El músico de Londres lidera la voz y la guitarra del concierto de esta noche que tendrá lugar en el Teatre Xesc Forteza a partir de las 20.00 horas

TW
3

Su visita a la Isla ha sido inesperada, pero ya se encuentra como en casa. El nombre de Glen Matlock estará siempre vinculado a los Sex Pistols, banda de la cual fue el bajista original hasta que en 1977 se marchó y le sustituiría SidVicious. Los Pistols sacaron tan solo un disco(Never Mind the Bollocks, Here’s the SexPistols) y protagonizaron una innumerable cantidad de situaciones polémicas. Todo ello les dotó de unas cotas casi míticas y de leyenda. Mucho se dijo sobre la salida de Matlock de uno de los grupos referentes del movimiento punk que sigue, todavía hoy, envuelto en cierta aura de misterio. Lo tangible, sin duda, es que hoy a partir de las 20.00 horas, Matlock une su voz y guitarra a la batería de Clem Burke, fundador de Blondie, y al bajo de Sami Yaffa en el Teatre Xesc Forteza en un concierto en la Isla que forma parte del festival ContrastMallorca 2022.

¿Qué le introdujo en la música?

—Nací en los años 50, así que ya sabes. Era muy joven para el rock and roll, aunque los primeros discos que escuché fueron de Jerry Lee Lewis, Elvis Presley, etcétera. En la televisión había programas de música en directo y todo esto era fantástico. Además, la mayoría de canciones eran historias de tres minutos condensadas, y esto me metió la idea de querer escribir.

¿Qué música hizo posible que existieran los Sex Pistols?

—Toda esta que te digo. Al menos fue lo que yo traje. De todas formas, lo que hicimos fue en líneas generales una respuesta a toda la música que se hacía y odiábamos, como Génesis.

El punk nació como contestación, ¿se mantiene ese clima?

—En Inglaterra nació así, pero era diferente en otros lugares. Antes era todo más fácil porque ahora todo el mundo está haciendo de todo en todas partes. Antes si querías empezar algo, lo hacías y ya. Además, si querías formar parte de una banda tenías que estar físicamente, ensayar e interactuar con gente. Lo virtual ofrece soluciones, como juntarte cuando es imposible como durante la pandemia, o tener un estudio de grabación portátil, pero esa química que consigues al reunir gente en una sala es más que la suma de sus partes.

Se ha dicho mucho sobre su salida de la banda y en su autobiografía dice que estaba ‘hasta las narices’, ¿a qué se refiere?

—A John. Es decir, ahora cada uno intenta vivir su vida y si me llama, pues hablaríamos bien, pero nunca me pareció sincero.

¿Sincero sobre qué?

—Sobre todo. Si en una banda el cantante y el bajista no se llevan bien no es bueno. Además, nunca me sentí apoyado, pero bueno, tras marcharme solo hicieron unas pocas canciones más. En cualquier caso arreglamos nuestras diferencias y nos hemos reunido varias veces.

Tras su marcha le sustituyó Sid Vicious, ¿cómo era?

—Era un idiota antipático.Era amigo deJohn e iba a tocar con él una vez, pero no pudo porque siempre estaba metido en líos. Una vez lo vi tirado bebiendo en la calle cuando lanzó su botella y la reventó contra el suelo. Le levanté, le hice recogerla y tirarla a la basura. Era así.

¿Cómo explica que siga siendo un icono tan importante?

—Si la gente supiera lo que yo sé no lo sería.

¿Se ha perdido el mensaje crítico de ‘God save the Queen’?

—Queríamos ser críticos con el poder establecido y en Inglaterra había debate sobre la monarquía. Fue John quien escribió la canción, aunque ahora está más callado porque piensa que igual le ordenan caballero. Ese debate existe hoy en día todavía. No soy nada monárquico, pero admito que me gusta pensar que alguien está por encima de gente como Boris Johnson. ¿Te imaginas que hubiera sido presidente en lugar de primer ministro?


Tras tantos años y cambios en la industria,¿sigue siendo igual su acercamiento a la música?

—Sí, me siento igual. En mi nuevo álbum hay una canción titulada S.O.S., ¿sabes qué significa? Same old shit [la misma mierda de siempre] (risas). Bueno, hablando en serio, hago lo que hago y es la gente con la que tocas lo que afecta a lo que sale.


Lo punk estuvo asociado con la izquierda, pero ha ido virando a la derecha, ¿a qué se debe?

—No lo entiendo. Durante el Brexit hubo gente que decía que la derecha era la nueva izquierda, pero en el Reino Unido la prensa te hace creer que lo blanco es negro. Uno me animó a votar por el Brexit y le dije: ‘Eso me complicará el trabajo si quiero hacer tours’ y para que lo entendiera le pregunté qué pasaría cuando él fuera al extranjero. Su respuesta fue que no salía del país. Hay mucha gente así.