Los cocreadores y codirectores Diego Braguinsky y Jaime Pujol junto a la cantante Gisela. | Pere Bota

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Dos hermanos que heredan una empresa de corbatas que está más bien de capa caída. Él, interpretado por Naím Thomas, no está muy por la labor de hacerla funcionar. Ella, a quien da vida Gisela, la quiere «reflotar». Esta es la premisa de Es una lata el trabajar, la obra de teatro de comedia-musical que llega de los días 13 al 16 de octubre al Auditòrium de Palma con la firma de Diego Braguinsky y el mallorquín Jaime Pujol. El titulo de la obra es una clara referencia a Luis Aguilé, el reconocido compositor de origen argentino fallecido, precisamente, en un mes de octubre, pero del año 2009. Las corbatas, obviamente, no son un detalle azaroso.

La cantante y los dos creadores, que también dirigen, se dieron cita este jueves en el Auditòrium para presentar la obra. Allí, juntos y con muy buena sintonía entre todos, dieron algunos detalles de la producción. Pujol, además, se mostró muy alegre de estar en la Isla: «Me siento como el hijo pródigo porque, además, estrené mi primera obra en la Sala Mozart del Auditòrium», rememoró. Él mismo, de hecho, detalló que «es un musical que gira en torno a la figura de Luis Aguilé y, claro, sus emblemáticas corbatas». Por su parte, Braguinsky explicó que «si tuviera que definir la obra hablaría de la magia que se ha producido entre Jaime y yo escribiendo y la que hay entre Gisela y Naím». También matizó que si bien es un musical, «las canciones hacen avanzar la historia. No nos gusta que entren con calzador». La figura de Aguilé, de hecho, es importante y todas sus canciones conocidas salen, aunque «versionadas y hay otras originales de Víctor Lucas, un geniecillo y músico maravilloso».

Y aunque se tratara de un encargo que les llegó a los dos coescritores, ambos detallan que «nos planteamos un reto que era el de no limitarnos a un espectador específico», debido a que Aguilé está muy anclado a una época concreta, y el resultado es «una delicia», según dijo Pujol. Braguinsky, por su parte, matizó que «una vez que aceptamos el encargo la obra es nuestra y la motivación, pues, es absoluta». En cuanto a Gisela, que ha trabajado varias veces en musicales con Naím Thomas, a quien conoció en su paso por la primera edición de Operación Triunfo, señaló que también estaba «feliz de volver a Palma» y habló de Andrea, su personaje en la ficción, como una «chica tímida, pero inteligente y creativa» que, a lo largo de la historia, «hace un salto al vacío y salen a relucir los valores del empoderamiento femenino, empatía, poder y lucha, que son mensajes bonitos que sustentan el espíritu de la obra».

Humildad

Sobre la pareja que forma con Naím Thomas, destacó lo «fácil» que ha sido encontrar la «química» porque han trabajado juntos en ya cuatro musicales, algo que también destacó Braguinsky al hacer hincapié en que «es oro puro lo que nos ofrecen» y que «son dos artistas muy humildes y generosos a la hora de trabajar por todas las horas de carretera que llevan». Finalmente, Gisela también reivindicó que «no es un musical al uso porque es una historia de teatro con texto con canciones que ayudan a explicar la historia, lo que le da un carácter distinto» y en la que «hemos conectado con todo el público, porque es muy moderna y dinámica». Y, por último, no dejó de hacer un alegato en favor de «la imaginación y la fantasía, algo que se está perdiendo, y que en esta obra está presenta y permite que el público juegue con nosotros», indicó la artista.