La escritora Maria de la Pau Janer posa en su casa de Sa Indioteria. | P. Pellicer

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Con Tots els noms d’Helena (Columna Edicions en catalán y en castellano con Destino) Maria de la Pau Janer (Palma, 1966) rompe un silencio editorial de siete años. Y lo hace nada más y nada menos que con una relectura de la guerra de Troya desde un punto de vista feminista, mezclada con la historia del rodaje de una película en la Barcelona actual. Llegará a las librerías esta semana, el miércoles 7.

Hacía mucho que no publicaba. ¿Cómo ha sido la vuelta?
—Es un libro que tenía que salir hace un tiempo, pero hasta ahora no ha podido ser. Es verdad que antes publicaba con un cierto ritmo. En 2002 fui finalista del Premio Planeta con Las mujeres que hay en mí y dos años más tarde lo gané con Pasiones romanas. Pero cuando recibí el Planeta decidí que no quería presiones. Para mí, ganarlo marcó un antes y un después en muchos aspectos.

Es uno de esos premios que todo escritor sueña con ganar.
—La verdad es que yo ni lo había ni soñado. En toda mi primera etapa como escritora ni se me pasó por la cabeza. Es algo que simplemente llegó. Así que cuando lo gané pensé que me lo tenía que tomar con más calma, escribir lo que me apeteciera de verdad, hacer novelas más ambiciosas y largas y dedicarle más tiempo a trabajarlas, a investigar y a documentarme en el tema en cuestión. Eso no quiere decir que antes no lo hiciera, pero creo que las dos novelas que escribí después del Planeta, Cartes que sempre he esperat y Quan siguis lliure necesitaban una especial documentación y me lo tomé con más tranquilidad. También coincidió con algo muy importante: el nacimiento de mi hija en 2006.

Dice que quería escribir novelas más ambiciosas. Tots els noms d’Helena, al revisitar la mismísima Ilíada, puede calificarse de ser bastante ambiciosa.
—La novela combina dos historias. Por un lado está la actual, protagonizada por un grupo de actores y un director promesa del cine, que están rodando una película sobre Helena de Troya para dar su versión del mito. La novela juega con estos intérpretes y todo lo que les sucederá durante el rodaje. Y como los actores lo viven con tanta intensidad llega un punto en el que se obsesionan tanto que la historia de Helena de Troya les influencia mucho y sucede una serie de acontecimientos. Es, por tanto, la aventura de este grupo y, a la vez, una reconstrucción totalmente personal de la historia de Helena de Troya.

Recalca que la guerra de Troya no la causó la mujer más bella del mundo, sino la ambición de unos reyes dispuestos a sacrificar a su propio pueblo.
—Intento dejarlo muy claro. Que la belleza pueda desatar una guerra queda precioso como leyenda, pero no es así, es una excusa preciosa literariamente.

Es además una relectura en clave feminista.
—Sí, creo que todas mis novelas suelen tener esa reivindicación de las mujeres, aunque también tienen a grandes protagonistas masculinos. Las mujeres y su mirada del mundo son claves para mí. Y es algo que se ha ido acentuando con el tiempo. En el fondo siempre hay historias de complicidad entre las mujeres, siempre se ayudan entre ellas. Creo que es una novela que trata muchos temas y es difícil de etiquetar. No es una historia de amor, aunque hay mucho amor, tampoco es una historia de guerra ni de aventuras, a pesar de que todos esos ingredientes forman parte de ella.

¿En qué momento se le ocurrió inspirarse en Helena de Troya para escribir una novela?
—La verdad es que me cuesta bastante encontrar unas ideas, aunque siempre he sentido admiración por algunos personajes femeninos de la mitología. De hecho, en Quan siguis lliure está muy presente Sherezade, de Las mil y una noches, otro personaje femenino muy potente porque salva su vida a través de las palabras. En el caso de Helena, tiene una magia brutal porque era la hija de un dios y de una humana; es decir, está dividida entre dos mundos. Está eternamente dividida, también entre dos familias, dos pueblos y dos amores.

¿Cómo fue traer la guerra de Troya a la actualidad?
—Quería hacerla más cercana y humanizar a los personajes de la leyenda y me pareció que la mejor manera de hacerlo era a través de actores que tienen que hacerse suyo el papel. Además me gusta mucho el cine y el teatro, mundos que me parecen muy atractivos y muy vinculados a la literatura y a la novela.

Al fin y al cabo, una escritora también es una intérprete, una actriz. ¿A qué personaje cree que se parece más usted?
—He sido Helena, Chiara, Menelau, Casandra, Eva, Ferran, Adrià... En todos ellos está Maria de la Pau Janer, no diré en qué proporción. Los que me conozcan lo sabrán y me reconocerán en ellos.