que participaron especialistas de universidades de Francia. Estados Unidos y España en 2018. Llegaron a la conclusión a través del análisis de numerosos sedimentos e identificación de la microfauna. Varias catas realizadas sobre el terreno -en los solares sin urbanizar localizados entre la carretera de Artà (en las inmediaciones de la rotonda del caballo) y la calle Coral del Mar- habían puesto en 2008 a los expertos sobre esta pista. Las catas realizadas en la zona revelaban la presencia de posibles estructuras vinculadas al puerto romano. Eol Consell decidió entonces que todas las obras que se hicieran en el ámbito requerirían de un estricto control arqueológico. La primera excavación de uno de sus edificios puede ahora arrojar más luz sobre la barriada portuaria.

Los expertos trabajan en estos momentos en el estudio de los materiales extraídos (numerosos restos cerámicos, la mayoría de ánforas) que sitúan la construcción entre el siglo I a.C y el I d.C, en lo que se conoce popularmente como el cambio de era. «Ahora mismo estamos con el estudio de materiales que permitirá afinar en la funcionalidad de este edificio, aunque la principal hipótesis que manejamos es que se dedicaba al almacenaje de productos que llegaban al puerto de Pol·lèntia», dice Tià Munar.

En cuanto a los restos estructurales del edificio, estos han quedado debidamente documentados y cubiertos, ocultos a la vista bajo el nuevo bloque de viviendas. «No tenía sentido dejar los restos visibles. A nivel científico es un hecho de mucha importancia porque habla de cómo era el barrio portuario, pero no eran restos susceptibles de ser musealizados», dice el coodirector de la excavación.

«Este solar tiene su historia. En 2008 un antiguo promotor inició la construcción de un bloque de pisos y ya entonces se encontraron algunos restos. Se realizaron varias catas que revelaron lo que podría ser el antiguo puerto y Patrimoni estableció la prescripción de realizar controles arqueológicos sobre el terreno. Con la crisis del 2008 los trabajos de construcción en el solar quedaron paralizados. El terreno se vendió y el nuevo propietario recuperó el proyecto de construcción, con las prescripciones que ya se habían establecido para llevarlo a cabo. En enero de 2022 empezamos los trabajos de seguimiento arqueológico. Comunicamos al Consell el hallazgo de una estructura y Patrimoni pidió que se hiciera la excavación», relata Munar.

El arqueólogo explica que se trata de un edificio de planta rectangular de 10 metros de largo por 3,4 metros de ancho del que solo se conserva la cimentación. «Excavamos y delimitamos el edificio que parece que funcionó en el barrio portuario que estaría situado sobre una lengua de arena, entre el mar y una laguna o pequeña albufera interior navegable para pequeñas embarcaciones de calado en el cambio de era», dice.

El elevado nivel freático en la zona ha jugado esta vez a favor de la conservación de los restos del edificio romano. «El nivel freático explica el porqué de una cimentación tan potente como la que hemos encontrado, porque aislaba la construcción de la humedad. Por suerte esa misma humedad llevó al propietario actual a eliminar el aparcamiento que tenía previsto hacer bajo el bloque de pisos en una planta sótano. Por los niveles freáticos el promotor tuvo problemas para secar el solar y finalmente decidió no hacer el sótano. No se han afectado los restos y se ha priorizado la conservación in situ», dice Munar.

Munar agradece especialmente la «colaboración y sensibilidad» del promotor hacia la conservación y estudio de los restos. «Llegamos a plantear la posibilidad de cribar todos llos sendimentos del solar, cuando se tenía que hacer el sótano, porque se consideran fondos portuarios. Finalmente no ha sido necesario, dado que no se hace el aparcamiento y solo se ha excavado la zona del edificio», añade.